La vida secreta de las ‘strippers’
Una documentalista se adentra en las entrañas del negocio para adultos en Dallas, una de las ciudades más religiosas de Estados Unidos.
A Rose una vez un tío le ofreció 200 dólares. "Vaya, eso son muchos bailes, cariño", replicó. "No es para que bailes, es para que me la chupes. Chúpamela, venga". Esta jovencísima pelirroja con piernas esculturales cuenta esto entre risas, en el sofá de la casa que comparte con su perro salchica y Tatum, otra veinteañera atractiva que baila con ella en un stripclub de Dallas (Texas, EEUU) y que añade que "podría volverse lesbiana en cualquier momento del trabajo". Rose y Tatum se desnudan para hombres y conviven en la que se conoce como la capital de los clubs masculinos de EE UU. Paradójicamente, en Dallas uno puede visitar los stripclubs más llamativos y acudir a una de sus mastodónticas iglesias para clamar su amor por Jesús. El fervor religioso y la industria para adultos (coloquialmente conocida como la de los tittys club –clubs de tetas–) conviven a la par en una curiosa burbuja.
Todo este ecosistema llamó la atención de Poppy de Villenueve, una directora y fotógrafa que ha trabajado para el New York Times, el Telegraph, Nike, Benetton o Michael Kors y que ahora ultima los detalles de su primer documental: Illusions: girls, girls, girls. "Siempre veía todos esos carteles al otro lado de la carretera y me preguntaba cómo vivirían esas mujeres. ¿Qué significa trabajar allí? ¿Cómo se llevan entre ellas? ¿Hay una sensación de comunidad? Decidí grabar el documental porque estaba convencida de que las experiencias de estas chicas son mucho más universales de lo que pensamos", explica la directora por correo electrónico.
Financiado gracias al crowdfunding, su viaje a las entrañas de los clubs de striptease centra la mirada en la vida de sus trabajadores. La de las chicas que se quitan la ropa para ganarse unos dólares y la de los que cubren sus espaldas dentro del club. "He querido contarlo de una forma neutral y dejar que los sujetos hablen por si mismos en su entorno", cuenta. Lo interesante de su proyecto es que no presenta la visión masculina a la que estamos acostumbrados. Esa de las strippers engimáticas a lo Natalie Portman en Closer, la de la joven ambiciosa a lo Showgirls o la de la chica con corazón de oro a lo Marisa Tomei en El luchador o Heather Graham en Resacón en Las Vegas, posiblemente la más reincidente en el storytelling hollywoodiense.
Cortesía de Poppy de Villeneuve
De Villeneuve lo tiene claro. Este es un gremio de mujeres objeto ("las mujeres se desnudan, los hombres miran"), por lo que ella misma aclara que no ha querido presentar el film como un alegato feminista o que, contrariamente, degrade la imagen de sus protagonistas. "Creo que mi trabajo como documentalista es presentar una perspectiva neutra. La audiencia es la que tendrá que decidir qué significa el poder para ellas y si las elecciones de estas mujeres las acercan a sus sueños o las alejan todavía más".
¿Qué lleva a una mujer a trabajar en uno de estos clubs? La cinta cuenta historias de mujeres que lo perdieron todo y vieron el camino fácil, pero también las historias de madres integradas plenamente en la esfera social de la ciudad. Mujeres que se sienten plenas y satisfechas con su vida. Están Kody y Shelsea, dos hermanas hijas del mismo padre que vivieron separadas durante su niñez, que ahora viven y trabajan juntas y se desgañitan en el salón de su casa cantando el nunca confíes en un hombre porque todos están hambrientos de Kat Dahlia. En el gremio se las conoce porque se ponen collares gangsta parejos con la palabra Boss reluciendo entre diamantes falsos. También está Poppy, una exstripper y exprostituta que ha encontrado su camino gracias a Jesús y que ahora se dedica a acoger a strippers para 'encarrilarlas' en el camino de la fe.
Cortesía de Poppy de Villeneuve
Esa extraña combinación de fervor religioso y sexo en la ciudad fascinó a la directora. "Los clubs de striptease son negocios que se podrían ver como un outlet que la iglesia rechaza, pero una stripper puede encontrar algo de confort en las enseñanzas de la religión. Cuando abandonas una parte de ti, tienes que compensarlo de otra manera. En Dallas todo es más grande que la propia vida. Los clubs y las iglesias son gigantes. La gente busca amor y sentirse aceptado, y aunque pueda parecer incompatible, en la iglesia y/o los clubs de striptease lo encuentran".
Cortesía de Poppy de Villeneuve
Empatizar con sus historias fue más fácil de lo que cualquiera podría pensar. "Cada una es hija de su padre y de su madre, con diferentes expectativas vitales, pero todas comparten una cercanía de la que no te quieres separar. Conocí a muchas chicas cuyos números de teléfono cambiaban tan rápido que no podía volver a contactarlas. Ese es uno de los puntos más tramposos de la industria. No siempre todo lo que te cuentan es verdad, pero he intentado mantener el documental de la forma más auténtica posible".
Su proyecto tampoco olvida a los gorilas. Los trabajadores que custodian la integridad de las bailarinas. Hombres que dicen que su trabajo es "como es estar casado con 50 mujeres sin ninguno de los beneficios", que reconocen ser "adicto a la industria" o gente que lamenta llevar once años en el mismo puesto. ¿Hay abusos de poder? "Es muy duro especular con las relaciones entre ellos y las bailarinas, es como en cualquier otro trabajo. Hay que gente increíble que cuida de las mujeres y están los que se aprovechan de ellas. Generalmente, en los clubs que visité, me encontré con hombres en backstage que eran muy respestuosos y que protegían a las trabajadoras".
Cortesía de Poppy de Villeneuve
Cortesía de Poppy de Villeneuve
Pero no todo son dramas o historias para no dormir. El documental acompaña a las chicas fuera de su trabajo para comprobar unas rutinas que, en algunos casos, no se diferencian de la del resto de los mortales. "Quitarse la ropa tiene una parte divertidísima. Me he reído mucho con ellas en viajes interminables en coche, hemos hablado de cómo se baila, he aprendiendo sobre los fetiches raros de la gente y nos hemos reído de los errores que todas hemos cometido. Con ellas, también soñé sobre nuestro futuro y todo lo que puede ser posible".
*Poppy De Villeneuve espera terminar la edición de su documental a final de año y estrenarlo mundialmente a principios de 2016.
Cortesía de Poppy de Villeneuve
Cortesía de Poppy De Villeneuve
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