¿Nos hemos vuelto locos con el ‘no-cambio’ de Instagram?

En las últimas horas, Instagram se ha convertido en un mastodóntico catálogo de imágenes con un solo mensaje: “Activa las notificaciones”. La noticia de que era inminente que la red social modificara el actual orden cronológico del timeline de los usuarios por un orden dirigido se ha extendido a la velocidad de un Sputnik y la petición ha podido leerse en distintos idiomas.

Tanto marcas reputadas como usuarios particulares han diseñado sus demandas con diversos tonos de voz, que han ido rolando desde las iniciales, explicativas y educadas, hasta las iconoclastas, pasando, por supuesto, por las más gamberras cuando el hashtag que suplicaban seguimiento se habían convertido ya en el Zika de Instagram. Hay incluso quien ha hecho del asunto el estandarte para exhibir la personalidad de su cuenta. Otros se han sentido mal por mendigar a sus seguidores la atención que Instagram amenazaba con gobernar en función de criterios tan imprecisos como impersonales y han optado por pedir interacción. Y, en general, se ha atribuido a esta masiva movilización de los usuarios el hecho de que, a día de hoy, no se haya producido ningún cambio y el momento de publicación continúe ordenando Instagram. A esta corriente de opinión ha contribuido la propia compañía que, en las últimas horas, ha publicado un tweet en el que aseguraba estar escuchando lo que los instagramers tenían que decir al respecto.

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¿Pero, qué ha ocurrido para que tantas personas hayan reaccionado ante algo que no ha tenido lugar? Todo comenzó el pasado 15 de marzo cuando la compañía envió a la prensa un comunicado en el que explicaba que cambiaría la forma de presentar los contenidos de sus casi 400 millones de usuarios mediante un algoritmo que valoraría cuestiones como la relación que se tenga con la persona o marca que publica, las probabilidades de que al seguidor le guste esa publicación y, en efecto, el instante en el que se transmita el contenido.

http://instagr.am/p/BDg29iUk9xH/

Ese fue el momento en el que se gestó el caos de las últimas horas. Iniciativas en change.org; informaciones que aseguraban que, de no activarse las notificaciones de un usuario, su contenido se perdería entre los códigos de la red;  memes a favor de esta activación y también de lo contrario… Y, en el horizonte, molestos avisos en forma de iconos, sonidos o cualquier otra preferencia en la que los dichosos partes de publicación llegarían a nuestros Smartphone.

La compañía  todavía no ha aportado ninguna hipótesis sobre por qué millones de usuarios estaban convencidos de que el 29 de marzo sería el día del cambio. Aunque sí admite que “actualmente se está probando con grupos reducidos la ordenación de fotos y vídeos con el objetivo de mejorar la experiencia del usuario”. Dicen que “pronto tu sección de noticias se organizará para mostrar los momentos que creemos que más te gustarán” y  también que se trata de “un proceso que va a llevar un tiempo optimizar” y que, en cualquier caso “se informará antes de que se haga algún cambio”.

Además de insistir en que se comunicará cualquier modificación, Instagram envía un mensaje a quienes estén preocupados por dejar de ser relevantes en el feed de sus seguidores: cuando el proceso de prueba concluya, las publicaciones se mostrarán en un orden distinto del cronológico en función de los tres criterios mencionados (interés y momento de la publicación  y vínculo con la persona que publica) pero no desaparecerán. Así que por el momento la activación de las notificaciones no ha sido necesaria para nada que no sea haber tenido unas 48 horas para profetizar sobre cuántos de nuestros seguidores son tan fieles y entusiastas como para estar dispuestos a ser informados en todo momento de nuestros movimientos en la red que más celebridades genera por minuto sin falta de algoritmo.