La rebelión de las marcas españolas contra el tampón menstrual
Autogestión empresarial para derrocar tabúes sobre la regla: las bragas de Cocoro o el proyecto (con tienda propia) de Cyclo toman la avanzadilla en un país que ha multiplicado el uso de la copa menstrual en pocos años.
«Una mujer menstrúa durante unos 40 años de su vida y puede llegar a gastar hasta 12.000 compresas y tampones desechables durante sus años fértiles. La copa menstrual, sin embargo, puede durar hasta 10 años. Unas compresas de tela de dos a tres. Lo mismo las braguitas». Quien sostiene estas palabras a S Moda es Paloma Alma Sánchez, fundadora y CEO de Cyclo Menstruación Sostenible, un proyecto de educación menstrual que también comercializa productos para la regla respetuosos con el medio ambiente y fabricados en España. En su tienda online es posible hacerse con compresas y salvaslips de tela reutilizables, copas menstruales o las primeras braguitas para la menstruación Made in Spain, las Cocoro. Estos dos proyectos son los principales representantes a nivel nacional del boom de las marcas que abogan por una menstruación sostenible y más saludable.
Thinx, que opera en Estados Unidos desde años, fue la primera en revolucionar el mercado con sus braguitas absorbentes y antibacterianas para la regla. Después fue ampliando su catálogo con los aplicadores reutilizables para tampones y hasta una manta para practicar sexo durante la regla de forma higiénica. Pronto le siguieron los pasos firmas como Lunapads o Dear Kate dando buena cuenta de cómo el interés por una menstruación más saludable, más cómoda y más respetuosa con el medio ambiente es creciente. Aunque países como Australia o Estados Unidos y a nivel europeo Reino Unido o Francia han sido pioneros en crear marcas con productos específicos para «mujeres que sangran» (como rezaba el polémico eslogan de Thinx), España se está poniendo las pilas. «Siempre vamos un poquito a la cola, ya que compresas y tampones ecológicos llevan en el mercado décadas. Aquí acaban de llegar como aquel que dice. Eso sí, nuestro IVA es más bajo que en otros países y ya empieza a haber regiones que lo eliminan como Canarias. Así que digamos que estamos cogiendo carrerilla», asegura la fundadora de Cyclo.
Según explica, hasta ahora las mujeres eran conscientes de los residuos que provoca el periodo porque «no interesa que sepan que hay alternativas a los productos desechables. Las pequeñas empresas que las fabricamos no tenemos dinero para poner anuncios en televisión o en los grandes medios de comunicación, fuentes primordiales donde se aprende la cultura menstrual». Pero la cosa está cambiando y cada vez más mujeres acuden a sus charlas en busca de alternativas a las contaminantes compresas y tampones de toda la vida.
La copa menstrual es una de las opciones que más adeptas está ganando a nivel nacional. Según datos de Intimina, empresa sueca con sede en España dedicada a este producto, nuestro país se ha convertido en el segundo mercado en volumen de venta para la marca por detrás de Estados Unidos. A pesar de las dudas iniciales que plantea (cada cuánto hay que cambiarla, cómo se limpia o cuál es la talla adecuada), el bando de la silicona hipoalergénica no deja de ganar adeptas. «En nuestras charlas y redes sociales nos preguntan millones de dudas al respecto. Lo que más me sorprende es la cantidad de mujeres que no saben si pueden orinar con la copa puesta. Esto denota que no conocemos nuestra anatomía femenina», cuenta Sánchez. Su uso acabaría con los 100 kg de residuos menstruales que puede generar una mujer en su vida fértil (la firma Intimina ha desarrollado una calculadora para que cada una haga su propia cuenta).
