Por qué las escritoras de pronto venden vestidos
En estos tiempos sorprende comprobar que las letras venden ropa. Pero la escritora Zadie Smith se ha convertido en modelo gracias a la colaboración de Joseph Altuzarra con la boutique británica Matches.
Ni actrices, ni cantantes, ni estrellas de street style. Las escritoras son los reclamos más deseados para la publicidad de moda. El año pasado Joan Didion fue imagen de Céline, y ahora Zadie Smith se ha convertido en modelo gracias a la colaboración de Joseph Altuzarra con la boutique británica Matches. La escritora participa en la campaña para esta colección cápsula retratada con uno de sus habituales turbantes, con pulseronas de oro y uno de los vestidos camiseros. La autora de Dientes Blancos y Sobre la belleza no es la única modelo no profesional de la campaña. La acompañan Sheherezade Goldsmith, Caroline, Issa, Giorgia Tordini, Liz Uy, pero es Smith la que se está llevando toda la atención mediática.
En estos tiempos gobernados por lo visual y lo instantáneo sorprende comprobar que las letras venden ropa. En el último año estamos viendo una curiosa tendencia en publicidad de moda que consiste en colocar a talentos de la literatura en sus anuncios. La imagen de una lacónica Joan Didion para Céline acaparó Instagram durante días, y Saint Laurent se marcó un tanto eligiendo a Joni Mitchell (estrictamente cantautora, pero también poeta, y una de las artistas favoritas de Zadie Smith) como una de las embajadoras de la maison.
Por supuesto que no es una relación que surge de la nada. Estas autoras han mostrado un interés más o menos evidente por la moda. Zadie Smith suele figurar en las listas de mejor vestidas, y se deja ver por algún que otro desfile, como el de Rachel Comey. Joan Didion, fue en su día redactora de Vogue y en su libro de ensayos White Album incluyó una magistral lista la ropa que metía en la maleta.
Smith, fue convencida, como no, gracias al poder de la palabra: “Nos conocimos en una fiesta de la moda. Joseph estaba sentado a mi izquierda”, recuerda la autora. “Me resultó encantador, inteligente y por supuesto guapo. Me dijo una cosa bellísima, que es que pensaba en su madre cuando diseñó los vestidos camiseros, y también en las mujeres de mi edad [40 años] que se quieren ver bien arregladas. Me gusta esa idea. “
Pese a todo la relación entre moda y literatos sigue siendo anecdótica. Chimamanda Ngozi Adichie se hace la pregunta en su ensayo Por qué a una mujer inteligente no puede gustarle la moda. Según la autora nigeriana, en la cultura occidental se entiende que las mujeres que quieren ser tomadas en serio han de mostrar una “estudiada indiferencia a su apariencia” y a que si hablan de moda, lo hagan “pidiendo disculpas o con un leve desprecio”. La escritora no empezó a vestirse como realmente le apetecía, con colores, estampados y accesorios llamativos hasta relativamente poco, cuando ya era una autora de éxito.
Pero ese estereotipo es precisamente lo que hace atractivas las autoras a la industria de la moda. Que ironía. Convencer a alguien, que como Zadie Smith concede pocas entrevistas y no suele prestarse a los compromisos publicitarios, es una manera infalible de dar lustre a una marca. Como si dijeran, lo hemos conseguido: las frivolidades que vendemos son tan estupendas, que lograron que las intelectuales se interesen.
Por otra parte hay un innegable componente aspiracional. Smith, madre de dos hijos, es atractiva, glamurosa y compagina la escritura de sus novelas con un puesto de profesora de escritura creativa en la Universidad de Nueva York. Ella misma ha expresado su desagrado con nuestra sociedad obsesionada con las aspiraciones, pero no cabe duda de que muchos envidian su vida.
Que el intelecto y el talento vendan es positivo. Aunque también hay voces, como la periodista de The Guardian Hadley Freeman, que al hilo del idilio Céline-Didion opina lo contrario. La periodista afirmó en un artículo que es “deprimente” ver a una firma de moda “explotar la reputación y la credibilidad artística de Didion para vender gafas de sol caras».
El vestido que lleva Zadie Smith en el anuncio sale a la venta a finales de abril por unos 1.200 euros. Quien los tenga disponibles para gastárselos en un vestido, probablemente los pague con más alegría que si lo anunciara una frágil modelo de 15 años. Nos guste o no, el vil metal es un eficaz agente de cambio.
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