Una enferma terminal gana su primer batalla judicial para que su marido le ayude a suicidarse
La mujer argumenta que su calidad de vida es nula y considera que impedirle el suicidio supone condenarla a una vida totalmente inhumana
Un tribunal británico le ha concedido hoy permiso para apelar contra la reciente decisión del director de la Fiscalía Pública, David Calvert-Smith, quien, a partir de la Ley de Suicidio de 1961, ha recalcado que no puede garantizar que su marido, Brian Pretty, no sea procesado si ayuda a su esposa a morir.
Pretty, madre de dos hijos, argumenta que su calidad de vida es nula y considera que la decisión de Calvert-Smith supone condenarla a una vida totalmente inhumana.
Respaldada por la Sociedad de la Eutanasia Voluntaria y el grupo pro derechos humanos Libertad, Pretty sostiene que su situación y la postura de Calvert-Smith contravienen la Convención Europea de Derechos Humanos.
El juez Stephen Silber, quien ha concedido hoy el permiso para recurrir, calificó el caso de "trágico".
"He tenido el beneficio de, no sólo escuchar los argumentos orales, sino los escritos. Después de considerar los argumentos, he llegado a la conclusión de que se debe facilitar el permiso solicitado" para apelar, ha subrayado el juez.
El abogado de la enferma, Philip Havers, ha dicho hoy que el estado de salud de su cliente se "ha deteriorado rápidamente desde el año pasado, cuando quedó postrada en una silla de ruedas. Está ansiosa por evitar el estrés y la indignidad que tendrá que afrontar si se permite que la enfermedad siga su curso".
Los hijos de Diane y Brian Pretty, Clara, de 24 años, y Brian, de 22, apoyan la decisión de su madre, dado que la enferma sufre y no puede físicamente quitarse la vida por sí misma.
Pretty, a quien se le diagnosticó la enfermedad hace dos años, llegó a escribir el pasado junio una carta al primer ministro británico, Tony Blair, en la que le insta a modificar la legislación para permitir la eutanasia.
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