«Quería ser un globo gigante»: Caprile y la novia más atrevida de 2020 cuentan cómo idearon el vestido viral de Instagram
Lorenzo Caprile firma el diseño nupcial del que todo el mundo habla: una voluminosa creación para la que se emplearon 25 metros de tafetán de seda que no ha dejado indiferente a nadie.
Desde que Carlota pisó el taller de Lorenzo Caprile tuvo claro lo que quería: un diseño nupcial voluminoso, especial y opuesto a lo que tradicionalmente se entiende por vestido de novia. El modista (Caprile reivindica el término en femenino cada vez que tiene la oportunidad) hizo realidad sus deseos dando forma a la novia más atrevida de 2020. Una que ha revolucionado las redes sociales de la mano de un grandilocuente diseño con mangas abullonadas al más puro estilo Valentino para el que se empleó un rollo entero de tafetán de seda natural comprado en Inglaterra. «Lleva unos 25 metros de tela. Las pruebas fueron muy divertidas porque la moldeamos sobre el cuerpo de la novia», cuenta por teléfono Caprile desde su taller madrileño. «Me encanta hacer cosas distintas y salirme de la novia tradicional. Tengo fama de clásico, pero no por lo que yo lo sea sino porque hay que comer. Yo estoy feliz de hacer este tipo de diseños».
Caprile reconoce que Carlota de la Vega es la excepción. Pocas novias visitan su taller con la idea de romper y pedirle algo que se salga de «sota, caballo y rey». Ella, que estudió moda y trabaja en el sector como ejecutiva de cuentas de la agencia de comunicación especializada Nota Bene, es una enamorada de las creaciones de Pierpaolo Piccioli para Valentino y tenía claro que en un día tan especial quería un vestido así. «Caprile me avisó de que tenía que estar preparada para defender el vestido porque no tiene término: o enamora u horroriza», confiesa a S Moda. La polarización en Instagram, donde varias cuentas se han hecho eco del diseño, es la prueba de que no ha dejado indiferente a nadie.
Los comentarios en la red social muestran la división entre quienes aplauden la audacia de la novia y el diseñador y quienes tachan de demasiado arriesgado el diseño. No todo el mundo se atrevería en un día tan señalado con un look tan singular, pero es ahí donde radica la repercusión que está teniendo el vestido. «Todos los invitados me decían que había creado ‘efecto Wow’, que si quería impresionar, lo había logrado. No me afectan los comentarios negativos que estoy leyendo en redes sociales y algunos los encuentro incluso graciosos. Yo sabía muy bien lo que llevaba y me quedo con que mis amigas no pararon de repetirme que estaba guapísima y que era yo hecha vestido», apunta. Incluso su madre, que al principio «tenía un poco de miedo porque ella es muy clásica», terminó enamorada de la elección de su hija.
«Quería un vestido voluminoso que no me apretara en ninguna parte del cuerpo y reflejara mi personalidad. Si abrieras mi armario verías que me encantan los vestidos gigantes, con volantes y colores, y que nunca me gusta ir ajustada. De hecho, repetí varias veces que quería ser un globo gigante. Es el único día en el que me puedo poner un vestido así», explica De la Vega. A pesar de las dimensiones del diseño, la novia asegura que estuvo muy cómoda porque debajo no llevaba más que varias capas de tul. «Me casé en una carpa y me daba miedo no entrar por el pasillo», cuenta entre risas. «De hecho fui a la ceremonia en un Lotus biplaza del año 65 en el que no cabía, el vestido iba directamente encima de mí. Pero aunque parezca un armatoste, era comodísimo».
Para complementar un diseño tan potente, Carlota eligió un sencillo ramo de paniculata, unos zapatos de Manolo Blahnik y unos pendientes vintage de Chanel con ribete de terciopelo negro que inspiraron a Caprile para incluir una cinta a juego en su creación. Aunque en las imágenes no se aprecia con detalle, el diseño incluía bolsillos y una espalda de generosa abertura que Carlota lució en todo su esplendor recogiendo su pelo en un moño bajo a cargo de la maquilladora y peluquera María Serrano. «Aposté por añadir poca información más en los complementos y por un maquillaje natural porque el vestido no necesitaba más. Estoy feliz de haber llevado el vestidazo que quería».
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