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¿Realmente los hombres odian los preparativos de una boda?

El mito de que para los chicos los enlaces son cursis y aburridos podría estar llegando a su fin. Llegan las publicaciones especializadas en los novios.

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Héctor Llanos Martínez

Así se ha vendido y pocos se han atrevido a decir lo contrario, salvo el príncipe Federico de Dinamarca cuando se casó con Mary Donaldson en 2005. Resulta improbable que el hombre actual se comporte ante su propia boda como alguien incapaz de interesarse o ilusionarse por ella, algo más propio de uno de los personajes de 'Resacón en Las Vegas'. Sin embargo, el tópico del hombre al que las bodas le parecen algo cursi y aburrido ha perseguido durante décadas estas celebraciones. Pero, ¿se está imponiendo el modelo del príncipe danés por encima del mensaje que nos sigue enviando nuestro entorno cotidiano?

Carmen Fernández Marinas organiza este tipo de ceremonias desde Madrid a través de su empresa Something Blue. Su negocio funcionaría igual si solo las futuras novias formaran su clientela, pero su experiencia dice que las bodas son un asunto de interesa a ambos géneros. Considera que los novios se implican y disfrutan de la organización y de la ceremonia. Ambas partes de la pareja conocen personalmente a los proveedores y opinan sobre todos los aspectos posibles, aunque aún haya ciertas decisiones donde ella es la voz que predomina, cuenta a S Moda.

Apenas existen publicaciones que aborden las bodas desde un punto de vista masculino, lo que demuestra que, por alguna razón, el mercado no presta atención a esta realidad. “La diferencia es que ellos se implican pero no se obsesionan con el tema”, asegura Fernández Marinas, quien opina que esta generación aún ha heredado ciertos patrones sociales. “A los hombres actuales no les han inculcado el soñar con ese momento desde niños. Ellos son más prácticos. Se involucran, pero no viven por y para la boda los meses previos”.

Una de las excepciones a esa falta de presencia en el mercado editorial es la publicación online británica iamstaggered.com. Su equipo ofrece recomendaciones al hombre que esté involucrado en la ceremonia, bien sea como novio, padrino o simple invitado. También edita en papel una guía de bodas, Groom Guide, que sigue la tradición de este tipo de revistas femeninas. Otras cabeceras, como GQ, ya incluyen de manera puntual esta temática entre sus contenidos.

“Los hombres disfrutan del día de su boda. El único problema es que realmente no pueden admitirlo porque la opinión general sigue imponiendo que las bodas sean para el disfrute femenino”, defiende Andrew Shanahan como editor de iamstaggered.com.

Portada de la guía para novios de Iamstaggered.

El periodista apunta a que la dinámica masculina ha cambiado a nivel personal porque otros aspectos también lo han hecho, pero es el contexto general el que no ha evolucionado tanto. Antes era el padre o la familia de la novia quien se encargaba de pagar el acontecimiento, por lo que el novio quedaba en tierra de nadie, también a la hora de tomar decisiones. “Ahora la mayor parte de las bodas las pagan las propias parejas, así que el novio tiene su sitio. Quien se gasta en ese día tanto dinero como para pagar un coche quiere dar su opinión y crear un día que su familia, amigos y especialmente él y su futura esposa vayan a disfrutar”, dice. Como este cambio de roles es reciente, reconoce que “aún hay cierto estigma” si el hombre muestra interés por lo que ocurra el día de su boda. El llanto público de Federico de Dinamarca no ocurrió hace tantos años, pero la sorpresa ante un gesto espontáneo de emoción llegó por su condición de hombre y no de príncipe.

Andrew Shanahan defiende como genuino el éxito de las escasas publicaciones con esta temática. Detrás de sus visitas no se encuentra una lectora que desee informarse de las tendencias que imponer a sus novios. Solo el treinta por cierto de su audiencia es femenina, “lo que demuestra el interés real de los hombres por la publicación”, argumenta. Y es que sus textos están enfocados desde un punto de vista muy concreto. Quizá para atraer a los más reticentes, recurren a un tono distendido y algo humorístico e intentan que las temáticas sean variadas para que resulten útiles y atractivas. Y es que, “si al novio no le entusiasma prestar atención a los arreglos florares puede centrarse en seleccionar la música, la banda, la comida o la bebida (o viceversa)”, propone.

Federico de Dinamarca lloró y mucho de emoción en su boda con Mary Donaldson.

Cordon Press

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Sobre la firma

Héctor Llanos Martínez
Redactor especializado en nuevas narrativas audiovisuales (streaming, pódcast, redes sociales) y en el género documental, con varios años como autor del blog 'Doc&Roll'. Formado en Agencia Efe y elmundo.es, antes de llegar a Verne y la sección de Madrid de El País, escribió desde Berlín para BBC, Deutsche Welle, Cineuropa, Esquire o Yorokobu.

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