Nostalgia por las clases y el eterno encanto de un internado inglés: así es la tendencia estética que marcará el otoño
Dark Academia es el nombre del antagonista al Cottagecore y su relevo como estilo preferido en redes sociales. Una querencia por la vida en el campus o la lectura de clásicos junto a la chimenea. Eso sí, siempre enfundados en un grueso jersey de lana.
No hace falta ser muy lince para vaticinar que este curso académico será diferente en muchos aspectos. Con las clases semipresenciales como imprescindibles de la ‘nueva normalidad’ y con miles de universitarios en sus provincias, sin volver a residencias ni colegios mayores, los alumnos tienen mono de pizarra. Y los que hace tiempo terminaron su último examen, también. La nostalgia por las clases presenciales y por la vida en el campus ha hecho que el movimiento estético bautizado como Dark Academia aumente su cartera de adeptos. Como sucedió con el Cottagecore en verano, las redes sociales se han encargado de viralizar la tendencia. Aunque surgió en Tumblr, hoy el hashtag #DarkAcademia acumula más de 120 millones de visualizaciones en TikTok y cerca de 240.000 publicaciones en Instagram.
De Tolstói a Hogwarts
Al igual que el romanticismo del siglo XIX tiene mucho de ruptura con el academicismo anterior (salvando todas las distancias) esta nueva escuela que bebe de los románticos reniega de algunos avances y recupera deleites ancestrales como el placer de aprender. Inspiran los internados ingleses de mediados del siglo pasado y la estética preppy de las universidades de la Ivy League. Pero con menos animadoras y más raritos de biblioteca. Y todo, siempre, tamizado bajo un filtro gótico, como en El club de los poetas muertos (1989).
En la era de las videollamadas, importa el tacto de las cosas: del papel de los libros a la lana de los jerséis o la rugosidad de la pana. También los trabajos manuales, así que las tardes se pasan junto a la chimenea, haciendo caligrafía, jugando al ajedrez o enganchándose a hobbies como el relajante punch needle. Se busca desconectar pero no del todo, porque tampoco se renuncia a lo mejor de la tecnología; si la segunda ola del coronavirus no lo permite, los clubs de lectura ahora se hacen vía Zoom.
Los libros son imprescindibles, pero mejor si han sido rescatados de una librería de segunda mano. De la Odisea de Homero (reeditada estos días por Blackie Books) a la saga completa de Harry Potter (pese a las salidas de tono de su autora). En la página de Fandom dedicada al movimiento han creado una amplia lista de lecturas en la que no faltan los clásicos (La divina comedia de Dante, Crimen y Castigo de Dostoievski, Cumbres borrascosas de Emily Brontë, Orgullo y prejuicio de Austen, Drácula de Stoker, Ana Karenina de Tolstói…) pero tampoco otros títulos más recientes, del último medio siglo, como cualquiera en el que aparezcan estudiantes o jóvenes recién graduados: El secreto, de Donna Tartt, El libro de Rachel de Martin Amis, Nunca me abandones de Kazuo Ishiguro o La entrometida de Muriel Spark. Por supuesto Goodreads (red social favorita de la comunidad, con permiso de TikTok) está también plagada de listas inspiradas en el tema.
Elle Fanning interpretando a Mary Shelley, e inspirándose en el cementerio en el que está enterrada su madre, no podría ser más Dark Academia. Su obra más celebrada, Frankenstein, también lo es. Así como el armario de Jo March (Saoirse Ronan) en la adaptación de Mujercitas de Greta Gerwig o las puntillas de Jane Eyre (Mia Wasikowska) en la versión del clásico de Brontë de 2011. También el apartamento de Marianne en Dublin en Normal People, la academia de señoritas de La seducción (2017) de Sofia Coppola o el desaliño de Benedict Cumberbatch en Sherlock.
Nadie queda fuera
Como cualquier corriente surgida de los integrantes de la Generación Z, la inclusión y la diversidad son parte fundamental de la misma. No se cierra ni en edad: su melancolía apela también a las generaciones que abandonaron hace tiempo los pupitres. Aunque la inspiración estética sean ambientes elitistas, cerrados y tremendamente masculinos en la mayoría de los casos, el nuevo estilo es abierto y los roles de género tradicionales, rechazados. En tiempos de incertidumbre se trata más de regresar a escenarios conocidos y reconfortantes, pero sin la necesidad de replicarlos con todos sus defectos. Por ello prima el sentimiento de comunidad entre las cuentas que se dedican a colgar contenido inspirado en la estética. Así lo defendía la periodista Kristen Bateman en The New York Times: “Para formar parte del Dark Academia no tienes que tener acceso a una casa de campo, a un campo de flores o a una gran cocina en la que hornear con un vestido caro. La mayor parte de la ropa de los fans del Dark Academia es vintage o puede ser comprada fácilmente en tiendas de segunda mano”.
El armario
Estéticamente la tendencia se traduce en muchos viejos conocidos de cualquier otoño: la americana (preferiblemente en tweed y/o en cuadros príncipe de Gales), la falda tableada, los mocasines, las corbatas o el toque victoriano en cuellos y puntillas. ¿Los tonos? Todos los tierra, los verdes boscosos y algún toque rojo o naranja. En pasarela destacan las colecciones de Victoria Beckham, Christian Dior o Thom Browne. El estilo, en plena expansión, ha llegado ya también a grandes cadenas como Zara, Mango o Uterqüe. Su facilidad y su calidez hacen que sea difícil resistirse.
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