Sinéad Burke: «Mi misión es que las cosas cambien. Quiero ver a más personas como yo logrando lo mismo»
Comenzó reivindicando la inclusión en sus clases. Ahora su discurso copa portadas y alfombras rojas. «El mundo no está hecho para gente diversa. Ni en las oficinas, ni en las imágenes, ni siquiera en la logística para poder movernos libremente», afirma.
El Instagram de Sinéad Burke está repleto de comentarios de sus seguidores preguntándose dónde y cómo pueden adquirir prendas similares a las que postea habitualmente. Ella contesta a todos con sus recomendaciones. Nada lejos de lo habitual en el mundo influencer, si no fuera porque Burke padece acondroplasia, un trastorno que provoca enanismo y que sufren una de cada 30.000 personas en el mundo. Con su poco más de un metro de estatura, Sinéad posee un armario envidiable, repleto de prendas de prestigiosas firmas, muchas de ellas confeccionadas a medida. Pero eso no es lo importante. Lo relevante en esta historia es cómo llegó a conseguirlo.
«Siempre me ha interesado la moda. Creo que es una herramienta de comunicación increíble. Mucha gente, aunque no se dé cuenta, tiene múltiples opciones para vestir y así expresar su personalidad.Puede parecer increíble, pero me di cuenta de que no podía acceder a ella siendo ya una adolescente, cuando veía a mis hermanas, que no son discapacitadas, ir a una tienda, pobrase, pagar y llevárselo sin problemas. No podía creer que nunca tuvieran que preguntar, ni pedir ayuda», explica Burke. Su vida ha estado marcada por el bullying, incluso se planteó hacerse una arriesgada operación de alargamiento de huesos, hasta que un día decidió no solo abrazar sus diferencias, sino también contribuir a darle la vuelta al sistema, exponiéndose ante aquellos que la criticaron durante años. Y se hizo profesora de primaria. «Porque siempre creí que si hay algún modo de cambiar las cosas, de abrir la mente, es a través de la educación», opina. Mientras, en su tiempo libre, Sinéad escribía un blog en el que denunciaba la falta de diversidad en la industria y que culminó con una charla TED en 2017 que la puso en el foco mediático. Titulada Por qué el diseño debería incluir a todo el mundo, levantó muchas ampollas en un sector que, por mucho que hoy haga alarde de lo contrario, sigue reproduciendo por inercia un canon único. «Me di cuenta de que nadie podía contar mi historia mejor que yo», recuerda. «Supongo que la gente empatízó. Y se dieron cuenta de que no es tan difícil diseñar un mundo para todos», cuenta. Y tanto que lo hizo. Un año después, estaba protagonizando la portada del número anual en papel de The Business of Fashion con una imagen realizada por el mismísimo Tim Walker, que, como ella dice, sería una de las pocas cosas que salvara si hubiera un incendio en su casa. La edad de la influencia, rezaba aquel titular. Aprovechó el altavoz que aquello supuso: «Me fui presentando a los diseñadores y los CEO que encontraba en los eventos. Ese quizá fue el reto más difícil. Vivimos en una sociedad pensada para gente normativa, donde la exlcusión de los discapacitados es frecuente, pero a veces no intencionada. Lo más complicado fue explicarles a la gente de la moda una realidad que ellos nunca habían experimentado», explica.
Así, perseverando y presentándose sin miedo frente a distintas figuras de peso, en poco más de dos años, Sinéad ha conseguido finalmente llamar la atención de todo el mundo: se sienta en primera fila de los desfiles, acude a debates con los personajes más relevantes del sector, fue la primera persona con enanismo invitada a la gala del MET y una de las elegidas por Meghan Markle para protagonizar la portada del Vogue británico que la exduquesa de Sussex editó hace un año. «Todo lo que está pasando es increíble y muy halagador, pero mi misión es que las cosas cambien. Quiero ver a más personas como yo logrando lo mismo», sentencia. Por eso, en estos últimos meses, Sinéad practica un doble juego; acude a eventos mediáticos para mantener su notoriedad y, al mismo tiempo, consciente de que la moda no es el mundo real pero sí un potente foco de atención, utiliza su fama para lanzar mensajes en redes y newsletters donde detalla sin tapujos casos personales de discriminación y acoso (el último, hace poco, a las puertas de un restaurante en su Dublín natal). » En los días tristes me intento recordar que estamos intentando cambiar una industria que lleva cultivando una visión única desde tiempos inmemoriales. Me recuerdo también que el cambio lleva tiempo, pero no por eso nos tenemos que dejar llevar por la complacencia, no basta con la visibilidad que dan las campañas, hay que ir a la raíz. Este es un sector que se ha basado siempre en las experiencias de unos pocos, ahora hay que abrir la mente en los despachos, en los estudios y en las escuelas», confiesa. Porque el debate sobre la inclusión va mucho más allá de incorporar tallas pequeñas o grandes. «No es solo que las marcas nos vistan, aunque por supuesto eso hace mucho. Es que se den cuenta de que el mundo no está diseñado para gente no normativa. Ni las oficinas, ni las imágenes, ni siquiera la logística para poder movernos libremente», explica.
En estos últimos días, además de los podcasts As me sobre «empatía y vulnerabilidad» (y en los que participan Victoria Beckham, Adwoa Aboah o Florence Welch, entre otros), de las newsletters semanales o del doctorado sobre moda e inclusión que prepara en el Trinity College, Sinéad está a punto de sacar un libro, Break the Mould, que verá la luz a mediados de octubre: » Va sobre mi experiencia como profesora de primaria. Es una especie de manual para dar a los chavales herramientas que les ayuden a abrazar sus diferencias. Ellos son geniales tal y como son, no tienen que compararse con nadie y no tienen que cambiar para adaptarse al entorno; es el entorno el que tiene que cambiar para adaptarse a ellos»
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