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La emotiva historia de la mujer con el físico menos agraciado ya tiene documental

Lizzie Velásquez, cuyo testimonio conmocionó en enero las redes sociales, contará en una película las lecciones que ha aprendido tras su cruel enfermedad.

cover lizzie velasquez
Imagen vía aboutlizzie.com

El pasado mes de enero una charla organizada por la célebre franquicia de conferencias TED detuvo la enloquecida yincana de las redes sociales por el mejor selfie y los retuits de frases ingeniosas. Lizzie Velásquez (Austin, Texas, 1989) inflamó las mareas virales que defienden que el éxito se mide con la belleza y la riqueza material. La disertación de apenas quince minutos que articuló esta estadounidense de apariencia menuda y verbo prodigioso encandiló a su audiencia y desarmó a quienes más tarde la vieron en You Tube. Víctima de un extraño síndrome que desfigura el rostro y provoca terribles secuelas en el cuerpo, hace ocho años Velásquez decidió revertir el rechazo que siempre había sufrido y lo convirtió en alimento para el alma. A sus 25 años, y tras un tiempo compartiendo su historia a través de libros y alocuciones, acaba de anunciar que rodará un documental sobre su vida con el objeto de concienciar sobre la problemática del acoso escolar.

Los padres de esta joven heroína supieron que se enfrentaban a la reválida de sus vidas el mismo momento en que nació. Los médicos que padecieron, alumnos aventajados de la escuela del entusiasmo de la medicina moderna, les advirtieron equivocadamente de que su hija sería sorda, muda, ciega y paralítica. Los convencieron de que estimaran también la posibilidad de que su criatura tampoco pudiera comer, dormir, ni tan siquiera vivir demasiado. Ellos, sin embargo, desobedecieron el mandato de su destino y se persuadieron de que los médicos habían errado en su diagnóstico. Con amor y comprensión, consiguieron sacar adelante a su hija. La terrible profecía se redujo a una deficiencia visual y una limitación para desarrollar masa adiposa y muscular. Lamentablemente, y pese a que las capacidades cognitivas y emocionales de la pequeña estaban intactas, en su físico se manifestó una condena que le amargó la infancia y la adolescencia.

Como bien relató en la conferencia de TED, Velásquez sufrió toda clase de humillaciones en el colegio y el instituto. Harta de que sus características físicas definieran su personalidad, al llegar a la mayoría de edad cambió radicalmente de actitud. En vez de maldecir su realidad, la bendijo; en vez de permitir que la negatividad la constriñera, se propuso fortalecer sus capacidades. En este tiempo ha escrito dos libros, Bellísima Lizzie: La historia de Lizzie Velásquez y el bestseller Sé bella, sé tú misma. En agosto publicará el tercero, Eligiendo la felicidad. Además ha recorrido centenares de foros para demostrar "que la mujer más fea del mundo", como algunos la calificaron, es sobre todo una gran motivational speaker o conferenciante con mensaje.

Pese a sus 27 kg. de peso, nunca se ha dejado vencer por la enfermedad −hay quienes hablan de síndrome de Werner, que se caracteriza por un envejecimiento brusco y prematuro, pero este diagnóstico no engloba todos los síntomas de Velásquez−. Ha hecho caso omiso a quienes nunca la consideraron capacitada para la vida −llegó a recibir amenazas de muerte−, y se acaba de graduar en periodismo por la Universidad de Texas. Hoy por hoy más de 250.000 personas la siguen en Facebook, y cerca de 35.000 en Twitter. Todo este apoyo es el que le ha permitido hacer realidad su próximo sueño, un documental sobre su vida y su experiencia como víctima del bullying.

Hace un mes emprendió una campaña en la plataforma de crowdfounding Kickstarter con el fin de recaudar dinero para su película. Con la ayuda de la productora Sarah Gordo, curtida en Hollywood en empresas como Paramount Pictures y Metro-Goldwyn-Mayer, en solo veinticinco días The Lizzie Project recaudó 197.000 dólares (145.000 euros aproximadamente). Los detalles de este trabajo cinematográfico todavía no han trascendido, aunque lo más probable es que que sea la propia Velásquez quien lo protagonice. Lo único que por el momento sí han definido es la temática: la biografía de esta joven como eje vertebrador de un alegato contra el acoso escolar. Y es que las cifras de este mal en Estados Unidos son escalofriantes. Según el Departamento de Justicia, el 20% de los jóvenes han sufrido o sufren violencia en la aulas.

En Europa las cosas no pintan mejor, ya que se calcula que cerca del 10% de los estudiantes son víctimas habituales. En el informe Bienestar infantil en los países ricos, un panorama comparativo, publicado por Unicef el año pasado, España aparece en el último lugar de los alumnos que reconocen haber sufrido acoso escolar al menos una vez en los últimos dos meses. Esto no quiere decir que el mal no exista, sino que probablemente nuestro país carece de una red de apoyo para quienes deciden confesarlo. En el artículo El sufrimiento de los niños, pubicado hace unas semanas en el El País Semanal, Rosa Montero apuntaba cuál debería ser la actitud para enfocar el problema: "Hay que hacer que el abusón sea visto como un repugnante miserable, un ser cobarde y ridículo". Queda mucho por hacer, y la batalla de Lizzie Velásquez solo acaba de empezar. La buena noticia es que a esta mujer le sobran fuerzas para ganar la guerra.

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