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4 acciones esperanzadoras en la lucha contra la mutilación genital femenina

Hoy, 6 de febrero, es el Día de la Tolerancia Cero con la Mutilación Genital Femenina (MGF), una práctica que todavía se realiza en más de 30 países y que amenaza a millones de niñas.

"Apertura", Joan. © Camila Espinel
"Apertura", Joan. © Camila Espinel

Un lugar seguro para las niñas que huyen de la mutilación

Entre los muchos documentales que existen en torno a este tema, In the name of your daughter –de la periodista y cineasta canadiense Guiselle Portenier- refleja la valentía de muchas niñas tanzanas que se escaparon de sus hogares y viajaron solas hasta llegar a una casa de acogida con el fin de evitar el infierno de la ablación.

La Fundación Kirira lleva 20 años volcada en la lucha contra la MGF y su arma es el trabajo de educación y concienciación en el terreno, concretamente en Kenia. “Ahora mismo trabajamos en tres zonas: Tharaka (en la parte limítrofe con Somalia), Kuria (en la frontera con Tanzania) y Pokot (al norte del país)”, señala Estrella Giménez, presidenta de la fundación. “A pesar de que en Kenia la ablación es delito, muchas comunidades siguen practicándola y, cuando se trata este tema, más que de nacionalidades habría que hablar de tribus, porque en un mismo país algunas lo hacen y otras no”, comenta Giménez.

En algunas aldeas, esta práctica se lleva a cabo en un determinado momento del año. Es cuando tienen lugar los ‘viajes de rescate’ que organiza esta fundación, cuando sabe que una comunidad va a llevar a cabo la mutilación. Al mismo tiempo, cada vez más niñas (especialmente las escolarizadas) deciden huir de esta tortura y escapar de sus hogares. “Por eso contamos también con ‘casas de rescate’, donde las chicas pueden estar una media de cinco años, hasta que sus familias las acepten de nuevo”, señala Giménez. La existencia de estos refugios que muchas ONGs poseen ya en los países donde se mutila a las niñas, hacen que muchas jóvenes y sus madres decidan negarse a pasar por esta ‘tradición’ que ya ha causado la muerte de muchas menores.

Un futuro mejor para ellas y sus familias

La labor de Kirira se centra en las escuelas, a menudo el núcleo de estas poblaciones. En ellas están los ‘clubs antiablación’, creados por esta fundación y formados por líderes locales, ancianos, profesoras o mujeres que llevan a cabo cursos, charlas, cánticos y demás actividades.

“Es importante hacerles cambiar de mentalidad, ya que para ellos la mutilación es algo imprescindible para seguir perteneciendo a la comunidad y para poder casar a sus hijas”, apunta Giménez. “Nosotros les proponemos otra vía, que las niñas estudien gracias a nuestras becas. Muchas acaban el colegio, hacen secundaria y finalizan una carrera universitaria. Y, además, es muy frecuente que estas chicas sigan ocupándose de sus padres y no los abandonen como cuando se casan. Disponemos también de microcréditos para aquellas que prefieran emprender un pequeño negocio. El aspecto económico es importante porque la mutilación, además de ser un requisito para que la mujer pueda encontrar marido, es también una forma de ganar dinero. Tanto para la mutiladora, la que lleva a cabo esta práctica, como para los clanes de ancianos que, a menudo, se llevan un tanto por ciento por cada niña a la que se le ha practicado la ablación”.

“En los 20 años que llevo trabajando en Kenia hemos vistos mejoras y una reducción del porcentaje de niñas mutiladas”, afirma Giménez. “En Tharaka, la proporción de menores a las que se les hace esta practica ha bajado a un 15%, en la comunidad Kuria este índice se ha reducido del 95% al 30-40% y entre los Pokot, donde la mutilación que se practica es la más salvaje (llamada summa), que corta no solo el clítoris sino también los labios mayores y menores, el 95% de las pequeñas escolarizadas se han salvado de esta tortura”.

«My body, my rules», Betty. © Camila Espinel
«My body, my rules», Betty. © Camila Espinel

Contratos para viajar al país de origen y volver sanas y salvas

Las niñas que corren el riesgo de ser mutiladas no solo son las nacidas en los países donde se lleva a cabo esta práctica, sino que muchas pueden ser hijas de inmigrantes -nacidas en Europa, EEUU o cualquier otro país del mundo-. “Desgraciadamente, todavía muchas familias aprovechan unas vacaciones o un viaje a su país para ‘hacerle el corte’ a las niñas. Se dan casos también de madres que envían a las pequeñas a ver a los abuelos y vuelven sin sus genitales, aún en contra de la voluntad de los padres y de las propias chicas”, apunta Hodan Sulaman, técnica de intervención del proyecto de Mutilación Genital Femenina de Médicos del Mundo en Madrid.

Esta ONG ha creado una iniciativa para frenar esta costumbre que consiste en un compromiso, un contrato en el que la familia se compromete con Médicos del Mundo y el pediatra del sistema sanitario público a no mutilar a la menor en el viaje a su país de origen, además de hacerle una revisión médica cuando regresa a España para comprobar que no ha sido cortada. Este pacto fue retratado por el fotógrafo Asier Alkorta en una exposición fotográfica titulada Un viaje con compromiso: el valor de la prevención en la lucha contra la MGF.

