De la canción que le dio el nombre de ‘Coco’ al concierto de los Beatles que no se quiso perder: la pasión por la música de Gabrielle Chanel
El último capítulo de Inside Chanel, la serie de vídeos que analiza las relaciones de la diseñadora con las artes en toda su amplitud, explora el papel esencial que la música tuvo en su vida.
Arte, cine, literatura y poesía, danza y música. La serie Inside Chanel ha explorado durante 31 capítulos la estrecha relación que la diseñadora mantuvo con el arte en todas sus manifestaciones a lo largo de su vida. El último episodio que cierra esta biografía audiovisual pone de manifiesto cómo la música fue «esencial» para ella.
Ya en su juventud sus actuaciones en un café-concert de Moulin marcarían su existencia: sería precisamente su interpretación de la canción popular francesa Qui qu’a vu Coco, que contaba la historia de una joven que había perdido a su perro, la que acabaría por darle el famoso apodo con el que aún hoy se la conoce. Pero más allá de esa etapa, en la que ya hacía gala de su imponente personalidad encima del escenario, su vida estaría siempre vinculada de algún modo a la música, también a través de sus relaciones personales con figuras como la cantante Marthe Davelli o la pianista Misia Sert, una de sus más fieles amigas. Fue en ese círculo creativo del que siempre estuvo rodeada, y en el que tampoco faltaron relevantes pintores y escritores, donde descubrió el sentido del ritmo, el movimiento y el cambio, que también marcarían su visión de la moda de algún modo.
Más allá del mero gusto personal, Chanel contribuyó a la historia de la música del siglo XX finanziando proyectos del compositor Ígor Stravinski, al que incluso hospedó junto a su familia en Bel Respiro, la villa que tenía en Garches (Francia). En 1921, el músico compuso The Five Fingers, una pieza para piano que fue sorprendente por su aparente simplicidad, minimalismo y economía de medios. Esas mismas cualidades, que la diseñadora sabía apreciar bien, fueron las que inspiraron una de sus creaciones más famosas: el perfume Chanel Nº5, que precisamente ahora cumple cien años de vida.
En esa época solía frecuentar el cabaret Bœuf sur le Toit, donde se daban cita las figuras más burbujeantes de la noche parisina y donde ella educó el ojo para adaptar sus creaciones a las necesidades de los frenéticos bailes a ritmo de jazz. Allí conocería a los seis músicos que el poeta y dramaturgo Jean Cocteau denominó como ‘Le Groupe des Six’ (Georges Auric, Darius Milhaud, Francis Poulenc, Arthur Honegger, Louis Durey y Germaine Tailleferre) estableciendo una relación de mecenazgo.
Lo cierto es que como muestra este último vídeo la serie, la diseñadora supo disfrutar de la música en todas sus variantes: de la religiosa a la clásica pasando por la popular o la más moderna. En los años 60 incluso comenzó a interesarse por las estrellas del rock y no dudó en viajar a Londres para asistir a un concierto de Los Beatles. En esa época –1969, dos años antes de su muerte– su popularidad era tal que incluso se estrenó un musical en Broadway sobre su figura, Coco, que no llegó a ver en directo, pero cuyas melodías no dejó de tararear. La música, sin duda, forma parte de su legado y no ha pasado desapercibida en la visión de marca actual de Chanel: desde sus embajadoras hasta la banda sonora de sus desfiles reafirman la importancia que le concedió la mismísima Coco.
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