Los fundadores de RRROAD: «Una camiseta a tres euros no puede tener un efecto positivo en el planeta, aunque en su etiqueta leamos ‘sostenible'»
Nicolás Yllera y José Otaola lanzaron RRROAD en plena pandemia con una misión: cambiar los modelos de producción tradicionales y crear una firma de ropa con impacto social positivo.
“Esto no es una acción de marketing, porque hemos nacido con este objetivo. No es una forma de vendértelo: es nuestra forma de ser”. Esta premisa resume el alma de RRROAD, la joven firma española de ropa que apuesta por el uso del 100% de materiales reciclados y que nace con el objetivo de iniciar un cambio radical en la industria de la moda.
Tenían claro su objetivo: un proyecto que pusiera en el centro generar impacto social positivo. Una marca con un modelo de producción disruptivo que no focalizara la atención en el diseño, sino en la investigación. Fue en agosto del año 2019 cuando los jóvenes madrileños Nicolás Yllera y José Otaola decidieron emprender un nuevo camino con el objetivo de cambiar las cosas y hacerlo en la mayor brevedad de tiempo posible. “Venimos de backgrounds muy distintos. Yo trabajaba como abogado en una consultora internacional y había estado tres años en Palestina colaborando en proyectos de acción social. Nico, sin embargo, formaba parte del mundo editorial y trabajaba en revistas internacionales”, nos cuentan los socios –y primos– Nicolás y José Otaola a S Moda.
Un espíritu emprendedor compartido y la inquietud por hacer algo radical, les impulsó a inclinarse por la industria de la moda. “Elegimos crear una marca de moda por ser un sector en el que todo el mundo participa; todos nos tenemos que vestir. Necesitábamos una herramienta que nos permitiera generar un cambio de la manera más rápida posible porque la situación de urgencia así lo requería”, señalan.
Con el plan inicial de darle al ‘on’ en marzo, se vieron obligados a posponer su lanzamiento debido al escenario de urgencia desatado por el coronavirus. “Empezamos a tener cancelaciones en producción, y de un día para otro nos vimos con todas las fabricas cerradas”, recuerdan. Situación que, si en parte ralentizó los procesos, también ofreció un nuevo punto de mira a los consumidores. “Tuvimos muchas complicaciones a nivel económico, logístico… pero por otro lado la gente estaba más concienciada: cuando te planteas todo desde tu casa, lo ves desde otra perspectiva”, añaden. En junio y tras sortear diferentes obstáculos y limitar su producción, conseguían lanzar RRROAD con tan solo dos productos: el jersey Sahel y un tote bag. “Se habló muchísimo de dos locos que lanzaban una marca en verano solamente con dos jerséis”, apuntan. Una prenda que seis meses después se ha convertido en su bestseller. “Es un jersey de punto unisex inspirado en la tradición marinera de Inglaterra y la costa francesa. Los hacían sus mujeres a los marinos casi siempre en color azul porque era el hilo más popular en esa época”, resumen.
Su apuesta por la circularidad y el uso de materiales 100% reciclados, ejerce como factor diferenciador frente a otras marcas que se autodenominan sostenibles en el marco español o europeo. “Muchas firmas hablan de reciclaje, pero si analizas sus productos no lo son realmente”, nos cuentan. En contrapartida, reconocen que su proceso de fabricación es “arduo y complejo”, primando la investigación de los tejidos y las fibras sobre el propio diseño del producto. “Partimos de la investigación, y luego va el diseño. Primero buscamos tejidos que nos parezcan interesantes, fibras adecuadas que generen un menor impacto medioambiental; y luego diseñamos conforme a los tejidos obtenidos. Y eso es exactamente lo contrario a lo que ocurre en la industria de la moda, que primero diseña y luego busca los materiales que puedan acompañar a ese diseño”, resumen. Un proceso en el cual abarcan desde el estudio de las fibras hasta su recorrido y que ralentiza los tiempos de fabricación. “No solo vamos al tejido, sino que llegamos hasta la fibra; y analizamos no solo que sea un material reciclado; sino que genere el menor impacto posible: desde los kilómetros que recorre esa fibra, hasta el CO2 que genera, o la energía y el agua que necesita para su producción”, detallan.
