La verdadera diversidad no tiene alas en Victoria’s Secret
Emily Ratajkowski o las hermanas Hadid muestran sus siluetas; las modelos curvilíneas, la esconden. No hay encaje ni plumas suficientes para sostener una fantasía que parece incapaz de resucitar


Las alas han regresado a la pasarela de Victoria ‘s Secret; la diversidad, no. De hecho, en realidad jamás ha estado presente. Cuando el año pasado la firma de lencería más famosa del planeta puso de nuevo en marcha su desfile, que en su momento era la Super Bowl de la moda, la crítica de moda Vanessa Friedman fue tajante. ”El desfile de Victoria ‘s Secret ha regresado. No tendría que haberlo hecho”, tituló un artículo en el que señaló que la marca no había sabido adaptarse a los tiempos y que su esfuerzo por promover la diversidad y el empoderamiento había quedado en un intento torpe y fallido. “Muchos de los looks parecían comprados en la tienda de Halloween de la esquina. Hay una diferencia entre celebrar la verdadera diversidad física y celebrar a personas cuya fama supera cualquier tamaño”, aseguró.
La encargada de abrir el último desfile ha sido una embarazadísima Jasmine Tooks, toda una veterana de la marca y un evidente intento de la firma de abrazar la diversidad, una palabra vaciada de significado en el instante en el que cuando una modelo se aleja de la normatividad, los centímetros de piel al descubierto merman. Porque el debut de Barbie Ferreira sobre la pasarela ha cambiado el encaje y las alas por… ¡Una cazadora vaquera! Sí: una denim jacket en un desfile de lencería. “Eres absolutamente guapísima pero, ¿por qué te tapan todo ese cuerpo con una chaqueta?”, comenta un usuario a la foto del desfile que ha compartido la actriz. “¿Por qué la obligaron a usar una chaqueta para ocultar su cuerpo? Está impresionante y la tapan con una chaqueta. ¡Así no se lucen las curvas!”, dice otra. “Curioso que hayan esperado a que perdieras peso para invitarte a desfilar”, apunta otro usuario. Porque los alazos no ocultan la realidad y la gente está cansada de mentiras.

Karol G ha puesto una de las notas musicales del show, pero lo ha hecho con un mono de encaje que aunque abraza sus curvas, vuelve a ocultar la piel. Basta con echar un vistazo a los looks de Emily Ratajkowski o Bella Hadid para comprobar que cuanto más delgadas son las modelos, más minúsculos son los diseños que lucen. En su regreso el pasado año, la firma ya cometió los mismos errores, pues cuando modelos como Paloma Elsesser tomaron la pasarela, lo hicieron sin lucir la característica lencería que sus compañeras normativas sí llevaban. ¿Un ejemplo? Elsesser llevaba un gran lazo atado alrededor del abdomen. “Gracias por invitarme. Significa mucho para mí poder representar a las chicas con curvas en la pasarela”, dice Ashley Graham en sus redes sociales. Y aunque sus palabras son sinceras, y pese a que ella es de las pocas modelos que nunca cede a la presión estética que defiende el menos (peso) es más (poder), ese agradecimiento denota que para muchas, poder desfilar sin entrar en los cánones exige casi pleitesía. Supone un “gracias por dejarme existir”. Porque las curvas siguen siendo una excepción y para las marcas, un elemento de marketing. “El descarado tokenismo de apostar mujeres de talla grande que presentó la marca me pareció completamente anticuado. Ver a algunas mujeres allí que por primera vez se parecían un poco a mí no me hizo sentir guapa ni empoderada en absoluto. Simplemente enfatizó cómicamente lo anticuado y desfasado que es y siempre ha sido el estándar de belleza de Victoria ‘s Secret”, escribió el año pasado Nicola Dall’Asen en Allure. Y lamentablemente, poco o nada ha cambiado en el último desfile.
Los estándares de belleza vuelven a abrazar la delgadez ante el reinado de Ozempic –no olvidemos que la propia Barbie Ferreira tiene una silueta completamente diferente a la que lucía en Euphoria– y por ello, pudiera parecer que Victoria’s Secret es la marca perfecta para reflejar los cánones de belleza actuales. Pero la gente está harta de ver a esos ángeles batir sus alas cuando tantas modelos han explicado las penurias que pasaban para conseguir la silueta que se les exigía para desfilar y cuando tantas otras marcas sí han sabido abrazar la diversidad sin que esta fuera un elemento de marketing.

“Estamos en un período de regresión. La política conservadora está en ascenso, las normas corporales se están estrechando y la inclusividad se está replanteando como una sobrecorrección”, comenta Nikita Walia, directora de estrategia en el estudio de marca y riesgo Unnamed, a Vogue Business.
Quizás intentar que las alas sean capaces de sostener diversidad y empoderamiento sea demasiado. Victoria ‘s Secret será siempre la firma cuyos desfiles vendían un Olimpo inalcanzable y en su intento por acercar el cielo a la tierra, el mundo ha visto sus trampas y costuras. Estos ángeles tienen alas, pero no vuelan, porque su diversidad es de cartón piedra. Quizás haya llegado el momento de asumir que hace tiempo que el mundo se despertó y descubrió que el sueño no era más que eso: un sueño.

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