Los obispos de EE UU se reúnen para dar una solución a los escándalos sexuales
El presidente de la Conferencia Episcopal expresa sus disculpas a las víctimas de los abusos en el discurso inaugural
La Conferencia Episcopal de EEUU ha iniciado hoy una reunión "histórica" en Dallas (Texas), marcada por las presiones de un gran sector de católicos que exige medidas tajantes para resolver el escándalo de abusos sexuales que azota a la Iglesia en este país.
Con un discurso en el que ha expresado reiteradas disculpas a las víctimas y a sus familiares en nombre de los obispos, el presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de EEUU, Wilton Gregory, se ha encargado de la apertura de la conferencia en Dallas (Texas). "En mi nombre y en el de los obispos, expreso mis más profundas disculpas a quienes han sufrido abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia", ha reiterado varias veces el obispo Gregory.
Por primera vez, el obispo ha antepuesto la perspectiva Católica a la legal, a la hora de admitir la culpabilidad de los líderes religiosos, y señala que esta crisis, que azota a la inmensa mayoría de las archidiócesis estadounidenses, "quizá es la más grave a la que hemos hecho frente". Gregory ha admitido que en esta crisis está en juego la "pérdida de confianza" de los fieles en la institución por culpa de "nuestros errores".
El discurso del obispo puede indicar que los líderes religiosos estadounidenses se encuentran más cerca de la adopción de la política de "cero tolerancia" que piden las víctimas y que sería de obligado cumplimiento para todas las diócesis del país. Esta política requeriría que cualquier sacerdote que haya tenido comportamientos impropios con menores sea expulsado de la jerarquía.
Una sola ocasión
El punto más controvertido de la reunión será decidir qué hacer con aquellos que abusaron de un menor en una sola ocasión y que, desde entonces, han continuando ejerciendo su ministerio sin que se hayan conocido nuevos problemas.
La propuesta que se debatirá, elaborada la semana pasada por una comisión especial, permitirá a estos curas continuar en la Iglesia si un grupo formado por laicos da el visto bueno al tiempo que se informa a los parroquianos afectados sobre los actos realizados en el pasado por el sacerdote.
Con cuatro obispos retirados a causa del escándalo, cerca de 250 sacerdotes expulsados, 300 demandas legales en curso contra la Iglesia desde el pasado enero y 850 sacerdotes acusados de conducta impropia con menores desde 1960, la presión sobre la Iglesia para que evite que los abusos se repitan es enorme.
Dos nuevos escándalos
La presión para imponer una política de tolerancia cero ante los comportamientos sexuales impropios crece con la retirada, en vísperas de que se produzca este encuentro, de otros dos prominentes líderes religiosos.
La archidiócesis de Nueva York anunció ayer el cese de James McCarthy, quien admitió haber mantenido relaciones sexuales con mujeres durante varios años. Al mismo tiempo, el obispo de Lexington (Kentucky), Kendrick Williams, de 65 años, acusado de haber abusado de tres muchachos de entre 12 y 18 años, informó de que el Papa Juan Pablo II ha aceptado su dimisión.
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