Cómo Jon Snow de ‘Juego de Tronos’ casi fulmina la carrera de Kit Harington
A menos de un mes del estreno de la última temporada de ‘Juego de Tronos’ hemos encontrado a la que quizá sea la única persona en el mundo que está deseando que termine: su protagonista.
“Su futuro entierro ya provoca nostalgia”, escribe hasta el tradicionalmente implacable Carlos Boyero. A escasos días del principio del fin, millones de fans miran las noticias sobre Juego de Tronos con los ojos melancólicos de un universitario recién graduado. Como esa estrella del deporte que anuncia su retirada a mitad de temporada y que, a pesar de tener partidos por delante, es celebrado por la hinchada rival en agradecimiento a los servicios prestados. El próximo 15 de abril llegará a las pantallas la octava temporada de la serie para poner fin al mayor fenómeno televisivo de la década y dejar huérfanos a toda una legión de seguidores que se han grabado a fuego –valyrio– las historias de los Siete Reinos. Pero no todos están tristes ante el inminente desenlace de la ficción de la HBO. Hay una persona en concreto que está deseando que el calvario acabe: su protagonista.
Ser el actor mejor pagado de la televisión en 2019 –junto a cuatro de sus compañeros de reparto–, embolsándose hasta un millón de dólares por cada uno de los seis episodios de la última temporada, no parece ser acicate suficiente para que Kit Harington quiera volver a acercarse al gélido Muro. El británico, que en el transcurso de ocho años ha pasado de ser un completo desconocido sin ningún tipo de experiencia previa a un icono de la cultura pop, dará vida al bastardo Jon Snow (o Nieve, en la versión doblada) por última vez. Lo hará extasiado, no tanto por los reiterados intentos de los periodistas de sonsacarle algo de información sobre el final de la ficción o por los más de 20 kilos de vestuario y atrezzo que acarrea en cada escena, sino por la exigencia profesional requerida por la infraestructura casi sin precedentes de la producción. Y se ha encargado de dejarlo claro en cada una de las declaraciones que ha concedido en los últimos tiempos.
“Había días en los que llegaba a casa y pensaba que no quería volver a actuar y que cuando Juego de Tronos acabara yo también me iría y no volvería a interpretar nunca más. Me decía a mí mismo: ‘¡Quiero dejarlo, quiero dejarlo!’. Pero tampoco sabía a qué podría dedicarme después. Amo actuar y solo espero seguir mejorando”. Así de sincero se mostraba Harington en una entrevista al finiquitar la séptima temporada de la serie basada en los libros de George R.R. Martin. A pesar de ser una de las caras principales de este fenómeno internacional, el londinense apenas ha podido rentabilizar su estatus de estrella debido al exigente calendario de rodaje de la ficción que supuso también su debut como intérprete. Desde 2011 apenas ha protagonizado una miniserie para la BBC (Gunpowder) y un puñado de filmes que no se han acercado ni por asomo al éxito de crítica y público de Juego de Tronos. Ahí están los pobres números de taquilla de películas como Pompeya. Pese a sus 32 años de edad, el temido encasillamiento made in Hollywood ya es una posibilidad que planea sobre su carrera cual dragón de Khaleesi sobre las llanuras de Poniente.
“El final de la serie llega en el mejor momento para mí y para todos los involucrados en ella”, afirmaba Harington en Digital Spy, desgranando además algunos de los motivos de su hartazgo con el personaje. “¡Será liberador solo el pensamiento de tener todo un año libre! Ruedas durante seis meses, pero la mitad de los proyectos en los que te gustaría participar se empiezan a grabar antes de que ese tiempo termine. Hay muchas cosas que no puedes hacer. Estoy deseando finalizar, ocho años son suficientes. No me gustaría que se extendiera más”.
Esta relación amor/odio con la serie ha sido compartida por otros miembros del reparto. Las exigencias del calendario, unos guiones a veces ilegibles o la presión de los fans han hecho mella en intérpretes que no estaban acostumbrados a una exposición de este calibre. Jack Gleeson, que daba vida al odiado Rey Joffrey, decidió abandonar para siempre la interpretación afirmando que después de Juego de Tronos “había dejado de disfrutarlo”. Stephen Dillane, alter ego de Stannis Baratheon, también se mostró encantando al finiquitar su vinculación con la producción. “Necesitaba que Liam Cunningham (Ser Davos Seaworth) me explicara de qué iban las escenas. No sabía lo que estaba haciendo hasta que terminábamos de rodar y ya era demasiado tarde. El daño estaba hecho. Pensaba que nadie se creería mi trabajo y se me partía el corazón”, explicó en The Times.
Los fans de la serie que estén leyendo esto no deberían tomarse las palabras de Harington como un acto de ingratitud hacia un personaje que ha marcado a una legión de espectadores, sino como la defensa a ultranza de un trabajo que se vería prostituido de alargarse por motivos empresariales y no puramente artísticos. En una entrevista en 2017 con Icon el intérprete aseguraba que jamás llegó a odiar a Jon Snow: “A veces me ha frustrado y otras me ha preocupado, pero odiarle nunca, al revés, ¡le quiero!”. Más allá del aspecto profesional, el londinense también le debe a la serie el haber contratado a la actriz Rosa Leslie para el papel de Ygritte. Las escenas compartidas por ellos durante un par de temporadas desembocaron en una boda celebrada este pasado mes de junio.
Cuando el próximo 19 de mayo el último plano se funda a negro, llegará a su fin una serie histórica que ha batido récords de popularidad, de pirateo, de transmisión simultánea a un mayor número de países (173 países) o de premios Emmy en una sola edición. Pero HBO, consciente de la máquina de hacer dinero en la que se ha convertido su buque insignia, tiene preparada una sustituta en forma de precuela que contará con Naomi Watts como protagonista y que abrirá el camino a todo un universo de proyectos inspirados en la saga de Canción de hielo y fuego. Quizá hasta una película. Por si quedaba espacio para la especulación sobre un posible regreso de los personajes que han hecho historia en cualquiera de estas reencarnaciones, el mismo Kit Harington se permitió el honor de sacarnos de dudas en una entrevista con la BBC: “¿Qué si me gustaría volver a interpretar a Jon Snow? Ni lo sueñes”. El bastardo solo resucita una vez.
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