‘Hootie’, el calzado del otoño que no es ni bota ni tacón, sino los dos a la vez

La moda no se aburre. Dicen que está todo inventado, pero hay alumnos aventajados que con un nombre nuevo y un poco de picardía se sacan de la manga una nueva prenda cada temporada. Primero unieron vaqueros y leggins para dar lugar a los llamados ‘jeggings’. Luego les dio por hablar del ‘skort’, que combinaba falda y pantalón corto. El invierno pasado nos sorprendieron con el ‘coatigan’, a medio camino entre un abrigo y un cárdigan. ¿Cuál es la última rareza? Los ‘hooties’, el híbrido que pretende hacerse con este otoño.

¿Qué son los ‘hooties’?

El término, acuñado por WhoWhatWear, alude a un calzado que parece el resultado de una noche loca entre un botín y un zapato de tacón. “Imagina unos tacones con un extra de cobertura o unas botas tobilleras con un empeine excepcionalmente bajo” describían los editores de dicha web. De esta manera facilitaban la labor a la hora de definir algunos de los zapatos que se quedaban en el limbo de la pasarela.

Resulta difícil no retraerse a los zapatos de abuela que triunfaron en temporadas anteriores, pero según explica el diario británico ‘The Telegraph’, esta versión, más apropiada para el invierno, tiene una forma más estructurada. Otra diferencia clara es que mientras los zapatos de yaya admitían todas las alturas, incluido el calzado plano, los hooties no se conciben sin mirar el mundo desde las alturas.

Con los bajos de los pantalones reduciéndose por momentos, ha llegado la hora de lucir zapatos en todo su esplendor. Dorados. Estampados. Bordados. De terciopelo. Con efecto purpurina. Un auténtico clímax barroco a nuestros pies. En este caldo de cultivo hasta las criaturas más estrambóticas tienen cabida. De otro modo sería impensable llegar a ver entre ciudadanos de a pie el triunfo de estos diseños que en otras temporadas habrían quedado relegados a la pasarela. O como mucho, a formar parte de una vitrina de museo. El hootie es precisamente una de estas extrañas excepciones.

De diseño arquitectónico y dudoso gusto estético, estos zapatos vienen de la mano de Céline y Acne Studio. Ambas propuestas son bastante similares: de piel, con tacón medio y un escote picudo que esconde la mayor parte del empeine. Con formas más redondeadas, otros diseñadores apuestan por efectos menos simplistas, como las combinaciones de color en plata y negro de Jil Sander o los tacones geométricos a contraste y la piel escamada de Sportmax.

Con ellos no hay medias tintas, pero lo de que ya pueden verse por la calle es una realidad. Las firmas high street se han empapado del imaginario ‘hootie’ para dar a luz a sus propias versiones. La alternativa más común se encuentra a medio camino de Céline y Acne, con escote puntiagudo y tacón más bien bajo. Impera el blanco como en Asos, pero tonos más vivos como el azul, el amarillo o el rosa de Bimba y Lola y Zara resultan opciones muy apetecibles. Mango es el responsable del diseño más parecido a la línea que proponía Grazia Malagoli desde Sportmax. De ellos ya hizo gala la bloguera Lucy Williams durante la Semana de la moda de Estocolmo. Camiseta blanca, chaqueta de punto, vaqueros deshilachados y calcetines con rejilla. Una cuestión de básicos que invita a agachar la mirada y fijarse en lo que ya nos intuíamos: este invierno, el protagonista está en los pies.