Sombreros religiosos para capear la crisis
La empresa sevillana que produce la mayor parte de los sombreros que llevan los judíos ortodoxos trabaja ahora en los casquetes de los musulmanes nigerianos.
Pasear por Brooklyn y cruzarse con un judío ortodoxo no es nada extraño, pero que ese hombre luzca posiblemente un sombrero made in Spain, sí resulta atípico. Tanto es así que The New York Times ha dedicado un artículo a la empresa sevillana Industrias Sombrereras Españolas S.A. (Isesa), que es la encargada de fabricar muchos de los accesorios que llevan en la cabeza estos tradicionalistas y que exportan desde Andalucía a Nueva York e Israel. “Estos sombreros suponen aproximadamente el 60% de nuestra fabricación y entre el 25 y el 30% de la facturación total del año”, nos cuenta por teléfono Miguel García, director general de esta empresa que surgió tras la fusión de las sombrereras Fernández y Roche, Carmelo López Palarea y Graells.
Comenzaron a producir estas piezas que alcanzan hoy un precio de venta de entre 175 y 200 dólares (160 euros aproximadamente) en la década de los ochenta: “Fueron los mismos judíos los que nos contactaron. No había más de 10 sombrererías en el mundo y la nuestra (Fernández y Roche) ya era referencia en el mercado internacional”. Hoy fabrican hasta 12.000 sombreros al año distribuidos exclusivamente a este colectivo que se distribuyen a través de tiendas multimarca en Nueva York (70%), Israel (20%) y Europa (10%).
Pero ¿qué tienen estos sombreros para convertirse en los preferidos de un colectivo tan exigente a la hora de vestir? “Nuestros sombreros están hechos con fieltro natural con mezcla de pelo de conejo y pasan por un proceso muy lento de fabricación que incluye 200 pasos. Y aunque parezcan todos iguales, cada uno es distinto y existe una variedad enorme”. Sin duda, se trata de un mercado concreto y complicado al que esta empresa sevillana, en su origen creadora de piezas de estética cordobesa, ha sabido adaptarse. “En Israel llevan los sombreros con alas más largas y copas más altas, en Estados Unidos son más cortos”.
Y aunque hasta ahora Miguel García confiesa que la crisis no les ha afectado con dureza es consciente de que este año será más complicado. Por este motivo, esta empresa tan visionaria ya tiene un plan B: “Hay que estar constantemente innovando, igual que hicimos con los judíos ahora estamos empezando a modelar los casquetes bordados que llevan los musulmanes en Nigeria”.
El 60% de los sombreros que producen se exportan a Nueva York e Israel.
Cordon Press
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