“Escribir ‘El diario de Noa’ solo cambió mi vida financieramente”
Cuando se cumplen 20 años de la publicación de su libro más exitoso, Nicholas Sparks saca ‘Tal como somos’, estrena película y prepara una serie para HBO.
Elige las palabras con precisión, le gusta enumerar y enfatiza todas sus frases con gerundios. Su discurso está estructurado. Se nota, incluso al hablar, que ha dado con una fórmula narrativa en la que confía. No es de extrañar, los 18 libros de Nicholas Sparks (Omaha, Nebraska, 1965) suman cifras atómicas de ventas –97 millones de ejemplares en todo el mundo; en España, 320.000–, 11 de ellos han sido adaptados al cine y se ha impuesto como el rey de la literatura romántica en el ranking de los superventas. La suya es una vida de novela: escribía mientras trabajaba como comercial farmacéutico, unos grandes estudios compraron la idea de El diario de Noa y desde ese momento, hace ya 20 años, el éxito le ha acompañado. Cree en la bondad natural de las personas y ese buenismo se refleja en sus obras, donde no hay sexo explícito, las familias van a la iglesia y la redención es un leitmotiv. Sparks, que vive en una pequeña ciudad de Carolina del Norte –estado en el que ubica la mayoría de sus novelas–, ejemplifica el sueño americano, aunque en su historia de superación también hay sombras: hace dos años fue demandado por discriminación por el exdirector de Epiphany School, el centro educativo cristiano que fundó en New Bern, acusaciones que el abogado de Sparks, Scott Schwimer, denegó.
La educación es un tema central en su vida real y también en Tal como somos (Roca Editorial), su nueva novela.
La educación cambió mi vida. Es importante para mí, porque te da ayuda adicional para enfrentarte a los desafíos que se plantean en la vida. No todos mis personajes han ido a la universidad, pero todos ellos poseen una inteligencia suficiente como para ayudarles a resolver problemas. Ése es el mundo que conozco, porque es el mío, y los personajes que creo siguen mi línea de pensamiento o mis creencias con precisión.
El libro es un thriller que se desarrolla en torno a un asesinato sin resolver cometido hace años. Por primera vez incluye a una protagonista hispana, María Sánchez, una joven abogada hija de inmigrantes mexicanos. ¿Ha querido reflejar la pujanza de los latinos en la sociedad estadounidense?
Absolutamente. Cuando empecé a escribir hace 20 años, Carolina del Norte casi no tenía población hispana. Suponía apenas un 3% o 4%; ahora es el 20%. Intento escribir novelas que reflejen la realidad, por lo que era importante incluirlos. Antes, ninguno de mis protagonistas utilizaba un móvil, ahora todos lo llevan, por esa misma razón. Trato de crear historias reales con gente real, para que los lectores puedan indentificarse.
¿Radica ahí el secreto de un superventas?
El secreto está en intentar evocar emociones genuinas en el lector, hacer que sienta lo que lee. En Tal como somos la acción comienza lentamente y al final envuelve a los personajes. Yo quería: a) reflejar la realidad para que el lector se vea tan atrapado como los personajes y b) sorprender para que los lectores no supieran qué iba a ser lo siguiente.
¿Qué responde a quienes dicen que sus novelas son una sucesión de clichés?
He estado en el negocio lo suficiente como para saber que no puedo controlar lo que otra gente piensa o escribe. Si lo hago lo mejor que puedo y mi agente y mis editores están contentos con la novela, me vale. Es la gente cuyas opiniones respeto, me dejan volar sin impedimentos. Es lo que puedo controlar y es lo que hago.
Así que deja para otros lo de escribir la gran novela americana…
No estoy obsesionado con esa idea, simplemente quiero escribir la mejor novela que pueda.
Pero ¿le gustaría que sus libros se estudiaran?
Se estudian ya en algunos centros. Para mí es un objetivo, porque reflejan un estilo de escritura que se ha dado desde finales del siglo XX e inicios del XXI. Si se siguen leyendo en el futuro es algo que no puedo decidir y que nunca sabré…
¿Utiliza su propia experiencia en sus libros? El protagonista de Tal como somos, Colin Hancock, corre y hace ejercicio para mantener a raya sus ataques de ira, y usted fue atleta y es cinturón negro de taekwondo.
