El hallazgo de dos oseznos confirma la recuperación del oso pardo
Han sido encontrados en la zona comprendida entre Asturias, León y Lugo
El reciente hallazgo de una nueva hembra de oso pardo con dos oseznos nacidos en 2000 permite confirmar que, en el área comprendida entre Asturias, León y Lugo, ha comenzado la recuperación de esta especie en peligro de extinción, de la que sólo sobreviven 85 ejemplares en las comunidades cantábricas.
El coordinador de la estrategia nacional para la conservación de los plantígrados y presidente de la Fundación Oso Pardo (FOP), Guillermo Palomero, reveló a EFE que el rastreo de huellas y los avistamientos por parte de expertos han descubierto la presencia de esta nueva hembra con dos oseznos, que eleva de 14 a 16 el número de crías nacidas el pasado año en dicha zona.
Explicó que este dato constituye un "récord" porque se trata de la mejor cifra reproductiva desde que, en 1986, comenzaron a efectuarse censos de natalidad en las comunidades de Asturias, Castilla y León, Galicia y Cantabria.
Además, consolida una tendencia creciente apoyada en las ocho hembras reproductoras en 1999, una cifra muy superior a las seis anuales de media registradas entre mediados de la década de 1980 y 1990.
El aumento a nueve de las hembras en periodo reproductor en 2000 en un núcleo poblacional que habitan alrededor de 60 plantígrados también supone un hecho "excepcional", según Palomero, puesto que la osa cantábrica suele dar una media de dos crías cada dos o tres años.
Hembras reproductoras
El coordinador de la estrategia nacional para la conservación del oso pardo cantábrico incidió en que las hembras en edad de reproducción son el "segmento esencial" de una población amenazada, y en ellas "están depositadas todas las esperanzas" para la supervivencia de la especie.
Evitar la pérdida de hembras es uno de los principales objetivos del Plan de Recuperación del Oso Pardo desde 1990, que prevé una mayor vigilancia sobre los furtivos, el endurecimiento de sanciones y la restauración de algunos montes protegidos, como el Parque Natural asturiano de Muniellos, declarado Reserva Mundial de la Biosfera por la UNESCO.
Por el contrario, un solo nacimiento en 2000 en el otro grupo poblacional de osos cantábricos, que se halla entre Riaño (León) y las zonas colindantes del Principado, Palencia y Cantabria, provoca que la cifra de entre 23 y 25 ejemplares sea "insuficiente" para conseguir ni tan siquiera el relevo generacional en este núcleo oriental.
Estos datos son resultado del seguimiento coordinado por el Ministerio de Medio Ambiente con las comunidades del Principado, Castilla y León, Cantabria y Galicia, así como con la Fundación Oso de Asturias (FOA), FOP y la conservacionista FAPAS.
Los mayores peligros de la población que habita en los 2.400 kilómetros cuadrados entre las provincias de León, Lugo y, sobre todo, Asturias se encuentra en los incendios que se suceden cada verano, en la colocación de lazos furtivos para jabalíes, de los que también son víctimas los osos, y la escasez de alimento.
Por el contrario, en el grupo oriental el mayor enemigo es la proporción de tres machos por cada hembra, y a esto hay que unir los problemas de consanguineidad que conlleva un círculo tan reducido de individuos.
Las dos poblaciones cantábricas, que suman unos 85 ejemplares, están separadas entre sí por unas decenas de kilómetros y, aunque eventualmente hay individuos en solitario que se desplazan de un lado a otro, ambas están aisladas desde el punto de vista genético, y por consiguiente no hay un intercambio que renueve y mejore la reproducción.
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