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De Paula Echevarría al concurso de acreedores: ¿qué ha pasado con Blanco?

Son muchos los factores que han afectado negativamente al rendimiento de la empresa. Analizamos cómo en solo un lustro la marca ha perdido fuelle hasta encontrarse en una situación desesperada.

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El año pasado, Blanco, que había operado en los últimos años como Suite Blanco, anunciaba que recuperaba su nombre original y con él las ganas de volver a ser lo que fue durante muchos años, una marca de precios muy ajustados y tendencias pasadas por el filtro de lo ultracomercial, dirigida a un público adolescente. En definitiva, una alternativa al Bershka y Stradivarius que debía gran parte de su triunfo a los estampados de leopardo, reciclados temporada tras temporada. Pero parece que el intento de dar un giro de timón no ha funcionado. La marca presentó esta semana su segundo concurso de acreedores voluntario y tiene intención de seguir con su actividad.

(Actualización 9/12/16: El miércoles 7 de diciembre, la firma decidió cerrar su tienda online y ayer, día 8, se convocó una reunión con el comité de empresa, la cúpula directiva y los administradores concursales, según informa el portal Modaes,  y se ha comunicado que la intención de la compañía es presentar el próximo viernes un expediente de regulación de empleo (ERE) de liquidación. La sociedad Global Leiva, con sede en Madrid, decidió presentar concurso de acreedores en Seseña, Toledo, alegando “insolvencia”. Finalmente, la compañía ha decidido ir a liquidación y proceder con el cierre de sus casi noventa tiendas.)

En 2012 falleció el fundador de la marca, Bernardo Blanco Solana, que compartía con Isak Andic, el patriarca de Mango, y Amancio Ortega, el de Inditex, a la alergia a los medios. Retirado, había dejado las riendas de la empresa en manos de su hijo, Bernardo Blanco Moreno. Entonces Blanco, rebautizada como SuiteBlanco, estaba en plena expansión internacional. Tenía presencia en Reino Unido, Arabia Saudí y Portugal y abría dos tiendas en Dubai. Ese mismo año, la empresa fichó a Paula Echevarría y a Quim Gutiérrez como imagen. La actriz de Velvet también diseñó una colección cápsula, en la que algunos detectaron ciertos clones, como unos zapatos con tachuelas sospechosamente parecidos a los Rockstud de Valentino.

Sin embargo, la racha ascendente se paró en seco. Dos años más tarde, Blanco protagonizaba su primer concurso de acreedores, el mayor de la moda española. La rescató el grupo saudí Alkohair por 40 millones de euros. Los nuevos dueños tomaron la decisión polémica de despedir a Blanco y a su esposa, Teresa Pérez pero se vieron obligados a readmitirlos como directivos este mismo mes.

Desde hace meses, Blanco busca un nuevo inversor, sin demasiado éxito. Al presentar este segundo concurso de acreedores, la empresa declara que quiere “salvaguardar los intereses de los acreedores” y “luchar por la continuidad de la actividad comercial”, pero lo cierto es que esa actividad ya no es la que fue. De las 250 tiendas que llegó a tener la cadena, quedan 89. Este mismo año se han cerrado siete tiendas en Madrid, Sevilla y Barcelona, sobre todo en los centros comerciales. Han desaparecido los locales de La Vaguada en Madrid, de La Maquinista y Splau en Barcelona, en el centro comercial Bonaire de Barcelona y las dos tiendas que la marca tenía en Los Arcos en Sevilla.

Cuando se readmitió al hijo del fundador hace apenas unos días, varios trabajadores declararon al portal especializado moda.es que la situación en la empresa es “como una película. Cuando llegas por la mañana, nunca sabes qué te vas a encontrar ni qué noticia te van a dar. Reina el caos y hay un descontrol absoluto”.

Lo cierto es que en las tiendas Blanco que sobreviven, algunas en puntos muy céntricos como Gran Via y Fuencarral en Madrid o la calle Pelai en Barcelona, ya no se detecta el ambiente y las colas que se generaban hace apenas cinco años, con los clientes ávidos de hacerse por ejemplo con bailarinas de los colores de la temporada por 19,99 euros o bolsos por 14,99. Con la música discotequera sonando por los altavoces, las tiendas Blanco se ponían hasta la bandera especialmente los viernes por la tarde cuando las chicas –la línea masculina, que abrió en 2009, cerró hace tres años– buscaban algo para estrenar el fin de semana sin dejarse el sueldo. En la colección actual, la que se vende también en su tienda online, hay clásicos de la casa como este vestido lencero de leopardo, rebajado a 12,99 o éste bolso de fiesta, por 19.99. Aunque no tendría ningún sentido que Blanco (que tiene su propio apartado de “vestidos body-con” en su página) tirase por la tendencia feísta que inunda, por ejemplo, el renovado Trafaluc (la línea más juvenil de Zara), no falta en el catálogo actual una falda tejana de bajo recortado y asimétrico, una manera de llevarse a casa el catecismo de Vetements.

Al margen de las malas decisiones empresariales que haya podido tomar la marca, hay que tener en cuenta que el segmento más low del low cost se ha redibujado por completo en los últimos años. La llegada de Primark a España cubrió ese hueco de la compra que no requiere reflexión (y de tienda que puede visitarse varias veces al mes) y, por otro lado, está la importante implantación de las cadenas chinas como Mulaya, con su agresiva política de plagios y de promoción a través de las blogueras, que se llevan una comisión de la venta de cada producto que lucen. Además, Inditex está en pleno rearme de Lefties, su marca más económica. Esta misma semana ha presentado su nuevo logo, a juego con una web renovada que hace más fácil la compra por internet, aplicando el click & collect que tan bien funciona en Zara (comprar en casa, recoger en la tienda, con la opción de devolver en el mismo mostrador). A pesar de ser la más desconocida, Lefties es ahora la franquicia de Inditex que más crece, por encima de Zara Home y Stradivarius. En 2015 aumentó su facturación un 22%. Con este panorama, Blanco no lo tiene fácil para volver a ser el paraíso de la compra sin remordimientos.

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