Médicos del Mundo organiza también cursos y talleres en la comunidad de Madrid dirigidos a inmigrantes de países en los que esta práctica sigue vigente, como Nigeria, Guinea Bissau, Guinea Conakry, Senegal y Mali. “Tratamos de concienciarlos en contra de la MGF. Recuerdo cómo hace poco, en un taller, unos chicos senegaleses, que habían nacido y se habían criado en España, estaban a favor de la ablación porque sostenían que era una tradición que había que conservar. Nuestra misión es hacerles cambiar de idea”, comenta Hodan, nacida en Somalia conocedora del tormento que deben pasar las mujeres (entre ellas su madre) que se niegan a que sus hijas pasen por este tortura. “En el mejor de los casos, son desterradas y repudiadas automáticamente. Y deben abandonar la tribu con sus hijas”.

Cirugía reconstructiva para las mujeres que han sido mutiladas

En el Hospital Universitario Doctor Peset, en Valencia, muchas mujeres que han sufrido la mutilación son sometidas a una operación de reconstrucción del clítoris, dentro de un programa (pionero en España) que se inició en 2016, y que incluye no solo esta operación, sino también un plan de prevención sanitaria ante la MGF. Como apunta Reyes Balanzá, jefa del servicio de ginecología del hospital, “el clítoris es un órgano muy grande y, aunque hayan cortado la parte más visible, podemos desenterrar la zona interna y sacarla un poco al exterior. Gracias a esto muchas mujeres mutiladas pueden sentir orgasmos por primera vez. Pero además, la MGF provoca infecciones de orina o del aparato reproductor, problemas en el parto con desgarros importantes, incontinencia de orina y heces y reglas dolorosas. Muchas mujeres se creen que estos trastornos son normales a la condición femenina. Nosotros les decimos que no, que son consecuencia de la mutilación. Y también tenemos asistencia psicológica, ya que la mayoría de estas víctimas padecen ansiedad, tienen la autoestima muy baja e incluso depresión”.

A parte de este apoyo sanitario, psicológico y sexológico, existe también un plan preventivo para evitar que las niñas que vivan en esta comunidad, pertenecientes a países donde se mutila, acaben como sus madres o abuelas. “Este dispositivo se pone en marcha cada vez que sabemos de la existencia de niñas en situación de riesgo, ya sea por medio de las madres, las trabajadoras sociales o los médicos”, comenta Balanzá, “y se les informa a los padres de las posibles consecuencias de llevar a las niñas a sus países y que vuelvan con el ‘corte’, ya que es un delito que puede ser penado con cárcel (de 1 a 6 años) o con la expulsión del país. Si el riesgo es muy grande, siempre se puede poner en conocimiento del área de protección al menor y quitarle la custodia y el pasaporte a los padres”.

Este hospital también proporciona asistencia a los maridos o parejas de mujeres mutiladas. “Es complicado tratar el tema porque para ellos es tabú, por eso tenemos dos hombres de Malí que se encargan de hablar con ellos”, señala esta ginecóloga. “Generalmente, tras la reconstrucción la vida de las mujeres y de las parejas cambia a mejor. ‘Ahora sé lo que significa ser mujer’, me comentan muchas pacientes”.

La MGF en datos

-Según un informe de UNICEF, de octubre del 2018, en el mundo hay 200 millones de mujeres y niñas, procedentes de 30 países, a las que se le ha practicado la MGF.

Los países que todavía llevan a cabo esta práctica se concentran en África, zonas de Oriente Medio, como Irak o Yemen, o países de Asia como Indonesia. Se cree que la MGF se practica también, aunque de forma muy esporádica, en áreas de Colombia, India, Malasia, Omán, Arabia Saudí o Emiratos Árabes. Clandestinamente, se han encontrado también casos de MGF en países de Europa, EE.UU. o Australia, en el seno de comunidades de inmigrantes procedentes de países donde se practica.

-De acuerdo con datos de UNICEF, la actitud de las mujeres y las niñas con respecto a la MGF está cambiando. Los países en los que hay un mayor rechazo a esta práctica por parte de las mujeres son Tanzania (con un rechazo femenino del 95%), Togo (95%), Ghana (93%) y Kenia (93%). Mali (14% de rechazo), Guinea (22%) o Sierra Leona (27%), son los países donde hay menos oposición a la MGF por parte de las féminas.

-En palabras de UNICEF (en los países en los que hay datos), a día de hoy 1 de cada 3 niñas de entre 15 y 19 años ha sufrido la ablación; mientras que en 1980, esta proporción era de 1 de cada 2. La páactica de la MGF ha bajado, pero no todos los países experimentan esta trayectoria. “Es el caso de Mali o Guinea, que de tener índices bajos de mutilación, han pasado a tenerlos más altos”, apunta Hodan Sulaman. “La razón de esto puede buscarse en una reafirmación de sus tradiciones”. Esta misma estadística señala que si en 1985 la MGF afectó a un 50% de niñas de entre 15 y 19 años (de los 30 países con datos registrados), hoy este porcentaje ha bajado al 35%.

-Los países que registran más mutilaciones son Somalia, donde un 98% de las mujeres entre 15 y 49 años han sufrido esta tortura, Guinea (96%), Yibuti (93%) y Egipto (91%).

*Fotografías realizadas por Camila Espinel Ramírez con la colaboración de las mujeres activistas del grupo de MGF de Médicos del Mundo de Madrid. Forman parte de la exposición Mi lucha, nuestra lucha, que se podrá disfrutar en la Biblioteca María Moliner de Madrid del 6 al 15 de febrero. 

*Para ampliar información sobre la MGF, tres reportajes de ‘Planeta Futuro‘:

¿Qué puede hacer la Academia para acabar con la ablación?

La mujer que encarcela a quienes mutilan los genitales de las niñas

Nuestra generación será la que elimine la ablación en Senegal: Sylvie Diack, de 20 años, lidera el movimiento juvenil para erradicar la mutilación genital femenina, el matrimonio infantil y el embarazo precoz en su país

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