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Malena Pichot, mucho más que la ‘loca de mierda’

Entrevistamos a uno de los referentes del humor y el feminismo argentino. Visita España para participar en el festival Princesas y Darth Vaders.

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Facebook/ Malena Pichot

Malena Pichot no es, todavía, una figura excesivamente conocida en España. Sin embargo en su país, Argentina, se ha convertido en uno de los referentes de la comedia actual gracias a su mirada crítica y a su falta de pelos en la lengua. Todo empezó en 2008, cuando se le ocurrió subir unos vídeos a Youtube bajo el título de La Loca de Mierda, una serie de piezas en primera persona que parodiaban las rupturas sentimentales. Tras un enorme éxito en la plataforma de vídeos online, MTV acabó comprando la serie y convirtió a Pichot en una cara conocida.

De ese punto de inflexión surgió para un público amplio una cómica irreverente, con pocos límites, concienciada, hípercreativa y multidisciplinar que lo mismo conduce un programa de radio que escribe y protagoniza series online, triunfa con monólogos en el teatro, discute con periodistas de derechas sobre el aborto, el feminismo y las drogas o colabora en televisión cuando el proyecto le interesa. Tras La Loca de Mierda, le cogió el gusto a las historias contadas en internet, sin duda su medio natural. En su canal de Youtube se puede disfrutar de Cualca!, sketches donde la situación de Argentina y las desigualdades se narran con un sentido del humor universal, de Por ahora, un retrato de su generación y, más recientemente, de Mundillo, donde tres empleados de un vivero se aburren entre sobredosis de televisión basura, políticos corruptos y números musicales con travestis.


 

Tras varios años disfrutando de sus vídeos en la distancia, por fin aterriza en España para presentar sus monólogos junto a su compañera de batallas Charo López. Será en Madrid, en el marco del festival Princesas y Darth Vaders, una cita con el humor y la cultura femenina de guerrilla los días 23, 24 y 25 de octubre en La Casa Encendida. Y, una semana más tarde, se presentarán en el Teatro Goya de Barcelona en la Semana del Humor Lationamericano. Charlamos con ella sobre política, humor, feminismo y Argentina. Con todos ustedes, Malena Pichot.

¿Cómo te presentarías a los que no te conocen?

Comediante y guionista.

Será tu primera vez en España…

No fui a España ni a pasear, tengo ganas, obvio.

¿Cómo es el show que venís a presentar?

Es un monólogo con Charo López. Cada una va a hacer su monólogo. Stand-up clásico, ahí, paraditas, solas, hablando.

¿Sobre qué bromeas en tus monólogos?

En general, tengo muchas cuestiones de género. Ahora tengo un material nuevo, muy lindo, sobre la violación. Sobre eso bromeo. Sobre que a todas nos violaron en algún momento, de alguna manera.
 

 

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Otro de tus objetivos es la Iglesia…

Sí, supongo que voy a hacer también el material de la Iglesia. Los comediantes tenemos un repertorio y vamos eligiendo qué hacemos en cada show. Tengo algunos chistes de curas pedófilos y esa onda.

¿Se puede bromear sobre cualquier cosa o hay que ponerle límites al humor?

Hay una división entre tema y objetivo. Se puede hacer chistes sobre cualquier cosa, pero ¿qué es lo que quieres decir con ese chiste? Hay un comediante muy viejo acá que se llama Emilio Disi que está muy indignado con la corrección política, que no se pueden hacer chistes, por ejemplo, con las travestis. En realidad sí se pueden hacer chistes con las travestis y el travestismo, la cuestión es qué es lo que vas a decir, de quién te vas a reír. Si te vas a reír de la travesti sí sos un pelotudo, pero si te vas a reír de quien se ríe de ellas es más divertido, más genial y más interesante. Hay que tener mucha conciencia de clase para hacer humor, y ser consciente de la situación de privilegio en la que estás, si es que estás en una situación de privilegio. Pero desde luego, no todo el mundo puede hacer cualquier chiste.

Tanto tu material humorístico como tus entrevistas suelen causar indignación entre algunos sectores, ¿tienes intención de enseñar, crees que además de hacer reír cumples una función política?

Creo que sí, pero no me gusta decirlo, que lo de enseñar queda muy soberbio. Pero sí es verdad que esto es el Tercer Mundo y hay poca información sobre un montón de cosas. La gente que se indigna es siempre del mismo sector que me dice siempre las mismas cosas: lesbiana y puta. Siempre es la derecha la que está indignada. Sigo porque hay personas que me dicen cosas lindas y porque creo que lo que hago está bien en términos del mensaje. Acá hago un show todos los sábados y se llena, tengo buena respuesta.

Ese show es 'Persona', ¿cómo surgió?, ¿de qué trata?

