Sézane: de vender ropa usada en eBay a tener listas de espera de 30.000 personas
Charlamos con Morgane Sézalory, la mujer que convirtió las ventas esporádicas en Internet en la nueva marca favorita de las parisinas. ¿Las claves de su éxito? Alergia a las rebajas, sostenibilidad y estilo francés.
Morgane Sézalory no tiene nada de convencional. Cuando tenía 14 años la creadora de Sézane, firma de moda que se ya figura entre las favoritas de las parisinas, decidió dejar el instituto para formarse en casa creando su propio plan de estudios de literatura. Esa sería la primera de muchas otras veces en las que prefirió salirse de lo convencional para trazar su propio camino. No le ha ido nada mal a juzgar por el éxito de su marca, que logra congregar a 30.000 almas que esperan ansiosas para hacerse, por ejemplo, con uno de sus codiciados cárdigan. Un hito muy reseñable, más aún teniendo en cuenta que el germen de la enseña fue la venta de ropa usada en eBay.
Sézalory empezó en el sector deshaciéndose de prendas que no usaba para sacarse un dinero extra cuando aún era muy joven. Pronto se dio cuenta de que valía para el negocio y creó Les Composantes, una tienda online en la que vendía pequeños tesoros vintage. Su capacidad de generar deseo y expectación se hizo patente desde el principio: convirtió la limitación de su web, que solo le permitía añadir 100 artículos al mes, en una fórmula para que sus clientas esperasen ansiosas cada reposición. El siguiente paso fue incorporar al catálogo algún diseño propio. La buena acogida la empujó a crear Sézane, bautizada así al mezclar las tres primeras letras de su apellido con las tres últimas de su nombre. Su estrategia sigue siendo la misma: crear ediciones limitadas que se renuevan mensualmente para reducir excedentes y despertar auténtico furor por cada lanzamiento.
Eso sumado al estilo rabiosamente francés de sus colecciones parecen motivos suficientes para convencer al más del millón de seguidores que acumula en Instagram y que no duda en esperar religiosamente para hacerse con sus creaciones. «Nuestra comunidad de clientes es muy fiel. Nos comunicamos con ellos a diario y tenemos en cuenta sus peticiones. También ponemos mucha atención en todos los detalles y hacemos ropa para que las mujeres se sientan guapas y cómodas», contesta cuando le preguntamos por su particular fórmula de la Coca-Cola. Las prendas, pensadas para «llevarse en todas las ocasiones, desde el día a día a momentos más especiales», hacen el resto.
«Creo que la fascinación por el estilo francés tiene mucho que ver con la actitud. Las parisinas tienen un talante muy natural, como sin esfuerzo, quieren que todos piensen que se acaban de levantar y que han tardado diez minutos en prepararse. Nunca siguen las tendencias y se mantienen fieles a sí mismas porque se conocen bien», explica la diseñadora. Esa impronta de su estética ‘sin esfuerzo’ se hace tangible en cada diseño de la marca sin caer en los clichés. Lejos de convertir la firma en una oda a las camisetas de rayas, las gabardinas y las boinas, Sézane prefiere los vestidos midi discretamente estampados, las chaquetas de punto teñidas de delicados colores o los bolsos de piel lisos y sencillos. Prendas que una parisina cualquiera podría llevar para ir a por la baguette y por las que suspiran el resto de las mortales (más aún después de vérselas a la modelo e instagramer Camille Charrière, que ha sido imagen de la firma).
A pesar de que el precio de sus creaciones no pertenece al universo low cost, se mantiene dentro de una horquilla razonable a la altura de algunas competidoras francesas como Maje, Sandro o Claudie Pierlot. Por poner dos ejemplos: sus bolsos de piel rondan los 250 euros de media y sus famosos cárdigan están disponibles por unos 90. El coste está relacionado con una filosofía de marca que defiende la calidad y la producción en buenas condiciones por encima de la cantidad o las tendencias de usar y tirar. «Fabricamos donde encontramos los mejores talleres y el mejor saber hacer. En Portugal hacemos los accesorios de piel, en Italia los zapatos y en India la seda», detalla la diseñadora.
El compromiso con la sostenibilidad también hace de Sézane una firma del siglo XXI. Además de apostar por las ediciones limitadas reduciendo el excedente de stock (no hacen rebajas, pero venden las colecciones pasadas en su tienda solidaria y donan los beneficios), la firma está implementando varias medidas para reducir el impacto medioambiental de sus prendas. «Nuestro viaje hacia la sostenibilidad es continuo, pero es un objetivo con el que estamos profundamente comprometidos. Trabajamos con expertos para obtener los certificados más estrictos del sector, probamos los últimos métodos de producción y estamos comprometidos con innovar y buscar nuevos materiales. Nuestra colección para el próximo otoño será cuatro veces más ecoresponsable», asegura Sézalory. Entre las medidas que la firma ha implementado para seguir la senda de lo sostenible están los talleres que enseñan a sus clientas a reparar o crear sus propias prendas, el próximo lanzamiento de una colección de productos 100% ecológicos o la revisitación de sus icónicas zapatillas Jack a partir de materiales reciclados. También tienen una vertiente solidaria por la que presentan un nuevo diseño el 21 de casa mes y donan todos los beneficios de su venta o destinan el dinero de vender sus prototipos a las asociaciones que colaboran en su proyecto altruista, Demain.
La buena acogida de la firma, que empezó operando exclusivamente en la venta online, ha empujado a su creadora a abrir algunos espacios físicos, bautizados como L’Appartement Sézane, en puntos estratégicos: París, Nueva York y Londres. Las colas en estos lugares de compra y reunión, igual que las virtuales, también dieron la vuelta a la manzana. Quién sabe si algún día llegará el turno de nuestro país. «Todos los meses tenemos más y más clientes en Europa y especialmente de España. Creo que las españolas se identifican bastante con nuestro estilo y nuestra forma de comunicar. Su estilo es muy similar al de las parisinas, les gusta encontrar ropa cómoda y al mismo tiempo vestirse para todas las ocasiones», afirma la diseñadora. Pura filosofía Sézane.
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