Desde luego. Todos los protagonistas tienen su propia personalidad, pero su carácter procede de algún sitio. A veces de experiencias que tengo, de gente que conozco… Para mí correr es una manera de aclarar la mente, y para Colin también; es algo que le ocurre a la mayoría de la gente que hace running: tienes una oportunidad de estar solo, de pensar y de aclarar tus pensamientos.
La redención juega un papel crucial. ¿Por qué es tan importante la moral de sus personajes?
Supongo que es porque se parecen a las personas que hay en mi propia vida. La mayoría de la gente que conozco trata de hacer lo correcto la mayor parte del tiempo: los padres intentan ser su mejor versión, los esposos tratan de que sus matrimonios funcionen… Dicho eso, hay que tener en cuenta que nadie es perfecto y que todo el mundo comete errores, pero la mayoría de la gente es buena.
Con 18 novelas publicadas, ¿cómo consigue la inspiración para seguir escribiendo?
Puede venir de cualquier parte: algo que veo, una persona que conozco, un tema que se me ocurre, un evento en mi vida, las noticias… Esa inspiración original puede venir de cualquier parte, pero es muy pequeña y muy limitada, una idea diminuta a la que añado elementos para convertirla en la novela que quiero que sea.
El próximo año se cumple el vigésimo aniversario de El diario de Noa. ¿Cómo cambió su vida?
De forma sustancial. En la actualidad me dedico a escribir novelas en vez de a vender medicamentos, que era lo que hacía entonces. Pero interna, mental y emocionalmente, apenas he cambiado. Creo que la gente sigue siendo como es, tenga o no carreras de éxito. Hace 20 años, mis hijos eran increíblemente importantes para mí; hoy siguen siéndolo. Hace 20 años, me encantaba hacer ejercicio con regularidad; sigo haciéndolo. Me gustaba leer, y sigue gustándome, porque es una de mis grandes aficiones. Hace 20 años tenía muchos amigos, y los que lo eran entonces siguen siéndolo ahora, en su mayoría. Las cosas cambian financieramente, pero en general continúan siendo más parecidas a como eran de lo que la mayoría de la gente supone.
Pero consiguió su gran sueño: se convirtió en escritor.
Sí, es maravilloso establecer una meta y ver que ese sueño se hace realidad. Dicho eso, es triste ir por la vida con solo un sueño. No hay solo uno, hay muchos, van cambiando. Siempre es maravilloso perseguir un sueño y tener más en la reserva.
Dice que leer es su gran pasión. ¿Qué libros le han marcado e influido?
Los libros que leo una y otra vez son aquellos de ficción o no ficción que yo encuentro: a) increíblemente interesantes y b) increíblemente bien escritos. Releo estos libros cada 18 meses, más o menos. Pueden ser nuevos o antiguos, no me importa. Probablemente he leído El Quijote ocho veces; El pasaje, de Justin Cronin, cuatro veces… También me interesan muchas obras de no ficción.
Muchas de sus novelas acaban en película. En febrero estrena en EE UU The Choice, filme del que también es productor. ¿Busca involucrarse cada vez más en la industria cinematográfica?
Sí, como productor tomas decisiones, trabajas con el estudio, manejas presupuestos… Estoy más involucrado y trabajo con otros productores con los que me reparto las tareas. En este caso, yo estoy muy metido en el guión, el casting y la promoción y el marketing.
¿Prefiere escribir un guión o una novela?
Escribir una novela es mi preferencia, porque en ese caso dirijo el espectáculo por completo. En las películas hay mucha gente de por medio, y nuestras ideas pueden ser diferentes, pero tienes que trabajar con ellos por el bien del filme. En la novela, yo controlo todo el proceso. Dicho esto, escribir una novela es más duro que escribir un guión o producir una película. Es un verdadero desafío.
¿Y cuál será su próximo reto?
Estoy escribiendo otra novela, ya llevo un cuarto más o menos; la acabaré en marzo o abril para publicarla en otoño. También estoy preparando un piloto para una serie de la HBO y supervisando otros proyectos televisivos y el guión de la película The Guardian.
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