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Mi mamá escribe un blog, ¿y la tuya?

De tutoriales sobre decorar una fiesta de cumpleaños infantil con banderines de papel a recetas de galletas caseras o comentarios sobre últimas tiendas online. Son madres, son blogueras y tienen poder.

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Las mamás blogueras son otro de los grandes grupos de prescriptoras que, a través de sus espacios en Internet, pueden influir en la decisión de compra de miles de usuarios. Sus opiniones sobre determinados productos pueden tener un impacto mucho mayor en los consumidores que un anuncio impreso en cualquier revista dirigida al mismo público objetivo sin que aparentemente haya más secreto para su éxito que el de la naturalidad. Su manera de comunicarse con el público es directa y cercana, en la misma medida en la que lo sería un comentario de una amiga a otra sobre lo bien que le viene esa nueva crema para la cara mientras se toman un café a media tarde. Los lectores confían en sus opiniones y consejos porque los perciben precisamente como tal y no como mensajes publicitarios.

El fenómeno lleva tiempo gestándose, aunque en España el éxito de las blogueras de moda se hizo visible primero. Sus increíbles cifras de seguidores y su sorprendente poder de viralización las llevaron en un tiempo récord a las páginas de los medios especializados, que impulsaron aún más su popularidad. Las marcas, siempre avispadas, tardaron poco en darse cuenta del potencial de estas chicas que lucían sus prendas y que conseguían más likes en un solo día de los que cualquier community manager se podría atrever a imaginar y lo explotaron al máximo (de hecho, lo siguen haciendo). Las blogueras de moda empezaron a recibir invitaciones a viajes, eventos con meriendas de nombre francés, regalos, primeros puestos en las pasarelas y demás “premios” sólo por mencionar a la firma que las agasajaba llegando, en los casos más exitosos, a convertir su hobby en su principal medio de sustento.

No obstante, parece que los rankings de popularidad se modifican dejando paso a estas súper mujeres que no solo cuidan de sus hijos y concilian vidas laborales y personales, sino que además lo narran en Internet. En Estados Unidos no es un fenómeno nuevo: ya en 2011 la revista Forbes hablaba de ellas como un grupo a tener en cuenta en el nuevo escenario online y actualmente están consideradas como uno de los colectivos con más fuerza de la Red. Tampoco es que aquí hayan aparecido de repente, sino que su crecimiento ha sido más lento y discreto, pero a la vez sólido y consistente.

El primer encuentro de madres blogueras en España tuvo lugar el 15 de junio de 2012 y reunió a unas 50 autoras de este tipo de blogs bajo el lema "15J: desvirtualización real ya", contando con la presencia de alguna marca como Nonabox. Desde aquella primera reunión ha pasado un año en el que el poder del colectivo ha adquirido fuerza de superhéroe y ha dado pasos en firme hacia la profesionalización. El segundo encuentro (aunque oficialmente se adjetive como primero), que se celebró en Madrid el pasado 8 de junio, reunió a “300 madres y blogueras (con algunos padres blogueros infiltrados)”, afirma Mónica de la Fuente, una de las responsables de Madresfera, la comunidad de madres y padres blogueros que organizó el evento. Lo que en 2012 había sido un encuentro gestado desde la espontaneidad de una charla de Twitter, en 2013 se convirtió en un auténtico congreso para profesionales del sector con talleres de SEO y Social Media y ponencias de expertos en marketing online. “La repercusión entre las marcas y los medios dan la medida del poder que están empezando a alcanzar. Ahora es cuestión de que tanto marcas como blogueras encuentren su ámbito adecuado de comunicación y de entendimiento. Pero lo veo muy posible. Y lo espero con ganas“, comenta Mónica.

Una de las críticas que suscita el colectivo es, precisamente, su relación con las marcas. Aunque en ocasiones se quejan de lo abusonas que pueden llegar a ser -”Queridas marcas y queridas agencias que las representan: replantéense el modo en que se acercan a los blogueros”, escribe Sara Palacios, de Mamisybebés– la colaboración entre ambas partes es un hecho. Y si existe un intercambio comercial (tú haces publicidad de mi marca y yo te pago) ¿Dónde está la objetividad? ¿Dónde queda la naturalidad de la recomendación horizontal? Mónica de la Fuente lo ve así: “El poder de los blogs es su naturalidad, su credibilidad y su cercanía. Habrá blogs que los pierdan al profesionalizarse y su audiencia lo notará, y habrá blogs que sabrán mantener su estilo, su personalidad y su espíritu ya sea hablando de un estropajo o de cómo le sientan a su hijo los pantalones de una marca. Si al lector le resulta creíble y le gusta como lo cuenta, seguirá leyéndolo, aunque esa bloguera cobre por su trabajo, que es lo más lícito, además“.

Otro de los recelos que suscita llega desde el sector más feminista. Ya se han oído algunas voces que apuntan a un posible flaco favor que este tipo de blogs pueden hacer a la imagen de la mujer actual. Al igual que ocurre con la “nueva domesticidad”, puede hacerse una doble lectura de este colectivo de blogueras que disfrutan haciendo manualidades o probando nuevas recetas de pasteles glaseados mientras cuidan de sus hijos. Como señala Amana Manori, en su blog The Purple Fig: “El problema es que muchos de estos blogs perpetúan los estereotipos de género y generalizan el comportamiento femenino. Intencionadamente o no, muchas madres blogueras hacen una de dos cosas. Primero, muchas madres blogueras pueden vivir una vida satisfactoria y plena que no se llega a ver a través de sus blogs. Sin embargo, cuando de lo único de lo que hablan es de cosas como la elaboración de comida ecológica para bebés, ignoran otros aspectos de su vida, lo que da como resultado una representación parcial de la maternidad”.

No se aprecia que las críticas importen de momento a este colectivo de mujeres que comparten su punto de vista y experiencias personales sobre la maternidad en la Red. No tienen previsto detenerse y su futuro, como apunta Mónica, parece dirigirse hacia “la profesionalización de las que quieran hacerlo, sin duda y la confirmación de su poder de prescripción e influencia como otro medio de comunicación más”. La confirmación de la predicción llegará con el tiempo y quizás no haya que esperar demasiado.

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