5 piscinas de agua poco corriente
Entre las rocas del río, bajo una cascada o en el mar. Estos meses, las experiencias de baño únicas hay que buscarlas en plena naturaleza.
El gran salto
Al norte de la provincia de Cáceres, en pleno Valle del Jerte, se encuentra la Reserva de la Garganta de los Infiernos. Y dentro de ella, las piscinas naturales de Los Pilones. Se trata de 13 pozas en las que el agua salta sobre el granito. En la zona hay otras áreas de baño, como La Pesquerona y El Simón, en Cabezuela del Valle.
De hielo y fuego
La Laguna Azul de Islandia se formó entre rocas volcánicas en 1976, durante unas obras en la planta geotérmica de Svartsengi. Sus aguas termales –de 37º a 40º todo el año– llamaron pronto la atención y el acceso al recinto está regulado desde 1999 (entradas desde 35 €).
Nadar entre ruinas
Pamukkale se erige donde estuvo la ciudad romana de Hierápolis, en Turquía. Las propiedades de las aguas del río Menderes son conocidas desde la antigüedad. La Piscina de Cleopatra (10 € la entrada) ofrece sumergirse (literalmente) en la historia.
Caída libre
Para descender al To Sua Ocean Trench hay que bajar más de 30 metros. Su nombre significa «agujero grande» en samoano. Situado en la isla de Upolu, se encuentra a menos de una hora de Apia, la capital de este archipiélago perdido en el Pacífico Sur.
Arquitectura rocosa
Las Piscinas das Marés, junto a Oporto, son una obra de juventud de Alvaro Siza Viera. El premio Pritzker imaginó un recinto integrado en el mar capaz de contener el ímpetu del Atlántico (entradas de 4 € a 8 €). Muy cerca está el restaurante Casa de Chá da Boa Nova del chef Rui Paula, también diseñado por Siza.
Las Piscinas das Marés, junto a Oporto, son una obra de juventud de Alvaro Siza Viera.
Cordon Press
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