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El debate mudo: así son las fotos con las que se enfrentan Rubalcaba y Rajoy

Dos retratos electorales con los que más que seducir se intenta evitar el rechazo

Rubalcaba y Rajoy en cartel
Ramón Peco

A pesar de que no hay ninguna encuesta en la que Rajoy no lleve una indiscutible ventaja a Rubalcaba la campaña nos deja alguna pequeña sorpresa, como las fotos oficiales de los dos políticos. Nos ha llamado la atención, por ejemplo, comprobar que ninguno de los cabezas de cartel del PSOE y el PP aparece maquillado con Photoshop, al menos drásticamente. Analizamos aquí ambas imágenes.

¿Rubalcaba no posa?

El equipo de Rubalcaba ha decidido con su foto intentar dejar claras dos cosas: 1) Que es un hombre de acción. 2) Que el proyecto que presenta no está tan muerto como el gobierno al que pertenecía hasta hace poco.

Cordon Press

Lo de aparecer con un simbólico puño cerrado es un guiño inequívoco a los electores más a la izquierda –que las encuestas dicen que pueden apostar por votar a IU o por la abstención-. A la vez se intenta resaltar con ese puño en movimiento su amplio repertorio de gestos -uno de sus puntos fuertes frente al hierático Rajoy-. También es posible que se haya aplicado un reencuadre a la imagen original para recortar la parte superior de su cabeza y así atenuar su calvicie, una de las cosas que más le envejece (tiene cuatro años más que Rajoy).

Dotar de cierta fuerza a la imagen que proyecta alguien con un aspecto algo enjuto parece que es el principal reto del equipo del PSOE. No es fácil rejuvenecer a Rubalcaba sin usar Photoshop, una herramienta prohibida para ambos candidatos por el clima de fuerte desconfianza hacia la clase política que vivimos. A pesar de ello tanto Rubalcaba como Rajoy necesitan como agua de mayo un lavado de cara. A nadie se le escapa que llevan apareciendo en los telediarios media vida. Recodemos la imagen ridículamente rejuvenecida de Fraga. En cualquier caso es posible que las imágenes de ambos candidatos tengan retoques menores para mejorar el aspecto de la piel y alguna imperfección, pero nada drástico.

Lo que no nos queda nada claro es si la foto es o no un posado. En el caso de serlo nada tendría que ver con el de Rajoy. El retrato del político socialista o bien ha sido realizada en un acto público o bien en una sesión en la que el fotógrafo ha disparado ráfagas y ráfagas de fotos mientras el ex ministro socialista hacía lo que mejor sabe hacer: hablar.

Pero eso de saltarse a la torera el clásico posado –Zapatero usó una fórmula similar en 2004– tiene sus riesgos. Algunos pueden ver en la naturaleza de esa imagen debilidad, como si Rubalcaba fuese un candidato tan volátil que ni tan siquiera tiene una foto electoral de verdad.

Para analizar a nivel compositivo la imagen he consultado a una amiga experta en dibujo -que prefiere mantener el anonimato porque es algo 'alérgica' a aparecer en los medios-. Obra suya es el esquema de análisis que reproducimos de ambos retratos. En la imagen de Rubalcaba las diagonales de marcan la composición señalan cuatro cosas: dinamismo, actividad, energía y naturalidad. Todas ellas cualidades que Rubalcaba necesita para distanciarse de Rajoy.

No hay que olvidar que son muchas las cosas que unen a ambos políticos: experiencia en toda clase de ministerios y en las cúpulas de sus partidos, edades similares e incluso puntos en común en el aspecto físico –ambos tienen barba-. Nada puede interesar menos a Rubalcaba que dar a entender a los votantes en que él no ofrece nada que no ofrezca Rajoy.

Esquema de la composición de las fotografías.

Ramón Peco

Reiniciando, otra vez, a Rajoy

El estudio del rostro, la fisiognomía, es un saber tan antiguo como impreciso, pero al que no nos resistimos a recurrir para analizar el tercer retrato con el que Rajoy intenta ganar unas elecciones generales. Entre la historia y el mito está la anécdota de que el cambio en el rostro poco favorecido de Sócrates motivó que un contemporáneo suyo llamado Zófiro dijese que “la fuerza de voluntad puede corregir las inclinaciones de unos signos fisiognómicos". Lo mismo podría decirse de la evolución del rostro de Rajoy en los últimos ocho años.

Está claro que su imagen ha mejorado -a pesar de cumplir años y acumular dos derrotas ante Zapatero-. Algo que tiene mérito teniendo en cuenta su casi total ausencia de fotogenia. Suponemos que alguna medalla tendrá derecho a ponerse él en ese cambio –y no sólo sus asesores de imagen-.

Es obvio que la inestabilidad del presente favorece la imagen de tipo convencional que proyecta Rajoy. Por eso y porque en el PP nunca han sido muy innovadores en cuestiones de imagen el retrato de Rajoy es académico por los cuatro costados.

Podemos ver con más detalle la foto que se ha usado para los carteles en el folleto del programa del PP. Observando las pronunciadas arrugas que muestra Rajoy en esa imagen parece dudoso que haya sido retocada digitalmente, aunque es seguro que al rostro se la ha aplicado una intensa capa de maquillaje para eliminar brillos y mejorar su apariencia -usando un tono más cálido que el de su propia piel-. También se observa que se ha potenciado el brillo de los labios, la parte más delicada de su rostro.

Por lo demás la imagen intenta mostrar a alguien con cierta naturalidad. Es de suponer que se han tenido que disparar muchas tomas hasta dar con una expresión suya -que sin ser totalmente seria tampoco deja ver esa sonrisa forzada con la que a veces aparece-.

En la composición visual de la foto todo está calculado para que nos olvidemos del personaje que hablaba insistentemente de una extraña niña en la campaña de 2008 o del político que se refería en 2002 a los ‘hilillos’ que salían del interior del Prestige. Por eso predomina una rotunda simetría que intenta crear una imagen de sobriedad y serenidad.

La luz aplicada es muy suave para evitar proyectar sombras en su rostro. Se ha usado un esquema mixto de la luz natural y artificial -predomina sobre todo la primera-. Sobre el uso del color si comparamos las fotos que estos días vemos por la calle con la imagen que figura en el programa electoral vemos que se ha optado a última hora por enfriar algo los tonos. Entre otras cosas porque el principal punto flaco de la foto es la exagerada saturación del color de la piel –ese naranja intenso le da a Rajoy un aire artificial-. En definitiva, seguramente estamos ante la mejor foto electoral que hemos visto del líder del PP.

Cordon Press

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