«Quiero celebrar todo lo que me está pasando con mis amigos»: entrevistamos a Victoria Beckham tras su desfile más aplaudido
Hablamos con la diseñadora en el ‘backstage’ después de presentar una colección en la que confirma que la sencillez es su arma para dominar el negocio de la moda.
«Fácil». Victoria Beckham repite esta palabra varias veces para hablar de su colección. «Quería hacer prendas fáciles; de llevar, de combinar, de vestir…». La comodidad, dice, es muy favorecedora. Pero esta sencillez de la que habla viene precedida por un proceso creativo muy complejo. Esa es, precisamente, la clave del éxito de Beckham, lo que le ha permitido desembarazarse de su pasado como celebridad mediática y hacer que el mundo la valore como una de las diseñadoras más respetadas de los últimos años: sus prendas son perfectas en su aparente simplicidad.
«En todos estos años ha habido una evolución. Ahora estoy bastante obsesionada con los colores. Me interesa jugar con combinaciones inesperadas de tonos y ver cómo evoluciona en el proceso de la prenda», explica desde el backstage de su desfile para la próxima primavera. Celebrado en el patio del imponente ministerio de asuntos exteriores inglés, el suyo es el show más deseado de la semana de la moda londinense. Hasta hace un par de temporadas desfilaba en Nueva York, pero se ha trasladado a su ciudad de origen por una cuestión práctica. Sus oficinas están en el barrio de Hammersmith y, dice, ahora no se le ocurriría hacerlo fuera de Londres.
En una improvisada sala del ministerio que hace las veces de backstage, Victoria habla nerviosa de las propuestas que acaba de presentar y de su nueva línea de belleza, lanzada el día anterior. Ha sido un fin de semana largo. A su lado, Suzy Menkes la felicita y le pide que respire hondo. Helen Mirren, una de las ilustres invitadas al desfile (y a la que Victoria define como «una mujer que representa perfectamente la idea de mis diseños»), le pide un selfie y bromea con ella a propósito de los lazos que coronan muchas de las prendas de su colección.
«Quería que todo se moviera muy fluidamente. Hacer piezas cómodas pero que se expresaran con el movimiento», asegura. Los vestidos, largos, anchos y con detalles de volantes, parecen flotar a medida que las modelos caminan. Resulta curioso, teniendo en cuenta que en sus inicios como diseñadora, hace una década, su seña de identidad fueron los trajes estructurados y rectos. Ella misma confiesa que está explorando nuevos caminos.
Aparece David Beckham. Antes del desfile, cruza el patio tomando de la mano a su hija Harper. Ahora llega solo, sonriente, y se mantiene en un muy discreto segundo plano. Su esposa le pide agua y él ejerce de asistente. Hoy la protagonista es Victoria, que continúa explicándose, aún nerviosa. «Ayer lanzamos la línea de maquillaje y la acogida en un solo día está siendo increíble». Los productos, que se venden online, también son «fáciles». «Están pensados para resaltar de una forma natural y sin pretensiones «, comenta. E inspirados en ella misma, en concreto, en sus ojos ahumados y en su forma de maquillarse.
Porque Victoria es muy consciente de que ella es su mejor reclamo. Se rodea de un equipo muy pequeño pero muy talentoso (se llegó incluso a rumorear que la jefa de su equipo de diseño, Ilaria Icardi, sería la sucesora de Phoebe Philo en Celine) y, tras lograr un producto casi perfecto en el mercado, ella misma se encarga de comunicarlo. De una forma, además, muy cercana, en las antipodas de la imagen altiva que proyectaba cuando sólo era la excantante o la mujer del futbolista estrella. Baste un ejemplo: el muy comentado vestido con estampado de cadenas que se puso para la boda de Sergio Ramos se agotó a los pocos días. Ahora ríe mientras mueve las manos para destensarse y dice que necesita «celebrar todo lo que le está pasando con sus amigos». Quién le iba a decir hace una década, cuando los medios criticaban su estilo y su conducta, que hoy sería dueña y señora de una de las firmas más respetadas y rentables de la industria.
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