Londres, de cuna del ‘underground’ a capital de la moda romántica (pero no cursi)
Delpozo, Erdem, Molly Goddard o Roksanda crean diseños tan delicados como contemporáneos. Y todos desfilan en la ‘fashion week’ británica, el nuevo epicentro de la moda naíf sin extra de azúcar.
De las cuatro grandes semanas de la moda –París, Nueva York, Milán y Londres–, siempre se ha considerado esta última como la más libre, underground, alternativa o directamente punk. Más allá de los clásicos cuadros de Burberry, los desfiles londinenses han sido sinónimo de la experimentación y del hallazgo de nuevos talentos. Sus invitadas mezclaban vestidos con zapatillas de deporte mucho antes de que se pusiera de moda y Vivienne Westwood orquestaba desfiles para despertar conciencias además de vender ropa. «La London Fashion Week es tan diferente de cualquiera de las otras… Londres parece ir más allá de las presiones comerciales. Es más fiel al progreso, al street style, al sentido del humor», decía Alexa Chung, uno de sus rostros más fieles.
Pero los últimos tiempos el romanticismo le ha ganado la partida a la extravagancia. Erdem, Emilia Wickstead, Roksanda, Simone Rocha e incluso Mulberry y más recientemente Rejina Pyo o Molly Goddard, experta en demostrar que el tul no es para princesas, conforman la alianza romántica de Londres. Y la reciente incorporación de Delpozo a esta liga no hace sino reafirmar la premisa: Londres es la nueva cuna de la moda de alma naíf y talle moderno. La feminidad, la elegancia y la delicadeza vistas con las gafas del siglo XXI son el leitmotiv de todas estas firmas. Por eso tiene todo el sentido que Josep Font decidiera trasladar su sede de desfiles a la capital británica tras el descalabro que vive la pasarela neoyorquina, el estreno de su nueva tienda en Londres y, por supuesto, el contexto perfecto para mostrar sus creaciones arquitectónicas de ensueño.
El ‘gueto’ del romanticismo contemporáneo es además liderado, en su mayoría, por mujeres. Ellas mandan en las instituciones (Annette Worsley-Taylor es la fundadora de la Fashion Week de Londres y el British Fashion Council trabaja bajo la batuta de Natalie Massenet y Caroline Rush) y despuntan en el lado creativo. Mientras que en París o Nueva York gran parte de los puestos creativos están ocupados por hombres, en la semana de la moda londinense ellas son mayoría: 48 de las 83 firmas que desfilaron en 2016 estaban lideradas por mujeres.
Roksanda, Emilia Wickstead, Molly Goddard, Rejina Pyo o Simone Rocha son algunas de ellas. La última es uno de los nombres más aplaudidos por la crítica desde el nacimiento de su firma en 2010 (en 2016 ganó el Fashion Awards a mejor diseñadora británica del año). La creadora –mitad china, mitad irlandesa– se inspiró en los paisajes del artista romántico inglés John Constable para dibujar un otoño-invierno 2018/2019 cargado de vestidos brocados (su prenda estrella), prendas de tartán y pendientes dignos de convertirse en objeto de deseo instantáneo. Piezas «bonitas pero no dulces», como las define, en las que también puede percibirse cierto regusto punk: partes deconstruidas y zapatos planos que aportan dureza a sus creaciones repletas de lazos (tendencia que, por cierto, marcará la próxima temporada).
A pesar de que la neozelandesa Emilia Wickstead se hiciera famosa creando vestidos para Kate Middleton, su universo va más allá de cubrir las necesidades de la clase alta británica. Su última colección reinterpreta el estilo de Ali MacGraw en Love Story dando mucha importancia a las mangas (abullonadas), el largo midi y una delicada paleta de colores en la que el amarillo y el rosa (tanto empolvado como fresa) tienen todo el protagonismo. Los zapatos de tacón cómodo y pulsera cruzada también son dignos de mención.
Precisamente el rosa y el amarillo protagonizaron también la propuesta de Roksanda Ilincic (y pueden coronarse como los colores predominantes de toda la edición). La creadora serbia, que ha vestido a Michelle Obama, la duquesa de Cambridge o Emma Stone, puede presumir de tener una de las paletas más coloristas del panorama actual. Entre sus creaciones urbanas (bufanda acolchada XL incluida) se colaron serenos vestidos vaporosos con lentejuelas y tul y trajes de colores de líneas pulidas que aseguran la comodidad femenina en todo momento y lugar.
Tampoco faltaron los laboriosos vestidos de tul firmados por Molly Goddard. La joven diseñadora quiere descontextualizar este tejido haciéndolo apto más allá de los cuentos de princesas (Rihanna es una de sus grandes embajadoras). Sus chicas siempre tienen un punto irónico y divertido y los desfiles se presentan en escenarios de lo más variados. El último en una cocina repleta de platos, comida y botellas de vino a las que las modelos no dudaron en pegarle un trago (o dos). ¿Qué mejor manera de demostrar que sus diseños azucarados no están pensados para remilgadas niñas bien?
De niñas bien iba precisamente lo último de Johnny Coca al frente de Mulberry. Lo que el sevillano intenta aportar a la firma es justo lo que demostró el pasado viernes sobre la pasarela: que el sentido del humor se puede mezclar con la excentricidad más clásica. A sus vestidos y tocados nacidos para asistir a bodas de alta alcurnia (incluso a Ascot), se sumaron prendas más fáciles de llevar como trajes de colores vibrantes, vestidos amarillos de aires bucólicos y complementos listos para convertirse en best seller. No en vano ya pueden comprarse puesto que la marca ha presentado la colección para esta primavera siguiendo el nuevo mandamiento: see now, buy now.
Con una visión más fresca que las anteriores, Rejina Pyo, también podría incluirse en el panorama de marcas románticas pero modernas que dominan Londres. “Creo que la firma está conectando muy bien con las mujeres debido a que las prendas son ponibles, la paleta cromática es energética y las siluetas sientan bien”, contaba la diseñadora a S Moda. A juzgar por el éxito de sus piezas en el street style y en armarios tan codiciados como el de Pandora Sykes o Leandra Medine, esta coreana con sede en Londres tiene toda la razón.
La liga romántica la cierra Erdem, la misma marca que saltó a la conversación del gran público tras protagonizar la última colección de diseñador para H&M, y que lleva desfilando en Londres desde 2005. Felicity Jones o las Haim se sentaron en primera fila de la National Portrait Gallery para no perder detalle de su última colección: un compendio de vestidos de terciopelo, tweed y pedrería inspirados en la bailarina Adele Astaire (hermana de Fred Astaire). Tocados de plumeti que cubrían el rostro a juego con las medias, zapatos planos con detalles-joya y peinados años 20 fueron las claves de su visión femenina, la misma que comparten todas las anteriores: romántica sin llegar a ser cursi.
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