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Najwa Nimri y Teo: «Es costumbre llevar la contraria a los padres»

Una mamá fashion y atrevida y un hijo con look y reflexiones tradicionales. Así es esta pareja de seres únicos y complementarios.

Najwa Nimri yTeo
Rita Abundancia & Carlota Peydro (Realización)

De mi estancia en Londres conservo una foto muy reveladora del alma de la ciudad y de esa faceta meramente británica que juega a cambiar de sitio contrarios como moderno-antiguo, bonito-feo o ayer-mañana. En la instantánea, una madre punk con el pelo cardado y de color rosa espera en la parada del bus con su hijo, de unos siete años, que va vestido con el decimonónico uniforme del colegio: chaqueta, pantalón corto y corbata a juego en tonos verde oscuro y naranja, rematado con una gorra de visera en la misma tela. Un tejido tosco pero caliente para afrontar los rigores del invierno inglés, que recuerda al tapizado de los asientos del metro. La extraña pareja me viene a la cabeza nada más ver llegar a esta sesión de fotos a Najwa acompañada de Teo. La actriz lleva una blusa varias tallas más grandes –a la que le ha cortado el cuello sin piedad ni pespunte–, pantalón de cuero marrón, zapatos sin calcetines y un abrigo de piel. Mientras su hijo luce camisa azul, vaqueros y calzado clásico. Look que podría encajar dentro del casual friday, ese respiro que la formalidad en la vestimenta permite a los ejecutivos todos los viernes.

Teo Nabil –Teo significa «dios» en griego y Nabil, «noble» en árabe y «yo ando» en euskera»–, Teo para los amigos, viene con el cabello alborotado pero espera que la peluquera, a la que admira por sus brackets –«¡Mira, mamá!», le dice a Najwa, «Como los que yo me quiero poner»– se lo atuse con gomina, como suele ir al colegio. Madre e hijo están actualmente en negociaciones: ella quiere que él se deje el pelo largo y le ha prometido que le dará 300 euros si lo hace, pero Teo quiere darle unas cuantas vueltas más a la tentadora pero difícil oferta. 

Najwa lleva jersey de punto y pantalón baggy, ambos de Sportmax; y anillo de plata con brillantes de Suárez. Teo con gabardina de Burberry London, camiseta de algodón de H&M y vaqueros de Pepe Jeans London.

Pablo Zamora

Mamá ya ha elegido ropa para las fotos y ahora mismo lleva un jersey blanco con una raya horizontal roja a la altura del pecho y pantalón a juego. Teo le pregunta, muy bajito para que nadie se entere, si no se siente ridícula. Hay una bómber con hombros muy anchos que entusiasma a Najwa pero que Teo no se pondría ni bajo tortura y que seguramente le prohibiría llevar a su madre cuando lo acompaña al colegio. A la hora de elegir vestimenta para el pequeño, las cosas se complican porque sus gustos son muy personales y definidos. Finalmente, escoge una camiseta y un vaquero negro con tirantes. «No le gusta nada. ¿Verdad?», dice la madre. «Es muy clásico, lo contrario a mí», y comenta con Teo, en un tono conciliador, que en posteriores cambios de look habrá que negociar –y esta vez sin euros de por medio–. Pero Teo es todo un caballero y respeta los pactos de manera pacífica y amigable.

La Antígona que interpreta en Matadero Madrid es su primera obra de teatro. ¿Qué tal se ha sentido en esa nueva piel?

Lo tomé como una disciplina de trabajo diferente a la que he tenido hasta ahora. He dado muchos conciertos y eso ya me ha aportado una gran seguridad frente al público. Así que la exposición no es lo que más miedo me provoca. El reto tenía más que ver con la técnica de actor: proyección de voz, cuerpo, dominar una sala tan grande como es el Matadero…

A pesar de mostrarse ante el público de forma continuada, se sigue pensando de usted que está envuelta en un halo de misterio…

No creo que puedas encontrar un hueco en el cine si no existe un estereotipo sobre ti. A todos nos toca un papel y a mí me ha tocado este. El público ya ha visto que puedo hacer otras cosas. Pero no importa los personajes que interpretes si tu imagen ofrece algo muy rotundo, contundente e impenetrable. Por mucho que te esfuerces, hay algo complicado de romper. La imagen importa y no estoy hablando de la belleza.

¿Tiene algo que ver esa imagen que proyecta con su forma de ser?

No creo que a la gente le importe mi forma de ser real.

