Muere Emanuel Ungaro, último aprendiz de Balenciaga y maestro de la sensualidad
Fallece en París a los 86 años el diseñador que se erigió en uno de los creadores más relevantes de mitad del s. XX.
“Se decía que los hombres amaban a una mujer con un vestido de Ungaro porque el estilo y los colores vibrantes les hacían imaginar lo que llevaba debajo, de una manera que un traje pantalón Armani no podía, y, además, sabían qué hacer con este pensamiento. La mujer, que para entonces ya tendría esclavizados por completo a esos pobres demonios, les haría pagar por el privilegio de pensarlo. Ese fue esencialmente el enfoque de Emanuel Ungaro cuando abrió la casa en 1967 en la Avenida Montaigne. ¡Que lo paguen!”. Cuando la reputada (y temida) crítica de moda Cathy Horyn escribió en 2010 en el T Magazine sobre los malos tiempos del imperio Ungaro (“uno de los casos más tristes que haya conocido”), resumió a la perfección el impacto y legado del fundador de una casa de moda que arrasó en los 80 y 90 con una efectiva fórmula de elegante seducción a base de estampados y drapeados. Emmanuel Ungaro, su creador y diseñador, falleció el sábado en París a los 86 años. Lo confirmó la casa que fundó en 1965 desde su cuenta de Instagram con varios posts en los que indicaron que el creador «permanecerá en nuestros recuerdos como el Maestro de la sensualidad, del color y la extravagancia».
Nacido en 1933 en la Provenza francesa en el seno de una familia de costureros que emigró a Francia huyendo del fascismo italiano, Ungaro viajó con 22 años a París para convertirse en diseñador de moda y seguir los pasos en sastrería de su padre, Cosimo. Aterrizó en el taller de Cristóbal Balenciaga, donde se instruyó antes de pasar a ser asistente del futurista André Courrèges. Se emancipó, fundó su propia firma en 1965 y su taller de costura dos años después, emulando a los maestros con los que aprendió codo con codo. Ungaro rápidamente entró a formar parte del club de los diseñadores (masculinos) que dominaron el imperio de la moda en la segunda mitad del s. XX. Sus vestidos cortos en A también contribuyeron a la era en la que la mirada masculina marcaba el patrón de ‘lo sexy’ para reivindicar un supuesto empoderamiento femenino. Heredero de la cultura de maison en la que se había educado, su firma arrasó entre los 80 y los 90 gracias a unos llamativos vestidos de Alta Costura que vestían desde Jacqueline Kennedy a Lauren Bacall o Catherine Deneuve y a una estrategia económica de lo más fructífera gracias a su línea masculina y sus licencias en accesorios, perfumes y complementos.
En 1996 sorprendió a todos al vender su firma a la casa Ferragamo pero decidió seguir diseñando colecciones. Una era en la que vistió de novia a Eugenia Martínez de Irujo en su boda con Fran Rivera en 1998 y fue galardonado con la Aguja de Oro en 1999. Se retiró definitivamente en 2005, apenas un año después de que su aprendiz llamado a sucederle, Giambattista Valli, abandonase la maison. Ese mismo año, Emanuel Ungaro fue adquirido por el magnate pakistaní Asim Abdullah. Casado con Laura Bernabei y con una hija, Cosima, en una era en la que los diseñadores ya no cogen la aguja, la moda se despide del “cirujano” de la moda, uno de los últimos couturiers.
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