De vender su ropa en una mudanza a ser dueña de una ‘unicornio’: así se retiró antes de los 40 la fundadora de Vinted
La compañía de compra y venta de moda, que en España utilizan más de cinco millones de personas, surgió como una idea improvisada de dos amigos durante una fiesta.
Solo en España, cinco millones y medio de personas usan Vinted. Para contextualizarlo, basta decir que plataformas como TikTok acaban de superar los 15 millones. Pese a llegar aquí hace apenas tres años (después de la compra de Chicfy, su competidor), este es uno de los principales mercados de los 16 en los que opera la app de reventa de ropa y complementos, y eso que, a diferencia de otros países, como Alemania o el Reino Unido, en España ha costado mucho más asimilar la cultura de la segunda mano. ¿Qué tiene Vinted que no tengan otras empresas similares? “No tiene comisiones para los vendedores: siempre se quedan con el 100% de lo que ganan. Los compradores se benefician de opciones de pago y envío seguras e integradas a través de la protección al comprador (5% del precio del artículo más una tarifa fija de 0,70 €) y el mercado de Vinted está diseñado para artículos de moda y estilo de vida. No abruma a los usuarios con una oferta infinita”, apunta su fundadora, Milda Mitkute.
Esta joven lituana nunca pensó que una idea casual y no demasiado ambiciosa acabaría convertida, 14 años después, en la primera y única empresa unicornio de su país, es decir, la única que supera los 1.000 millones de dólares de valor de negocio (de hecho, las últimas tasaciones cifran su volumen en 4.500 millones). “Tuve la idea cuando me mudé de mi antigua casa a Vilnius y me di cuenta de que tenía demasiada ropa, pensé en empezar a venderla. En ese momento, conocí a mi amigo Justas [Janauskas, cofundador de Vinted] en una fiesta en casa, y compartí la idea con él: empezamos a probar varias opciones de una plataforma que diera a nuestros familiares y amigos la oportunidad de vender e intercambiar ropa. Para mí y para Justas incluso el éxito en nuestro país era impensable. Vinted era un hobby”, explica. Durante los primeros tres años siguió siendo algo pequeño. Milda probaba suerte como gestora en temas de música y la página web en la que intercambiaba prendas con una comunidad cada vez mayor iba creciendo. De repente, llamaron a la puerta un par de inversores tecnológicos y lanzaron el proyecto en Alemania: “Todavía éramos dos estudiantes que gestionaban una start-up. Eso sí, fue entonces cuando nos dimos cuenta de que el mercado de segunda mano tenía un futuro real”.
El punto de inflexión lo marcó su paso a aplicación móvil en 2012, creada por el estudio lituano Lemon Labs y merecedora de casos de estudio en distintas universidades y consultoras. El primer día tras su lanzamiento, Vinted creció un 30%. La clave estaba en la accesibilidad: les llevó más de un año crear una interfaz en la que los mensajes se podían traducir en todos los idiomas, en el que la búsqueda estuviera personalizada por infinitas categorías y en el que la compra se pudiera realizar pulsando un solo botón. En un año, se la habían descargado dos millones de personas. Pero en 2016, cuando el hobby se estaba convirtiendo un gigante, Milda decidió retirarse y dejarle las gestiones a su amigo Justas y a uno de sus compañeros, Thomas Plantenga. Puede que su historia tenga serias similitudes con la de muchas start-ups millonarias que empezaron como un juego tonto, pero en su evolución, Milda no quiso repetir el relato de la girlboss que vive por y para demostrar que las mujeres pueden presidir imperios: “El éxito no llegó de la noche a la mañana, y tuvo su lado oscuro. Se necesita mucho esfuerzo y aporte emocional. A veces, todavía tengo la sensación de haber pasado de cero a héroe”, relata. Cuando lo logró, se retiró al campo a formar una familia, aunque continúa como accionista (y tiene cuenta propia en la app). No cree, sin embargo, que el hecho de ser mujer tenga que ver con los retos a los que se tuvo que enfrentar como empresaria: “Hoy en día, sinceramente, todavía estoy un poco sorprendida por semejante éxito y el haber crecido de la nada, pero no creo que el hecho de ser mujer haya marcado la diferencia en cómo me siento al ser una persona joven en un negocio de éxito. Cuando fundamos Vinted éramos una pandilla de jóvenes superapasionados y el género no jugaba un gran papel”.
En los últimos cinco años, Vinted ha seguido creciendo: han desembarcado en Norteamérica, Italia o España, abierto sedes europeas, ampliado la categoría de productos y la plantilla, que ya supera los 1200 empleados. Desde la compañía reconocen que la pandemia ha sido otro punto de inflexión a su favor: “Notamos un aumento de los artículos puestos a la venta en todas nuestras plataformas en Europa, como consecuencia de que la gente pasaba más tiempo en casa y tenía más oportunidades de despejar su armario. También vimos un aumento de nuevos miembros, ya que más personas estaban dispuestas a dar una segunda vida a su ropa, y los miembros existentes aumentaron la frecuencia de sus transacciones. La pandemia parece haber acelerado una tendencia que ya estábamos experimentando. El sector de la moda de segunda mano lleva muchos años creciendo rápidamente, y confiamos en que sea una tendencia a largo plazo”.
A Milda la experiencia de Vinted le sirvió para interesarse por la sostenibilidad y el medio ambiente: “Los temas sociales, el cambio climático, la inteligencia artificial y la educación, cómo será el mundo dentro de 20 años, cuando mis hijos crezcan. He empezado a estudiar de nuevo explorando temas que me importan, como la conexión entre cambio climático y sociedad. Siento que tengo muchos deberes que hacer para ver hacia dónde dirigirme. Estoy leyendo muchos libros y trabajando en proyectos relacionados con estos temas”. Tras un parón para reevaluar sus logros y alcanzar otros en lo personal, piensa volver a la carga: “En 10 años me veo mucho más metida en los negocios y en la vida social. Después de una maternidad tan activa me gustaría centrarme más en iniciativas globales sobre cómo mejorar nuestro mundo”.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.