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ECOLOGÍA

Crece la oposición al plan japonés para abrir la puerta a la caza de ballenas

Incluso Tokio asume que su propuesta para que se permitan las capturas con fines comerciales fracasará, lo que dejaría intacta la moratoria vigente desde 1986

Los países opuestos a la caza comercial de ballenas han criticado hoy, en el seno de la 54 Asamblea General de la Comisión Ballenera Internacional (CBI), los proyectos que impulsa Japón en el Pacífico Norte, donde esta nación quiere ampliar sus capturas con cien cetáceos más, la mitad de una especie protegida.

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México, que encabeza un grupo de 19 gobiernos contrarios a esa iniciativa, ha cuestionado la validez de los programas científicos japoneses y ha lamentado que, por lo común, se realicen de manera unilateral. "Consideramos que son defectuosos, no tienen la sanción del comité científico. Algunos van más allá de la propia investigación", ha denunciado Andrés Rozental, comisario de México en la asamblea general.

El comisario reconoció que esta asamblea, que comenzó en Shimonoseki el lunes y terminará el próximo viernes, llega con pocos progresos y se desarrolla en un ambiente de fuerte visceralidad y enfrentamiento entre los países a favor del levantamiento de la moratoria de 16 años que impide la caza de ballenas, con Japón a la cabeza, y los llamados conservacionistas, entre los que destacan Australia, Nueva Zelanda y Estados Unidos.

La tercera jornada de debates tenía dos asuntos en la agenda que aún no han finalizado: las capturas de las comunidades balleneras aborígenes y el plan japonés de fijar cupos de caza que no amenacen la existencia de las especies, también conocido como Esquema de Gestión Revisado (RMS).

Japón ha atacado a EE UU, al que ha acusado de tener una doble vara de medir ya que ayer se opuso a las capturas de cetáceos pedidas por Japón para cuatro comunidades costeras, al tiempo que hoy pide una cuota de 60 ballenas para los indios Makha. EE UU ha rebatido a Japón con el argumento de que en su programa no tiene fines comerciales, por lo que Washington no lo considera incongruente con su posición conservacionista.

Las discusiones sobre este asunto han retrasado el debate sobre el otro tema que apunta a Japón y que es uno de los puntos más polémicos sobre el que tampoco hay acuerdo entre los científicos. Incluso Japón cree a estas alturas que su propuesta de pedir que se permitan las capturas con fines comerciales fracasará, lo que dejaría intacta la moratoria vigente desde 1986.

Milko Schvartzman, portavoz de Greenpeace, ha indicado que la moratoria garantiza un nivel de protección "porque no hay posibilidad de regular" la caza de ballenas. Según el portavoz ecologista, actualmente sólo existe 10% de las especies de ballenas que había hace un siglo, un demérito ocasionado por la pesca comercial que esquilmó los recursos marinos en los años sesenta y setenta.

Además, cree que un levantamiento de las medidas que protegen a las ballenas conduciría a errores irreversibles que se traducirían en la extinción de nuevas especies como la ballena gris del océano Pacífico occidental.

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