Vientres de alquiler: tendencia al alza
Una gestante de alquiler puede cobrar entre los 7.000 y los 8.000 dólares en la India y un 25% extra si son mellizos o gemelos.
Lo hago para asegurar un futuro a mi hijo». Al otro lado del teléfono habla Ansa Premod, enfermera desde hace 17 años de la doctora Nyana Patel, quien dirige la clínica Kaival en Anand (India). Ansa tiene 40 años y un hijo de 18. A los 35 decidió prestarse como madre de alquiler para una familia europea. Tuvo gemelos. Los gestó durante ocho meses en su vientre, los cuidó durante seis semanas más, les dio el pecho, y después los entregó. «Me dio un poco de pena», confiesa. Pero conocía las reglas desde el principio, por eso, procuró no apegarse demasiado. Además, «es bueno ayudar a alguien a ser feliz». A los tres años volvió a ser gestante. Esta vez nació solo un bebé al que cuidó durante otras cinco semanas. El control médico es exhaustivo. Las mujeres descansan en una residencia, acompañadas de sus familias, con la alimentación controlada y revisiones médicas periódicas. «Ahora mismo tenemos 70 mujeres embarazadas», informa Patel.
Una gestante de alquiler puede cobrar entre los. 7.000 y los 8.000 dólares en la India y un 25% extra si son mellizos o gemelos. Con esos dos servicios, Ansa ya había ganado un buen pellizco para asegurar la comodidad de su familia. A eso hay que sumar su sueldo de enfermera. La clínica Kaival es pionera en el tratamiento de maternidad subrogada en la India y una de las más reconocidas del país. Patel es ginecóloga en este centro que fundó su padre. En 2004, la peculiar historia de una amiga hizo que comenzaran a trabajar con vientres de alquiler. «Ella se había ido a vivir a Inglaterra y allí trató de quedarse embarazada por inseminación artificial, pero ningún tratamiento funcionaba. Tenía un problema de implantación. La única solución era que otra mujer llevara su bebé. Su madre, que por entonces era muy joven, se ofreció. Buscamos algún sitio en la India donde se pudiera hacer; pero no había, así que decidimos abrirlo nosotros». Desde entonces, Patel ha despachado 606 bebés, de los cuales solo tres son de padres españoles.
«La legislación española no es muy clara», argumenta. El artículo 10 de la Ley de Reproducción Asistida declara nulo cualquier contrato por el que se convenga la gestación y establece que el parto será el que determine la filiación del bebé, aunque deja la puerta abierta a la reclamación de paternidad por parte del padre biológico. Aquí es donde la instrucción del 5 de octubre de 2010, que permite inscribir en el Registro Civil a aquellos bebés nacidos de una gestante de alquiler en el extranjero, toma protagonismo. Esta instrucción otorga la posibilidad de ser padre a todo el que tenga 20.000 euros para pagar el tratamiento en la India o 200.000 para hacerlo en Estados Unidos. Para el abogado de familia Joan Cerdà se trata de una legalización de facto insostenible: «Es una contradicción legal tremenda. El único agujero legal que queda para conseguir la paternidad o la maternidad por sustitución es el de una relación extramatrimonial de la que nazca un hijo que luego sea adoptado por la pareja».
La desigualdad que se deriva de esta contradicción en la ley española es la que ha motivado la recogida de firmas a través de Change.org para solicitar al Congreso de los Diputados que se legalice en España la maternidad subrogada por Iniciativa Popular. Su aprobación salvaría una nueva traba. La India acaba de aprobar una norma, que entra en vigor este mes y que prohíbe la subrogación a solteros y heterosexuales casados hace menos de dos años, una vía para evitar que parejas homosexuales accedan a la paternidad en su país.
¿Cuál será el próximo destino para estas parejas si no se aprueba la subrogación en España? La antropóloga Diana Marre, profesora de la Universidad Autónoma de Barcelona y coordinadora del Grupo de Investigación AFIN (Adopciones, Familias, Infancias) prevé que el flujo del turismo gestacional se derive a países latinoamericanos, como Argentina, que ya ha aprobado la subrogación. «Aunque el billete de avión es más caro», reconoce. Hay otros mercados alternativos. Rusia ya ofrece este servicio a través de agencias como Surrogacy Med, que ofrece precios competitivos con respecto a Estados Unidos (36.000 euros), garantiza la pulcritud de las gestiones burocráticas y legales y asegura que, a diferencia de otros países que brindan este mismo servicio, no tienen lista de espera para acceder a una gestante. Por su parte, Ucrania es la meca de la maternidad subrogada entre italianos. «Se trata de destinos que ya tienen una infraestructura creada en torno a las adopciones y que ahora incluyen el vientre de alquiler como una opción más de negocio», comenta Marre. ¿Es lucrativo? «Yo no diría que se mueven cantidades locas de dinero», asegura Anna Pankina, portavoz de Surrogacy Med: «En el año 2010, poco más de 300 niños nacieron por este método en Estados Unidos, así que no me atrevería a decir que es un proceso muy extendido».
Parejas gais aparte, los casos en los que se indicaría la maternidad subrogada, según explica Berta Martí Cabrejas, experta en reproducción asistida de la Fundación Alcorcón, se limitan a cuatro problemas: «La ausencia o malformación del útero, que haya fracasos de implantación del cigoto o que se haya desarrollado una enfermedad sistémica que contraindique el embarazo (algo que se da cada vez menos)».
Común o no, la maternidad subrogada ha sido ya la salida para decenas de parejas que querían hijos con su propio material genético o para las que la adopción, cada vez más compleja, supone un trámite demasiado largo.
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