La perfección, por Ana Pastor
«Los modelos en los que se inspira son cinco jóvenes con poliomielitis, amputaciones en brazos o piernas y escoliosis»
Mide alrededor de 180 centímetros de altura. Sus medidas son teóricamente perfectas según los cánones que algunos han marcado. Cintura, pectorales, espalda, cuello, contorno de piernas y casi también de tobillos. Es a lo que nos hemos habituado. Miramos los escaparates de las tiendas y es lo que nos ofrecen los maniquíes expuestos, tanto para mujeres como para hombres o niños. Cuerpos perfectos. E irreales. Todos sabemos que no todos somos así, pero nos hemos acostumbrado a verlos. Esa supuesta perfección forma parte de nuestro paisaje cotidiano. Por eso resulta especialmente valiente y chocante la apuesta que ha hecho la organización suiza Pro Infirmis.
Con la bandera de la inclusión de personas con discapacidad han lanzado un vídeo, una campaña en las redes en la que vemos a otra gente, gente diferente, gente que no tiene tanta visibilidad, gente con otros cuerpos y, sobre todo, gente que no teme mostrarlos. El resultado de la idea se visualiza en un escaparate de una de las principales calles comerciales de la ciudad de Zúrich (Suiza). Tras ese cristal, los maniquíes convencionales, vestidos para las fiestas navideñas, son sustituidos por otros a los que les falta un brazo, una pierna o cuyas proporciones son claramente distintas.
Una de las partes más emotivas de esta campaña es la fabricación de esos nuevos maniquíes. Los modelos en los que se inspiran son cinco jóvenes de distintos ámbitos profesionales con poliomielitis, amputaciones en brazos o piernas, escoliosis, etc. Todos acuden al estudio del creador, una gran nave industrial, donde se les toman medidas. Con ellas se crea, en 3D, la nueva forma que ahora ocupa el escaparate. Es precioso ver cómo, tras retirar la sábanas que los cubren, los nuevos modelos observan por primera vez sus propios cuerpos en el muñeco y cómo se emocionan al verlos expuestos para la calle como uno más. El vídeo, al cierre de esta edición, tiene ya ocho millones de visitas en Internet.
Y llamativa también es la reacción de la gente que pasea por la acera y se encuentra con los maniquíes poco convencionales, con proporciones diferentes pero igualmente reales. Muchos miran desconcertados, de arriba abajo, el escaparate, como buscando una respuesta a algo tan novedoso. La belleza de la emoción frente a la belleza de lo perfecto.
Según datos de la Fundación Konecta (que trabaja por la integración de personas con discapacidad y en riesgo de exclusión) en España, actualmente hay 3,8 millones de personas con discapacidad, lo que supone un 10 por ciento de la población total de nuestro país. Además, el Instituto Nacional de Estadística, INE, dice que la mitad de ellos no tiene ayudas personales y técnicas para poder realizar actividades cotidianas. La vida real. Y ojo, porque la tasa de paro de este colectivo asciende al 47,4 por ciento. Otro dato preocupante: muchos (casi un 16 por ciento) denuncian haber sufrido algún tipo de discriminación o trato injusto en nuestro país por su condición. De ahí la importancia de una campaña como la que ha lanzado Pro Infirmis (aunque se haya hecho fuera de España), con el objetivo de no esconder la realidad sino mostrarla tal y como es.
Porque como ellos mismos dicen, ¿quién es perfecto? Una vez más… pequeños gestos, grandes cambios.
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