‘La moda mata’: Milán resucita el individualismo
Adiós a los uniformes (también el deportivo). Bienvenida sea la libertad de expresión. La pasarela italiana celebra el gusto por una estética más rica y personal
(la moda mata, en castellano). No es un comunicado de la Organización Mundial de la Salud. Es la advertencia que la casa Moschino lanzó el jueves a sus seguidores. El mensaje aparecía escrito en la carcasa de iPhone en forma de cajetilla de cigarros que la firma regaló a los invitados a su desfile. «La gente está
a la moda; nunca antes había visto un fervor semejante. Es casi una adicción, como el tabaco. Utilizar el humo y los cigarrillos como recurso me parecía lo más lógico», dice Jeremy Scott. ¿Debe la moda ser políticamente incorrecta? «Cada diseñador tiene sus códigos. No todos sienten la necesidad de alzar la voz. Algunos prefieren dibujar un patrón impecable. Lo respeto, pero yo soy un comunicador. Para mí, es importante explicar mi visión; y en ese sentido la pasarela es una plataforma provocadora y reaccionaria», defiende.
Conscientes del huracán mediático y consumista que despiertan sus puestas en escena –fuentes de la marca aseguran que los diez primeros días tras el desfile Moschino alcanza el pico de ventas de la temporada–, Scott cedió las primeras salidas a los básicos más fáciles: camisetas de algodón, cazadoras perfecto de cuero, pantalones vaqueros… Para, a continuación, dar rienda suelta a la pompa que tan bien funciona en las redes: un lámpara de araña a modo de miriñaque, vestidos en llamas, diseños de gala destrozados por un fuego imaginario que dejaban entrever las ballenas del corsé… Los restos de una colección que, en palabras de Scott, «está inspirada en la famosa Hoguera de las Vanidades de 1497».
Viajar al Renacimiento para construir las bases del lenguaje contemporáneo se ha convertido en un rito familiar desde que hace doce meses Alessandro Michele presentara su primera colección para
. Su
de Instagram, como su muro de inspiración, es un gabinete de curiosidades en el que la mitología griega comparte escaparate con cabezas de muñecas antiguas, objetos de anticuario, reliquias barrocas… Símbolos que Michele reinterpreta para celebrar «el Renacimiento del
el Renacimiento de los años 80, el Renacimiento del
Un movimiento que ahora abre las puertas de la casa italiana al trabajo del artista GucciGhost, que personalizó algunas piezas con grafitis en los que se leía
o
eligió el trabajo de otro artista, Christophe Chemin, para dibujar una colección oscura y romántica, cargada de simbolismo –con referencias a la revolución francesa, el corsé y la historia de la feminidad– y, sobre todo, repleta de accesorios. Si vender bolsos es más fácil que vender vestidos –«y esa es la enfermedad de la industria», como apunta la teórica del diseño Li Edelkoort–, Miuccia convirtió su último desfile en la mejor campaña para lanzar dos nuevos modelos, Pionnière y Cahier, que salieron a la venta cuando se apagaron los focos.
Competir es cada vez más difícil en un mercado dominado por grandes grupos. Y mientras las ventas de Prada siguen estancadas,
(punta de lanza del grupo Kering, que elevó su facturación un 16,5% en 2015). Italia no es un país con tradición de grandes conglomerados. Renzo Rosso es la excepción con Only The Brave (que controla Diesel, Maison Margiela, Marni y Viktor & Rolf). Su buque insignia, Diesel, la firma que él mismo fundó en 1978, ha dejado atrás Nueva York para volver a Milán con Diesel Black Gold y, de paso, «inyectar encaje, terciopelo y tejidos más ricos a un guardarropa que sigue siendo fuerte, urbano y utilitario», apunta el diseñador Andreas Melbostad.
En nombre de ese tan preciado utilitarismo, el circuito ha cambiado de religión temporada tras temporada. Primero tocó abrazar el minimalismo –ese que divinizó Céline y que hoy tan bien trabaja, por ejemplo, Sportmax (baluarte del saber hacer italiano)–. Con los deberes hechos (y los tacones aparcados), muchos decidieron mostrar reverencia y gratitud al todopoderoso movimiento
(capaz de multiplicar las ventas del sector deportivo). Hoy la tendencia exige rendir pleitesía a la individualidad. «Bajar la moda de su pedestal y acercarla a la vida real», resume Veronica Etro. «La idea es recuperar el sentimiento de libertad de expresión que se respiraba en Londres en los 90». Parkas, bómbers, cazadoras moteras… «Hoy las mujeres buscan prendan con actitud, para customizarlas, jugar con superposiciones, mezclar códigos…», enumera. «La herencia de la firma sigue ahí, pero con una cultura más urbana», advierte. Un mantra de reinvención que, en palabras de Veronica, encuentra su mejor paradigma en una cazadora perfecto bordada con hilos exquisitos.
«Cómo es posible que no te acuerdes de mí», tararea Donatella Versace cuatro horas antes de presentar su última colección. La letra de uno de los temas electro punk de la película
(con banda sonora de Soulwax/2 many dj’s) es el punto de partida de una línea que quiere expresar «la fuerza y la individualidad de las féminas», recalca Donatella. «Sé que la moda no puede cambiar el mundo, pero puede empoderar a las mujeres», continúa. «Esta colección grita ‘mírame’, ‘estoy aquí’». Una actitud que se percibe también en la manera de desfilar de las maniquís. «Hay una nueva generación de tops: Kendall, Gigi… Hacía mucho tiempo que no veíamos modelos con una personalidad tan fuerte». ¿Quién necesita vestidos de fiesta? «Para eso tengo la alfombra roja y un desfile de costura; ahora prefiero centrarme en un
más diurno, real, técnico y, por qué no, deportivo», dice. Entre los favoritos: un abrigo de zorro y visón, cuyas pieles están tejidas sobre un patrón confeccionado en punto.
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