_
_
_
_

Fina Puigdevall, ideas en erupción

Avalada por dos estrellas Michelin, su cocina de terruño es reivindicativa y respetuosa. A pocos kilómetros de su restaurante, Les Cols, aguarda una casa repleta de armarios de hierro, material que domina su íntimo hábitat.

Fina Puigdevall
Pere Peris

Hace 22 años inauguró el restaurante Les Cols, en Olot (Girona), tierra de volcanes, en un ala de la antigua residencia familiar, una tradicional casa pairal catalana rodeada de campos de labranza. Su trabajo es una forma de vivir, de amar y de ser. «Mi profesión y mi vida siempre han ido de la mano, si no, no podría hacer lo que hago y, seguramente, no habría esa comunión tan íntima entre mi obra y mi persona. En general, noto que tiendo a simplificar y que cada vez necesito menos cosas», nos dice. Se percibe en su vestuario. Suele vestir vaqueros, «un clásico»; camisetas ajustadas, muchas de ellas con el color y el estampado alterado por el paso de tiempo, «valoro esa pátina del uso»; camisas de Ramón Ramis, «un buen amigo que ha diseñado también el vestuario del personal del restaurante»; y chaquetas y vestidos coloristas de Custo. «Me encanta, quizá porque ofrece un punto de distensión a mi sobriedad habitual», comenta rotunda.

Le cuesta deshacerse de las cosas. Las prendas antiguas vuelven una y otra vez a sus cajas o escalan una situación de privilegio en el armario. «Recupero artículos que hace tiempo que no me pongo. ¡Mira esta chaqueta! Los topos eran de terciopelo, pero el relieve ha desaparecido. ¡Es genial!», cuenta divertida.

Hija de familia numerosa –tres chicas y dos chicos–, su madre siempre estuvo pendiente de vestirlos a la última. «Era ella quien nos hacía la ropa. Utilizaba los patrones de la revista Burda». Asegura recordar hasta los colores de las prendas. «Mi vestuario solía ser rojo o azul marino; el de mi hermana, con la que me llevo nueve meses, verde». Hoy en su vestidor predomina el negro con algún respiro blanco. «¡Es un dúo cromático que me gusta hasta para escoger las películas de cine que quiero ver!», comenta.

A la búsqueda de lo esencial. Sus botas moteras y su flequillo, que un día fue punk, descubren un alma rockera. Siempre al filo de la radicalidad, entiende que no hay nada más transgresor y universal que lo local. «En mi cocina hay una vuelta al origen, a los alimentos primarios, a los productos que han estado apunto de desaparecer, como el alforfón, un cereal que se ha recuperado y que aparecía a menudo en los paisajes pintados por los famosos artistas de la Escuela de Olot».

Llega al restaurante la primera, sobre las 10 de la mañana. Antes recoge unos 10 litros de leche de una granja vecina y algunos quesos. «Tenemos nuestros propios proveedores de setas, cazadores y productores de cereales… Como de todo, pero desde que mi hija Martina tuvo un conejo no puedo catarlo, tampoco la liebre», confiesa. Las verduras suelen ser de su propio huerto o del que está plantado junto al restaurante, el mismo que le acompañó en su infancia. Calçot en tempura de carbón, huevo de gallinero escalibado con mayonesa y atún o cordero con leche de oveja y tomillo, por ejemplo, son tres sorpresas autóctonas tamizadas por el saber hacer característico de Fina Puigdevall.

Su fuerza creativa exigía un cambio arquitectónico en Les Cols que llegó hace 10 años y que ha recopilado el premio FAD de la Opinión 2003, el premio arquitectura Girona 2003 y el premio Contractworld.award 2005. Una potencia estilística que reconcilia lo que se ve con lo que se come y con lo que se siente, porque los frutos y los animales se funden en el entorno y forman parte del paisaje habitual.

El singular equipo arquitectónico RCR firma la obra del restaurante y también la de su casa, estrenada hace apenas cinco años. Formada por unos cubos de hierro y cristal, la propuesta del estudio fue arriesgada, pero se produjo un flechazo y acuerdo inmediato. Fina no quería muebles. «Me encanta sentarme en el suelo y utilizar el sofá como respaldo», asegura. Así, no hubo concesiones y todo el mobiliario se realizó en hierro como una prolongación de la propia arquitectura.

Cuando vuelve a casa se prepara un café, escucha a Camarón o a Maria Bethânia, se sienta en el mueble de la cocina y mira hacia la ermita de Sant Martí. «Admiro la contención y el refinamiento de Japón», afirma, «El libro del té o El elogio de la sombra son libros que suelo llevar conmigo y que releo una y otra vez».

Los armarios de hierro que la rodean encierran el vestidor, el menaje, los juguetes de sus hijas, los libros de ensayo, literatura, cocina, arte… «En nuestros viajes compramos muchos. La cultura y la gastronomía, y también la moda, van unidos», comenta mientras nos muestra un vestido de Custo, en blanco y negro. «Lo compré porque el estampado me recordaba a Palazuelo», explica al ojear un monográfico del artista.

En la pared de su dormitorio, vestido de Custo y botines de Calvin Klein. «A pesar de no ser habituales en mi vestuario, me encanta ir con tacones y sé llevarlos», afirma Fina.

Pere Peris

Su biblioteca gastronómica, fundamentalmente nacional, está bien nutrida.

Pere Peris

El comedor tiene salida al exterior y se prolonga hacia el huerto y el gallinero. La mesa de hierro discurre por todo el espacio.

Pere Peris

Fina Puigdevall: «Sentarme en la cocina de casa y mirar las vistas, mientras tomo un café, me relaja mucho».

Pere Peris

A Fina le gusta utilizar las vajillas antiguas de la familia, como la que se ve en primer término guardada en el armario de hierro.

Pere Peris

El vestidor con su fetiche, una cazadora motera.

Pere Peris

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_