_
_
_
_

Honrar a Dios (y a las tendencias)

De los sectores más conservadores de las distintas religiones surgen iniciativas con un mismo objetivo: adaptar la moda a un código más recatado.

Honrar a Dios (y a las tendencias)

Al tapar lo superficial, revelamos lo más importante: la personalidad». Así se expresa Adi Heyman, judía ortodoxa de 31 años, en su blog fabologie.com. Desde esta plataforma, que combina fotos de pasarela con looks de Olivia Palermo o Miroslava Duma, se dirige a mujeres que profesan su misma religión o comparten un mismo ideal estético: ir a la última, pero respetando el decoro. Con 200.000 visitas al mes, es parte de una tendencia que los anglosajones han bautizado como modest fashion y que, según Heyman cuenta a S Moda, «cada vez va a más».

JCLU Forever es una tienda online de prendas inspiradas en Jesucristo. Su blog tiene más de dos millones de seguidores en Facebook.

D.R

Da fe de ello la proliferación de tiendas online como jcluforever.com, shabbyapple.com, mikarose.com o apostolicclothing.com, orientadas a conciliar ambas facetas. ¿Una ardua tarea? «Para nada. Valentino, Céline, Michael Kors y The Row, por mencionar algunos, apuestan por faldas de largura media o camisas con mangas; y prendas similares se encuentran en Zara o Topshop», sentencia Heyman. No opinan lo mismo Mimi Hecht y Mushky Notik, dos chicas de 28 y 25 años que fundaron su propia firma de ropa modest en Nueva York, Mimu Maxi, en 2013. «Hay oferta, pero es necesario que haya más (y más asequible) para las mujeres que han de vestir así a diario», explica Hecht. Ellas decidieron emprender porque «resultaba frustrante no encontrar ropa decente, según los estándares judíos, y al mismo tiempo estilosa», dice Notik. En un año y medio, estas dos cuñadas de Brooklyn han vendido prendas por valor de 200.000 dólares. Entre sus superventas, básicos negros y skirt leggins, unas faldas con efecto malla.

Mimi Hecht y Mushky Notik, creadoras de Mimu Maxi, una firma principalmente dirigida a mujeres de la comunidad judía.

D.R.

Ciertos sectores del cristianismo comparten ideas similares sobre cómo combinar diseño y creencias. La clave está en cubrir (con más o menos rigor) el escote, el abdomen, los hombros, los muslos y las rodillas, sin por ello parecer anticuada. Católicas, baptistas y judías se nutren de propuestas como jenclothing.com, una tienda online fundada en Utah por la mormona Jen Loch. La joven, de 33 años, ha logrado ventas por valor de un millón de dólares en el último año. «Siempre me han gustado las revistas de moda, pero a causa de mi fe, no podía llevar muchas de las prendas que veía», recuerda.

Con 16 años, la bloguera Summer Albarcha creó en Instagram Hipster Hijabis, hoy también una web. Ella proclama que ser musulmana no está reñido con la moda; lo hace en plataformas como Fashion Forward (FFWD), en Dubái.

Jay Fram

El movimiento musulmán posee características propias. Lo encabezan firmas como Louella (Los Ángeles), que ha vendido casi 4.000 prendas en solo tres meses de vida. «El problema es que las colecciones actuales están demasiado sexualizadas y se centran más en lo superficial que en ser un adorno de la belleza interior y la elegancia», opina Summer Albarcha, una bloguera de origen sirio afincada en Saint Louis. Su blog, hipsterhijabis.com, lo siguen 27.000 personas.

Teniendo en cuenta que hay más de mil millones de musulmanes en el mundo, o más de cinco millones y medio de judíos solo en EE UU, pronto podría dejar de ser un sector nicho. De momento, DKNY ha abierto mercado este año con una colección de Ramadán.

Looks como éste de Burberry se repiten en los blogs judíos.

InDigital

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_