La kryptonita de Chanel ¿secreto de los superpoderes de Karl Lagerfeld?

No siempre la ambiciosa mise en place que despliega Karl Lagerfeld en el Grand Palais para cada uno de los desfiles de Chanel anida colecciones a su colosal altura. Si bien para gelidez nos quedamos con el glaciar que hizo trasladar especialmente desde Escandinavia para presentar su colección de otoño-invierno 2010, son sus diseños de invierno 2012 los que, una vez fuera del decorado talado por gigantes estalagmitas al más puro estilo Kryptón que ha montado esta mañana, nos dejan un diamantino sabor de boca.

No en vano el primer viaje de Gulliver fue a Liliput y lo mismo pasa con el káiser, al final, por mucho escenario de cómic, sus superpoderes pasan por detalles tan pequeños como las pegatinas de cristales que poblaban las cejas de sus modelos, realizadas por la Maison Lesage y que han necesitado tres horas cada una para elaborarse.

La amatista, el zafiro y la esmeralda han sido las gemas escogidas para cromar unos diseños maximizados y superpuestos: vestidos sobre pantalones y abrigos tres cuartos con mangas que parecen talladas con punzones, parches romboédricos, o faldas vaporosas a graníticos destellos encima de jeans de terciopelo y merceditas con tacón de metacrilato. Y aunque todo esto parezca carne de superheroínas, hay sitio en esta historieta para un toque hippie. Lo aportan los pañuelos enrollados al cuello. Como si de Superman hubiéramos pasado al desierto de La guerra de las Galaxias sin cambiar de escena.