Cuando Marta Sánchez pasó Nochebuena y Navidad rodeada de militares y lejos de su familia por patriotismo
En 1990, la entonces líder del grupo Olé Olé y sus integrantes fueron enviados por el gobierno español al Golfo Pérsico para entretener a los soldados que esperaban el comienzo de la guerra.
Marta Sánchez es una de las personalidades artísticas más reconocidas del país gracias a la calidad de su voz y a temazos como Desesperada o Soy yo. Como todo personaje público de su altura, ha protagonizado un sinfín de anécdotas que sobreviven en la memoria colectiva. Cómo olvidar aquel concierto, con el que celebraba sus 30 años de carrera, en el que puso letra al himno de España o su pelea televisiva y telefónica con la maestra Massiel sobre la conveniencia o no de hablar de política en las fiestas fashion. Pero si hay un momento, en el que además se entremezcla lo profesional con lo cañí, por el que la castellana pasará a la historia es su actuación ante las tropas españolas. Tenemos que hablar del concierto navideño de Marta Sánchez en el Golfo Pérsico. Este 24 de diciembre se cumplieron 30 años de su visita a los soldados.
La I Guerra del Golfo (también conocida como La madre de todas las batallas u Operación arena del desierto) aún no había comenzado -arrancó oficialmente el 17 de enero de 1991 con el ataque aéreo sobre Irak-, pero los miembros de la coalición llevaban desde finales del verano enviando hombres y armamento a la zona. Entre los aliados de EEUU se encontraba España y a su gobierno (encabezado por Felipe González) le pareció una excelente idea fletar a Abu Dabi a un grupito de artistas para distraer a los soldados en Nochebuena.
La idea no era nueva. Durante la II Guerra Mundial muchas estrellas de Hollywood se prestaron a participar en la gira del Comité de la Victoria, que cruzó el país para insuflar ánimos a los soldados estadounidenses y en 1954 la actriz Marilyn Monroe actuó frente a sus compatriotas en Corea. A este momento hizo referencia Marta con las siguientes palabras: “Me podría sentir un poco como Marilyn Monroe, ¿por qué no? Aunque yo no sea ella, porque ella era un sex symbol mundial y yo soy Marta Sánchez, de Valladolid”. Sánchez nunca ha ocultado su obsesión por la protagonista de Los caballeros las prefieren rubias. Lo cierto es que su viaje se parecía mucho más a la visita que Carmen Sevilla hizo a las tropas españolas en 1957. La entonces Novia de España, acompañada de otros artistas del momento, se desplazó a Sidi Ifni, como Sánchez al Golfo, para desear unas estupendas Navidades a distintos batallones.
Marta Sánchez no acudió sola a los Emiratos Árabes; lo hizo en compañía del resto de su grupo, Olé Olé, y del humorista maño Raúl Sénder. La formación musical no era la opción favorita del ministro de Defensa Narcís Serra, cabeza de la delegación, que prefería a Isabel Pantoja. La versión oficial de la tonadillera aludía a motivos familiares aunque la revista Época la desmentía afirmando que la sevillana sí se hubiese puesto la bata de cola por 100 millones de pesetas para cantar eso de “los militares y los paisanos llevan mi nombre como bandera” a los soldados. En septiembre ya había enviado un mensaje a los marineros españoles a bordo de la fragata Santa María y las corbetas Cazadora y Descubierta. Marta afirmó el año pasado en el programa Mi casa es la tuya de Telecinco que no había visto un duro. Actuó motivada por la misma razón por la que en 2018 compuso una letra para el himno: amor a España.
Fuese como fuera, lo cierto es que el single Soldados del amor del conjunto en el que Marta había sustituido a la vocalista Vicky Larraz en 1986 le iba como anillo al dedo al contexto. “Tú y yo, soldados sin batalla, los dos, manteniendo guardia, tú y yo protegiéndonos, los dos, soldados del amor (…) no sé cuánto tiempo pasaré sin ti, sin el poder que me das a mí, entre nosotros no hay guerra ahora”.
Durante los primeros años de carrera, Marta Sánchez parecía inspirarse en la estética de Madonna, la número uno en palabras de la española, aunque lo negase diciendo que estaba hasta la raíz de que la confundiesen en Nueva York con La reina del pop aun cuando iba con el pelo mojado y sin maquillar al gimnasio. En la fragata Numancia, la gala no se celebró en tierra firme, la intérprete vistió un mono corto negro en cuero con cinturón de maxi hebilla y botas hasta la rodilla. En la grabación de TVE, que retransmitió el show la tarde de Navidad, se aprecia con nitidez cómo los soldados miran embobados a Marta, uno descaradamente le graba el escote con una cámara de vídeo amateur.
El País destacaba en portada, ese mismo lunes 24 de diciembre (consecuencias del cambio horario), una imagen de Marta rodeada de militares de la marina. Al día siguiente la tripulación de artistas viajó hasta Egipto, donde actuaron a bordo de una de las dos corbetas que el Ministerio de Defensa español tenía atracadas en el puerto de Safaga. Marta y el resto cenaron en Nochebuena y comieron en Navidad rodeados de militares. A la cantante le parecía “un gran sacrificio no pasar estos días con mis padres, pero hubiese sido muy egoísta pensar en el pavo de mi madre antes que en los soldados”.
Raúl Sénder levantaba la moral de las tropas con las risas; Marta, con 24 años y sin saber lo que realmente pasaba en el Golfo, cantando y bailando ocho temas del disco 1990. Marta no es tonta y antes de partir declaró: “vamos a ser sinceros. Vamos a ver a unos chicos jóvenes a los que les gustan las mujeres guapas. Más que nada van a ver a una mujer, porque allí creo que no se ve ni una. Les alegraré la vista”. En 2016, en el programa A mi manera de la Sexta, Soledad Giménez aplaudió el valor de Marta para actuar ante un público yermo de mujeres (aunque desde 1988 las mujeres pueden acceder al ejército). El también cantante David de María solo apostilla “imagínate los soldados cómo durmieron esa noche”. ¿Habría sido todo diferente hoy? No todas las batallas se libran físicamente lejos de casa. Marta les dedicó sus conciertos a las madres “qué son las que peor lo pasan”.
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