Las otras tres chicas empezaron y después me sumé yo al show. El show es feminista por defecto, porque las cuatro somos feministas y hablamos de estas cosas. Se llama Persona por eso, porque no somos cuatro mujeres, somos cuatro personas. En general, siempre que una comediante hace algo, se dice: “una mujer que hace chistes”, destacando la situación de que es mujer. Nunca se dice “son cuatro hombres que hacen chistes”. Es un show de stand-up que también tiene chistecitos entre nosotras. Es una sala muy chica, muy off, del underground, muy desquiciado. Me gusta mucho. A España vamos Charo y yo nada más, la mitad del show.

Hablando de feminismo, que cada vez ocupa más espacio en los medios, ¿en Argentina también es un tema popular?

Sí, acá también se puede decir que está de moda. Pero está todavía en un plano retórico, en la realidad no pasa nada. El único cambio es que hay chicas de 15 años que me dicen “me hice feminista por vos” o “yo soy feminista” y cuando yo tenía 15 años eso era imposible, no había referentes. Seguramente los cambios se verán más adelante, será más tangible, pero no creo que lo vea yo. Pero por ahora, no.

¿Cuáles son tus referentes actuales?
En la comedia tengo muchos referentes yankis, toda esta generación de Tina Fey, Amy Poehler, Amy Schumer, Kristen Wiig me gusta mucho. En Argentina, casi nada, la verdad. Es difícil siempre esta parte, la verdad. Cuando yo era chica, Juana Molina tuvo un programa muy poco tiempo y fue una cosa muy genial, pero después nada más. Y hace unos años veía mucho Muchachada Nui.

¿Muchachada Nui? ¿Llegó a Argentina?

No sé cómo llegué, aquí no se conoce. Hace años trabajaba en una oficina y lo veía con un compañero en la hora del almuerzo. Me encanta.

 

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¿Qué te ofrece internet respecto a otros medios?

Es el medio que te da libertad, el medio que llega a todos lados, que la gente lo ve cuando quiere. Obvio que tengo Youtube monetizado, algo de plata entra, pero no da para vivir. Lo que es difícil acá es conseguir que alguien te apoye. La serie que hacemos ahora, Mundillo, la hacemos con una universidad mediante una especie de beca.

También hiciste televisión durante un tiempo.

Hubo un año que hice Cualca! en la tele y nos llevamos después el público que generamos allí a internet. Pero hice pocas cosas, hay muy poco para hacer en la tele que esté bueno.

¿Qué te inspira cuando te pones a escribir?

Un poco de todo, en realidad. A veces es una noticia… Siempre trato cuestiones de género porque me entretiene mucho, me gusta pensar en eso. Me divierte pensarlo, analizarlo, dar vueltas sobre eso. Cuando era chica tenía todas estas cuestiones pero no sabía de dónde venían ni a qué respondían. Por ejemplo, tenía muy claro que no me quería casar, pero no sabía por qué. Después crecí y me di cuenta de lo que significa el matrimonio. O miraba publicidad de compresas y pensaba “¿qué es esta mierda, qué tiene que ver esto, por qué las mujeres están así?”. Durante muchos años tuve estas ideas sin referentes, y hace pocos años las empecé a ubicar. Cuando escribo, pienso en eso. Ahora estoy escribiendo una película con Charo en la que salen todas las situaciones de desigualdad que vivimos toda la vida y ahora puedo ordenarlas. Así que lo que me inspira es la desigualdad de género, pero no como estrategia sino como algo en lo que me divierte pensar.

 

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¿Te quedas con alguna de tus múltiples facetas?

No, me gusta todo. Para mí todo es parte de lo mismo. La película es algo nuevo que no he hecho nunca y no puedo hablar de ello, pero las series, el teatro, la radio, me divierte todo. Una sola cosa me parecería poco, y todo da poca plata, así que tengo que hacerlo todo (risas).

¿Qué desearías que cambiara en Argentina?

Yo tengo una visión muy pesimista sobre todo siempre, en la vida en general. Es muy difícil. Yo vivo en una situación muy privilegiada en Argentina, de clase media acomodada de toda la vida. No soy rica ni nada, mi papá sigue trabajando de médico, nada especial. Por eso me cuesta hablar de la situación del país, porque estoy en una situación privilegiada respecto a la situación. Me cuesta desear cosas, porque soy muy pesimista y muy descreída. No creo en los políticos. No creo mucho en nada, la verdad.

¿Nunca has militado en política?

La universidad pública en la Argentina es espectacular por los profesores que hay. Luego estás sentada sobre un montón de basura, pero los profesores y los contenidos de la universidad pública son los mejores. Hay mucha militancia en la facultad, pero a mí siempre me costó mucho porque no me creía la retórica, la manera en la que hablan. Acá en Argentina la política y la religión están muy cercanos, y yo no entiendo esa parte. Nunca milité, ni siquiera en el feminismo. Ahora uso el humor.

En realidad, tu humor se puede entender como militancia política…

Me quedo tranquila en mi corazón, porque yo hago política, realmente creo que la hago. Pero siempre tuve esa discrepancia con el discurso del militante en la facultad, esa manera de decir sin decir nada.

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