La segunda vida de los lazos de los paquetes de Chanel que triunfa en Instagram

«No tires a la basura los lazos de tus regalos». Con esta frase predecía Leandra Medine (Man Repeller), una de las blogueras más influyentes e irreverentes del panorama actual, la tendencia que está conquistando Instagram. Días después de su consejo, una publicación de Pandora Sykes en la misma red social hacía saltar las alarmas. La editora de moda de The Sunday Times y uno de los rostros más reconocibles del street style colgó una foto en la que lucía un moño bajo recogido con un lazo de Chanel. Pero no uno cualquiera. Lejos de tratarse de un costoso accesorio firmado por la maison, Sykes llevaba orgullosa la cinta que se utiliza para envolver los regalos de la firma. Esa que lo mismo acompaña un bolso de miles de euros que un perfume de precio asumible. La misma que la mayoría de los mortales (al menos los que hayan tenido la suerte de recibir un regalo de Chanel) habrán tirado a la basura sin reparar en su posible segunda vida. La que ahora otras tantas chicas lucen orgullosas sobre sus cabezas.

Basta con teclear en inglés el hashtag #chanelribbon para percatarse de los múltiples usos que las mentes más creativas otorgan al clásico lazo blanco con la tipografía de la firma. Están quienes se lo ponen a modo de pulsera, los que lo transforman en un collar para perros, los que inventan una corona navideña la mar de corporativa o los que apuestan por utilizarlo como cordón para las zapatillas. Sin embargo, el uso por el que apuestan las más acérrimas seguidoras de la moda es el de llevarlo en la cabeza. La bloguera Julia Hengel –fan incondicional de los lazos– hace tiempo que se hace coletas usando los de Chanel y Courtney Trop –editora del blog Always Judging– no ha dudado en adornar su melena rosa con un buen lazo ‘firmado’ por la marca. La idea, que no deja de tener cierto punto divertido e irónico, tiene especial relevancia en un momento en el que los lazos de cualquier tipo prometen volver a ser tendencia.

Así lo anunciaban Riley Keough y Sienna Miller en la alfombra roja de la pasada edición de los Globos de Oro. Lejos de apostar por excentricidades, ambas eligieron un lazo negro para recoger sus melenas rubias con un punto diferente. La primera se decantó por una lazada de raso y Miller, siempre de las primeras en llevar cualquier tendencia, prefirió una larga cinta de terciopelo para decorar una coleta de lo más sencilla. Como ocurrió con la fiebre por los chokers de tela, las dos opciones resultan tan fáciles de imitar como ir a la mercería y hacerse con un trozo de cinta.

No es casual que las dos actrices apostaran por llevar lazo en una de las noches más importantes del año. Chanel llenó de lazadas negras las cabezas de sus modelos en su colección Pre-Fall 2017, Erdem las colocó a modo de diademas que enmarcaban recogidos bajos y Monique Lhuillier las convirtió en el broche perfecto para sus coletas altas y despeinadas. Lejos de las licencias creativas por las que muchas veces apuesta la pasarela, las propuestas de las firmas defienden los tamaños medios y el negro como estandarte. Parece que los próximos meses nos liaremos el lazo a la cabeza recuperando el espíritu naíf de los años colegiales.

Inspirándonos en la maestría con la que Brigitte Bardot o Catherine Deneuve los lucían en los sesenta, la versión que ganará en 2017 defiende cierto desaliño. Ya en 2014, firmas como Nina Ricci o Balenciaga recuperaban el accesorio en clave ‘sin esfuerzo’. De nuevo las coletas un poco despeinadas, los moños bajos de aspecto un tanto aceitoso como el de Pandora Sykes o los medios recogidos coronados por una lazada parecen las opciones más probables para llevarlo a la práctica. Tal y como aconsejaba Hanneli Mustaparta en la edición estadounidense de Vogue, cuando se apuesta por estos guiños infantiles es mejor mantener el equilibrio del look mezclándolos con prendas y maquillaje menos femeninos. «Eso o combinarlo con un vestido de Valentino e irte al extremo naíf». Si quieren probarlo en casa y aún no han tirado los lazos de sus paquetes de Reyes, aún están a tiempo de reciclarlos siguiendo los caprichosos dictados de las tendencias. Nunca ir a la moda resultó tan barato.