Cambiar para que nada cambie: breve historia de los hipnóticos relojes de Chanel
La nueva colección de relojería de Chanel juega a la logomanía y la autorreferencia.
Una idea, una sola, que se somete a pequeñas variaciones a lo largo del tiempo para, paradójicamente, trascender a él. Esa es, a grandes rasgos, la filosofía única de Chanel, la firma que funciona añadiendo matices a un uniforme. Del traje de tweed al 2.55, de las bailarinas bicolor al reloj, en singular. Porque el gran modelo-emblema de la maison es el J12, que durante estos 22 años de vida ha funcionado como lienzo sobre el que experimentar, pero manteniendo una esencia pionera: si Coco Chanel fue, hace más de un siglo, la única que se atrevió a vestir a las mujeres con prendas hasta entonces únicamente pensadas para los hombres, el J12, siguiendo esa estela pionera, se convirtió en el año 2000 en el primer reloj manifiestamente unisex. Un término que sería banal si las normas no escritas de la relojería de lujo no colocaran sus modelos femeninos dentro de la joyería; sin cronógrafos, sin complejidad mecánica, sin grandes tamaños.
Fue Jacques Hélleu, que llevaba tres décadas como director artístico de la casa (es decir, haciendo las campañas de joyas y perfumes), quien decidió juntar sus tres pasiones, los coches, la vela y Le Corbusier para dar formar a un reloj de cerámica que, como no podía ser de otra manera en Chanel, llegaba teñido de negro.
Dos décadas más tarde, el J12 ha pasado por innumerables revisiones y mejoras para adaptarse a los vaivenes estéticos de estas dos décadas: ha cambiado de tamaño y de color, se ha llenado de diamantes o sutiles adornos grabados en la corona, se ha moldeado (correa incluida) en cristal de zafiro y hasta ha servido, el pasado año, para rendir homenaje a Daft Punk con una versión tecnológica. Esta vez, y siguiendo la fiebre por la logomanía, Chanel ha decidido grabar su nombre en él y en otros modelos como el Première o el Boyfriend. “Expresa la atracción, casi obsesiva, que generan estas seis letras”, afirman desde la marca sobre esta colección, titulada Wanted. “He duplicado, yuxtapuesto o magnificado el logo para crear distintas composiciones. Me atraía la unión de la técnica y el diseño gráfico”, explica Arnaud Chastaignt, director artístico de relojería desde 2013. Por si quedaba alguna duda de la carga simbólica que acumula cualquier objeto de Chanel, ahora se llena de guiños autorreferenciales.
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