¿Su hijo sigue su carrera musical o de actriz?

A él no le gusta mi música: me pregunta que por qué no hago lo mismo que Rihanna. En el último concierto al que lo llevé, en Galicia, lo primero que hizo fue mirar para otro lado, jugar a la Play y dormir. Todavía no ha visto mis películas, pero sí vio la obra de teatro Antígona. Estuvo todo el rato concentrado en la historia y luego hacía preguntas muy raras. Yo le dije al director [Rubén Ochandiano]: «¡Menudo trabajo has hecho si has conseguido atrapar a un niño de ocho años!». 

Camiseta de Original T-shirt by Vans y vaqueros con tirantes de H&M.

Pablo Zamora

Se habla mucho del amor de madre a hijo pero también está la reciprocidad. Tener a una personita que es su fan número uno, al menos hasta que llegue a una determinada edad, debe de subir bastante la moral.

No te creas, los niños relativizan mucho. Para él soy su madre, no su ídolo. Dependiendo del tipo de madre que seas puedes crear a una bestia absolutamente dependiente. Yo procuro que él sea libre.

Imagino que la maternidad habrá acabado con esa vida un poco nómada que llevaba antes de Teo, en la que las cosas llegaban casi siempre por casualidad, sin ser premeditadas.

Cuando llevas ya siete u ocho discos, tres bandas sonoras y no sé cuántas películas, nada es por casualidad, y cuando tienes un hijo mucho menos. Pero sí es cierto que no era algo que yo veía en mí. Fue algo que, mi pareja de entonces, vio en mí. Nunca fue una vocación. De todas formas, hoy en día tampoco puedes planear muchas cosas: se te pueden caer encima.

Aunque cada embarazo es un mundo, hay dos versiones que persisten: la de la futura madre que lo vive mal y la de la que se siente una supermujer con superpoderes. ¿Cómo fue el suyo?

Hasta los siete meses estuve haciendo conciertos. Recuerdo uno en La Riviera, Madrid. Fue inmenso. El cambio hormonal me dio un subidón de energía. Tendría más hijos, lo que no me cuadra es que otra persona los cuide por mí. Tengo que trabajar mucho y no quiero que haya otros criándolos. Quiero hacerlo yo y que me identifiquen a mí como madre.

¿Y qué tipo de madre es?

No tengo ni idea. Me resulta muy difícil definirme como madre. Solo sé que tengo un hijo. 

Najwa lleva quimono guateado de Emilio Pucci y vaqueros de Pepe Jeans London. Teo, sudadera de algodón de Finger in the nose, camiseta de algodón de H&M, vaqueros de Pepe Jeans London y zapatillas de BOSS.

Pablo Zamora

¿Qué le ha enseñado Teo y qué trata de inculcarle a él?

Me he dado cuenta de que nada es tan importante: primero llegas tú, luego te mueres y viene otro. Los hijos enseñan a relativizar. Por mi parte, trato de que tenga los menos prejuicios posibles. Y un sentido de la libertad que le permita ser quien quiera ser. Ahora estamos preocupados por sus nuevas amistades, hay que inculcarle que coma sano, que aprenda el código social para poder moverse con soltura… 

No parece que eso sea un problema para él; se le ve bastante responsable para su edad. 

Sí, basta que seas una persona despreocupada para que llegue tu hijo y te recuerde que igual hay que preocuparse un poco más. Es la habitual costumbre de llevar la contraria a los padres. 

Hasta ahora, ¿qué fase de la infancia de Teo ha disfrutado más? 

Cuando empezó a hablar dije: ¡Guau! Ahí comenzó a ser una personita. Yo con la fase bebé me identifico menos, estoy disfrutando más la etapa de niño. Lo que espero es poder empezar a viajar con él. Ahora estamos intentando diseñar una rutina muy estable, aunque Teo, de fábrica, ya viene centrado. La cosa es que cada padre hace el hincapié donde cree que falla. Igual te pasas o igual te excedes. 

Entonces es una madre volcada en su oficio. ¿También cuenta cuentos por la noche?

Sí, antes de ir a la cama es nuestro momento del día. Leemos, jugamos, me cuenta sus cosas…

La cantante viste bómber de piel metalizada de Burberry Prorsum, camiseta de American Vintage y pantalón de Guess by Marciano. Teo lleva camiseta de Petit Bateau, vaqueros con tirantes de H&M y zapatillas de Mustang.

Pablo Zamora

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