Con un objetivo claro de ocasionar un bajo impacto sobre el medio ambiente, el propio nombre de la firma hace eco de los valores que la definen. “Las tres R del nombre significan reduce, reuse, recycling –reducir, reusar y reciclar–. Elegimos RRROAD porque desde el principio tuvimos claro que esto iba a ser un camino, porque nunca se llega a la sostenibilidad total. Por el hecho de existir y crear moda, ya no somos sostenibles”, detallan. Porque los efectos del cambio climático no solo son irreversibles en nuestro planeta, sino también a nivel social. En el mundo se producen una media de 24 millones de desplazamientos por causas meteorológicas al año, cifra que de acuerdo con las previsiones del World Bank, en 2050 podría alcanzar los 145 millones de afectados. «Fundamos RRROAD por los refugiados climáticos. Creíamos fundamental ponerle cara al horror de esta realidad”, afirman.
“Producimos en lugares en los que podamos asegurar la trazabilidad de los procesos, los derechos sociales y laborales de los trabajadores y donde no generemos más impacto que el que ahorremos en la propia prenda. No tendría ningún sentido fabricar a 10000 km de distancia si lo que queremos hacer es reducir el impacto”, señalan. En su apuesta por una producción de proximidad, se desplazan a lo largo de la península en busca del expertise específico que requiera cada uno de sus productos. “Nuestros jerséis están tejidos en un pueblo de Extremadura especializado en este tipo de punto; las tote bag se producen en un taller de costura localizado en Vallecas (Madrid) que emplea a mujeres en estado de vulnerabilidad y les enseña una profesión al tiempo que les ofrece un contrato laboral”, resumen.
Las encuestas señalan a España como uno de los países más concienciados en términos de cambio climático e impacto social, pero la realidad se sitúa a kilómetros de los datos estadísticos. “España es uno de los países más concienciados, más incluso que algunos del norte de Europa. Pero en la industria de la moda no estamos tan evolucionados”, afirman. Y admiten la falta de apoyo por parte del Estado a empresas emprendedoras con impacto social, en comparación a otros países europeos como Holanda o Inglaterra. “No existen fórmulas jurídicas adecuadas, ni ayudas que nos apoyen. Nos da mucha pena cuando hablamos con colegas de Inglaterra y nos cuentan el soporte que tienen para emprender este tipo de empresas innovadoras”, declaran.
El alma de RROAD como un camino innovador y radical hacia el impacto cero y la sostenibilidad, se confirmaba en el momento que llegó a la pareja de fundadores una posibilidad de inversión. Porque lo que a primera vista parecía irrechazable para cualquier startup o empresa emprendedora, para ellos carecía de sentido. Y en armonía con su filosofía –y el nombre que designa su marca– optaron por seguir su propio camino. “Se nos acercó un grupo grande a tantearnos, y si no hubiéramos tenido esos cimientos tan marcados de por qué nace RRROAD y cual era nuestra misión, empresarialmente no hubiéramos dudado. Pero aquí estamos: somos pequeñitos y vamos a por todas”, admite el tándem.
Si hablamos de futuro, los socios de la marca confiesan su ambición por trasladarse a otros sectores. “La moda es una herramienta, pero nos gustaría aplicar esta misma filosofía a diferentes productos que estén presentes en nuestra vida. La filosofía de RRROAD se puede aplicar a millones de áreas y eso es lo que nos gustaría hacer”, explican. Aún queda mucho camino por recorrer, pero para los fundadores de esta firma concienciar al consumidor y alcanzar una plena transparencia en el sector es su mayor objetivo. “El consumidor si va al McDonald’s sabe que no es saludable. Ojalá suceda lo mismo en el mundo de la moda y la gente sepa que una camiseta a tres euros no es sostenible por mucho que en su etiqueta leaamos ‘sostenible’”, concluyen.
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