El complemento perfecto a la copa, que también puede utilizarse como método único son las braguitas menstruales. Gracias a sus dos capas de tejido técnico absorben la menstruación y el flujo vaginal y además son antibacterianas y transpirables, por lo que neutralizan el olor. En nuestro país la firma Cocoro es pionera. Su proyecto empezó como un crowdfunding que batió records de recaudación y ahora su marca se consolida con un buen surtido de modelos. «Nuestro éxito se debe a que solucionan una necesidad y una inquietud de las mujeres. La gran mayoría utilizan un producto externo para gestionar la menstruación y el flujo vaginal, ya sea como producto único, o como refuerzo de un producto interno como pueda ser una copa menstrual o un tampón. Y hay muy poca variedad de productos externos más allá de compresa y salvaslip», cuenta a S Moda Clara Guasch, una de las cuatro fundadoras. La ropa interior de esta firma, que se fabrica en Barcelona con pequeñas producciones localizadas en el resto de la península, se puede meter en la lavadora o lavar a mano y son respetuosas con la piel gracias a su interior confeccionado en algodón, tejido que recomiendan los ginecólogos. Tienen bragas de distintos cortes (la ARAN clásica y la VIRA clásica son sus modelos más demandados) e incluso han lanzado un tanga. «Pronto habrá más novedades», adelanta Guasch. Quizá se refiera a bañadores que apuestan por el mismo sistema, como los de la firma estadounidense Panty Prop, que, según reconoce, son una de las demandas más recurrentes de sus clientas durante el verano.
Otro de los inventos que está revolucionando los ciclos menstruales patrios son las compresas y salvaslips reutilizables. Se fabrican en tela (algodón ecológico 100%) y se lavan después de su uso. Paloma Alma Sánchez, que comercializa unos discretos diseños en tonos neutros en Cyclo, se adelanta a aquellas que puedan tachar las compresas de tela de ser algo antihigiénico, poco práctico o perteneciente a la época de nuestras abuelas. «Ya le hubiera gustado a mi abuela tener las telas con las que fabricamos nuestras compresas… y nuestras lavadoras», exclama. «Es una cuestión de prioridades. Cada vez que me quito una compresa le dedico 30 segundos a prelavarla bajo el grifo quitándole el grueso de la mancha con una pastilla de jabón. Luego la dejo a remojo en un barreño con un poco de sal, vinagre o unas gotas de árbol de té, hasta que tengo varias y al final del ciclo las pongo en la lavadora», explica. Según dice, para ella era mucho más tedioso ir todos los meses a comprarlas al supermercado y acabar en la farmacia por culpa de las infecciones y alergias que le producían. «Lavar tu propia compresa es un acto de cuidado que cambia tu percepción sobre tu propia menstruación y te ayuda a reconciliarte con ella, ya que no lo ves más como ‘basura’ de la que hay que deshacerse», asegura.
Aunque existen otras marcas españolas que comercializan este tipo de productos –en La Ecocosmopolita pueden adquirirse en versión estampada, por ejemplo– la firma Cyclo aboga por diseños limpios en tonos tierra como representación de los principios de ecología y sostenibilidad. «No me gustan las prendas interiores con florecitas y colorines… y solo encontraba compresas de tela así. Me sentía ridícula. Así que empecé a investigar hasta que di con la compresa perfecta para mí», confiesa. Los modelos de la marca están elaborados con algodón ecológico certificado en Europa y se fabrican a mano en un taller en el norte de España. «Se agotan constantemente y no damos a basto con su producción porque cada vez tienen más acogida y poco a poco vamos incorporando mejoras. Son piezas únicas muy pensadas y testadas», aclara su creadora.
El uso de cualquiera de los métodos anteriores o la combinación de varios definen la forma, más sostenible y más cómoda, en la que cada vez más mujeres viven la menstruación dentro y fuera de nuestro país. “En los últimos años ha aumentado notablemente el interés por consumir todo tipo de productos sostenibles, sobre todo, en la alimentación y el cuidado personal, entre ellos los productos reutilizables para la menstruación. Movimientos como la filosofía ‘zero waste’ o ‘residuo cero’, que animan a reducir el uso del plástico, a minimizar la basura que producimos y a apostar por alternativas duraderas han sido claves en el éxito de productos como la copa menstrual, las compresas reutilizables o la ropa interior menstrual, entre otros factores como la salud, la comodidad o el ahorro económico que suponen», contextualiza María Negro, directora de la agencia de comunicación El Hervidero de Ideas y consultora sobre tendencias relacionadas con la sostenibilidad. Parece que, ahora que la regla empieza a dejar de ser tabú, es también momento de que deje de ser un incordio.
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