De Supreme a ‘Stranger Things’, cómo el ‘pinball’ se ha convertido en el gran fenómeno decorativo
En 2020 se batieron récords de venta de estas máquinas. Hay ediciones limitadas que las convierten en objeto de culto y tienen el beneplácito estético de Miuccia Prada y Wes Anderson.
“Te voy a decir dos cosas”, saluda Sören Manzoni mientras abre las persianas de su garaje en Barcelona. “Una: Entre los cincuenta y los sesenta, la industria del pinball llegó a recaudar más que la del cine. Y otra: España fue el segundo fabricante por detrás de Estados Unidos, poca broma. Entonces, en nuestro país se les llamaba petacos, pinbola, máquinas del millón, o flippers, según la época”, sigue.
El local de Sören no es un taller al uso. Manzoni’s Garage, que así se llama su particular fabrica de chocolate para adultos, es un museo que alberga piezas de coleccionista de los años setenta, ochenta y noventa. Esta fiebre por lo retro está representada por aproximadamente 20 pinballs de edición limitada, 150 radiocasetes, 100 lunchboxes, 1.000 skates, motos antológicas y todo lo que un nostálgico pueda desear.
Pero esto no ha hecho más que empezar. Los que van a Ibiza, y se dejan caer por los hoteles más instagrameables, Romeo’s (inspirado en los love motels de la Ruta 66) y Paradiso (un homenaje al arte contemporáneo en clave rosa millennial), buscan la foto junto a las máquinas instaladas en sus estancias.
“Somos amantes de piezas y mobiliario vintage. En cada uno de los descansillos siempre nos gusta que haya un pinball o jukebox de los sesenta o los setenta. Es una forma más de diferenciarse frente al resto, que es nuestro objetivo cuando creamos marcas hoteleras. En nuestras oficinas también contamos con un pinball Casanova del año 66 y una Wurlitzer Americana II del 68”, reconoce Diego Calvo, CEO de Concept Hotel Group, la cadena de Romeos y Paradiso.
Aún con estas, si alguien confirmó que en 2021 los pinballs estarían de moda, fue Miuccia. Sin apellido. Y es que la fundación Prada, que abrió su sede en Milán en 2015, se adelantó. En ella se encuentra el Bar Luce, diseñado por el cineasta Wes Anderson. Bebe de los cafés clásicos milaneses de los años cincuenta y sesenta y de la famosa Galleria Vittorio Emanuele de la ciudad italiana. Papel pintado en el techo, suelo de terrazo, mesas de formica en verde, sillas de colores en la paleta propia del director, un jukebox y un pinball dedicado a Steve Zizou. A ver, si Prada y Anderson dicen pinballs, por algo será.
Sin embargo, la obsesión no viene de ahora, ni siquiera de hace seis años. Toda la escena new wave, punk rock de principios de los ochenta se daba cita en el famoso CBGB de Nueva York. Fue la cuna donde Blondie, Los Ramones o Talking Heads empezaron sus primeros conciertos. De esta manera, Debbie Harry y Joe Ramone consolidaban su amistad entre partida y partida. Muchos otros como Elvis Presley, Bruce Springsteen, Tina Turner o The Who también han coqueteado con este juego. De hecho, el grupo británico, le dedicó una canción, que formó parte de la banda sonora de la película de culto Tommy (1975), con Elton John como protagonista.
“Desde que era un niño
He jugado con las bolas plateadas
Desde el Soho hasta Brighton
Debo haberlas tocado todas”.
¿Qué pasó luego con los pinballs? A principios de los años noventa perdieron popularidad frente a los videojuegos. Pero ya en 1992, Michael Jordan pidió un diseño exclusivo con su imagen a Data East Pinball y solo se hicieron siete unidades (para él y sus amigos), que nunca se han comercializado. El día que alguna de ellas salga a la venta, el precio será desorbitado. A menos unidades, más deseo, claro.
En 2018, Stern Pinball, el mayor fabricante y el único que mantuvo la producción cuando se trasladó el ocio del salón recreativo a casa, creó la máquina más valorada de la historia. Una colaboración con Supreme. “Se fabricaron únicamente 100 unidades, se vendieron en 10 minutos y hoy se pagan más de 400.000 euros por una de ellas”, comenta Javier Gutiérrez, distribuidor de Stern en España. E igual de sonadas han sido las colaboraciones de Stern Pinball con series de Netflix. También hay una edición limitada de 500 unidades con Stranger Things, a 9.000 euros cada una.
“Además, este año tenemos previsto doblar las ventas del 2020, que ya fue un año de récord, y la pandemia ha catapultado el pinball como objeto de decoración”, añade Javier. Incluso existen modelos de Metallica o Gun’s & Roses, este último producido por Jersey Jack. “Por cierto, cuando en 2019 Gun’s & Roses tocó en Barcelona, monté dos pinballs en el camerino de Slash a fin de que los jugara antes de salir al escenario. Y Ryan Adams siempre viaja con uno en sus giras”, explica Manzoni.
Si Jordan, Supreme y Netflix coinciden, son el perfecto triplete para determinar que hoy algo está en boga.
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