Ava Smith, la belleza del cruce de culturas
En un tiempo donde el cruce de culturas, la migración de personas y los continentes desdibujan sus fronteras, la estética europea se abre a otros horizontes. La estadounidense se pone en la piel de esa belleza descalza.
Ava Smith quería ser presidenta de Estados Unidos cuando era niña. De adolescente cambió de parecer; pensó que sería mucho mejor convertirse en agente secreto. Le gustaba viajar. No consiguió un empleo en la CIA, pero ha recorrido medio mundo: con 15 años le propusieron hacerse modelo –es alta, delgada y tiene unos llamativos ojos azul cobalto–, aceptó la aventura y se mudó de su Chicago natal a Nueva York. «Para mí, no resultó complicado empezar a trabajar tan joven. Creo que sería mejor hacerle esa pregunta a mis padres; son ellos los que tenían que llevarme a las sesiones y justificar mis ausencias en el colegio», explica. Ahora, con 27 años, sigue interesada en la política –«Solo por el hecho de que una mujer se presente a unas elecciones no significa que sea el mejor candidato, dejo este tema abierto a debate»– y si pudiera darle un consejo a su yo quinceañero sería el siguiente: «Tienes que intentar escuchar mejor, porque la gente, la mayor parte del tiempo, trata de protegerte para que no cometas errores… Aunque la ironía radica en que a veces necesitas meter la pata y equivocarte para poder aprender la lección».
Su madre es de origen lituano y su padre tiene sangre francesa, inglesa, alemana, irlandesa y nativo americana, una amalgama de la que se siente orgullosa. Para ella, «todas las mezclas son hermosas; es asombroso cómo hace combinaciones la naturaleza». Gracias a esa herencia ha posado para fotógrafos como David Sims o Paolo Roversi; ha protagonizado campañas de Max Mara, Tommy Hilfiger o Givenchy; ha desfilado en los shows de Dolce & Gabbana, Etro o Rag & Bone; y ha presentado sobre la pasarela los diseños de alta costura de Valentino, Armani Privé o Giambattista Valli. «Las semanas de la moda son una locura, pero también son muy especiales; subyace la esencia de ver a gente creativa en su máxima expresión», asegura.
Pero entre todos los diseñadores tiene una preferida: «Adoro a Stella McCartney, como persona y como marca, por todo lo que representa. Lo que hace habla alto y claro sobre lo trabajadora que es. En una industria que gira en torno a la mujer y que, sin embargo, está dominada por hombres, ella sabe defender su lugar en el circuito. La respeto. ¡Y además es una gran activista proanimales!».
Su énfasis en este último punto es lógico: Smith colabora con Animal Lighthouse, una ONG que promueve la adopción de mascotas, y a la que se unió tras conocer su labor durante un viaje a Puerto Rico. «Allí fui consciente de la situación de los perros abandonados. Tengo un gato adoptado y acojo perros temporalmente. Creo que nosotros hemos creado el problema de los perros callejeros y tenemos la obligación de solucionarlo. Los animales no deberían sufrir por nuestra culpa».
Le gusta dar argumentos, elige las palabras con precisión. «Adoro la literatura y la poesía porque me encanta el lenguaje y el poder que ejerce. Las palabras son solo símbolos, pero tenemos la capacidad de utilizarlas para detener una guerra o comunicarnos con miles de personas que se encuentran a kilómetros de distancia», reflexiona. Entre sesión y sesión, la lectura es su refugio: «El intercambio de ideas es lo que hace a los seres humanos tan especiales. Ahora mismo estoy leyendo mi libro escolar de Antropología Cultural, una obra de no ficción de Gabriel García Márquez sobre los secuestros de Pablo Escobar y el New Yorker de esta semana». Un atisbo de ironía asoma al preguntarle si resulta difícil hacer amigas en el mundo de las modelos: «En absoluto. Tengo la teoría de que casi todas son muy extrovertidas y amigables, pero sospechan que las demás no son tan accesibles como ellas. Por eso, parecen estar muy en guardia, pero una vez que pasas esa barrera, es sencillo hacer amigos. Yo soy muy reservada, no revelo mucho de mí misma a no ser que alguien parezca genuinamente interesado».
Pese a esa naturaleza privada, Ava conoció a su novio –el modelo, actor y músico Ryan Schira– gracias a su trabajo. «Lo mejor de compartir con él la experiencia de ser maniquí es que no tenemos que hablar mucho de ello si no queremos; entiende lo que hago». Juntos produjeron el año pasado el videoclip Trndsttr, de los neoyorquinos Black Coast, que Ava protagonizó. «Amo la música, es una parte muy importante de mi vida y de mi relación con Ryan. Crecí tocando el piano, la flauta y la guitarra. Me gusta desde el canto gregoriano al hip hop». Pero no parece que su futuro esté en la industria musical, sino ligado a la solidaridad: «Ser modelo ahora mismo no me impide tener otro trabajo ideal. Estudio Derecho con la intención de utilizar mi experiencia para ayudar a que la sociedad atienda mejor sus necesidades. Sigue habiendo muchos lugares en el mundo donde la gente no tiene cubiertos sus derechos básicos y necesita una representación y una guía adecuadas».
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