Fruit of the Loom, el mito de las camisetas, une fuerzas con Zara
Con más de 150 años de historia, la marca de la etiqueta de las frutas de colores reivindica su logo y su legado a través de varias colecciones que ya son un éxito de ventas. ¿Su último logro? Una cápsula junto al gigante de Inditex.
Antes de que se inventaran las bombillas, los automóviles tomaran las calles y el teléfono se postulara como sustituto de las cartas, Fruit of the Loom ya estaba fabricando camisetas. La marca estadounidense, fundada por los hermanos Benjamin y Robert Knight en 1851, año en el que compraron su primer molino y empezaron a producir telas y tejidos de algodón en Warwick (Rhode Island), tiene uno de los logos más reconocibles de la industria de la moda, aunque no siempre haya sido visible ni reivindicado. ¿Quién no ha descubierto la etiqueta de las frutas de colores en una camiseta de propaganda o ha comprado alguna vez un buen surtido para serigrafiar el logo de su empresa o el de la peña de las fiestas del pueblo? Hasta las mascotas más famosas de nuestro país –de Curro a Cobi pasando por Naranjito– han sido estampadas en las camisetas y sudaderas de la marca. Por no hablar de la cantidad de españoles, adultos y niños, que hicieron de ellas su uniforme veraniego básico y asequible tras el desembarco de la marca en Europa en los años 80. ¿El último logro de la firma de las uvas y la manzana? Firmar una colección con Zara.
La llegada de esta colaboración entre los dos gigantes viene precedida de un reposicionamiento de Fruit of the Loom como algo más que la marca de la ropa interior y las camisetas básicas. La firma es una de las responsables, desde la más absoluta discreción y por casualidad, del encumbramiento de la ropa cómoda, anodina y sin esfuerzo como tendencia. No en vano, la agencia neoyorquina K-Hole acuñó el término normcore en 2013 después de leer un párrafo de la novela Pattern Recognition en la que su autor, William Gibson, describía el look de la protagonista de la siguiente manera: “Una camiseta negra de niños de Fruit of the Loom, un jersey gris de cuello de pico comprado de entre una media docena y un par de Levi’s 501 negros amplios y nuevos».
La actriz Robin Wright (House of Cards) refrendó el poder de esta combinación al afirmar que sus diseñadores favoritos eran Levi Straus y Fruit of the Loom e incluso Tom Ford reconoció a Vogue que las camisetas de la marca estadounidense son su prenda favorita para estar en casa (las suyas a medida, eso sí). Todo lo anterior, respaldado por un saber hacer de más de siglo y medio, ha desembocado en que la empresa haya empezado a lanzar colecciones que, lejos de relegar su histórico logo a la etiqueta interior, lo colocan en primera plana y en tamaño XL. El éxito de estas prendas en otros países, donde se han duplicado las ventas previstas inicialmente –en Japón incluso cuentan con bolsos, gorros y todo tipo de accesorios a modo de merchandising–, fue lo que impulsó a la hermana mayor de Inditex a ponerse en contacto con la compañía para unir fuerzas en una colección conjunta, logomaniaca y de aires vintage.
«Estoy realmente emocionado por nuestra colaboración con Zara», cuenta a S Moda Sal Consiglio, responsable de ventas de Fruit of the Loom en Europa. «La unión no podría ser más adecuada porque estamos hablando de dos de las marcas más reconocidas y que más confianza transmiten a nivel mundial y que, además, comparten valores muy similares, ofreciendo a los consumidores productos de calidad a precios asequibles». La colección, según dice, servirá para acercar Fruit of the Loom a un público más joven que podría no conocerla –seguro que a sus padres les suena de sobra– así como para subrayar su presencia en el mercado europeo, en el que aún no cuentan con una tienda online y distribuyen sus productos a través de gigantes como Amazon o hipermercados como Carrefour. Las prendas de la colaboración –ropa interior, camisetas y sudaderas de colores saturados– utilizan la versión del logo de las frutas creada en 1984 «modernizada con los colores del logotipo actual» favoreciendo ese regusto retro y nostálgico tan recurrente últimamente en la industria.
Ricardo Aranda, vicepresidente de marketing del conglomerado empresarial dueño de la firma, afirma que los meses de confinamiento y la necesidad de ropa cómoda para estar en casa se han traducido en un aumento de ventas. «Sobre todo lo hemos notado en la demanda de forros polares, pantalones de chándal y shorts. Sin duda tiene que ver con el auge del trabajo desde casa, pero también con que la moda y el estilo son cada vez más casual. Aunque nuestro crecimiento más rápido ha sido online, también estamos notando un repunte en los canales de ropa deportiva, así como en las tiendas de impresión», cuenta. Si bien la empresa no da datos de cuántas camisetas fabrica al año ni ofrece un cálculo de las que ha podido crear en sus más de 150 años de historia, aseguran que son «uno de los mayores proveedores de camisetas a nivel mundial».
Amparada por este esplendor de la ropa funcional, sencilla y democrática, como prueba el imparable auge de la moda de supermercado, Fruit of the Loom tiene muchas bazas con las que competir: camisetas básicas por menos de 10 euros disponibles en todos los colores Pantone y con una calidad más que aceptable por ese precio. Así cubre las necesidades de aquellos que quieren vestir sin complicaciones al tiempo que, gracias a sus nuevas colecciones con logo, se suman al carro de la moda irónica, ese criterio estético que hoy lo inunda todo, y reivindican su legado e historia, valores que también cotizan al alza. Si las zapatillas de Lidl se convirtieron en objeto viral de culto y reventa, ¿por qué no iba a resultar igual de cool plantarse una sudadera de la marca que todos tenemos y de la que nadie habla?
Tanto es así que, después de colaborar anteriormente con diseñadores como Cedric Charlier, su nueva apuesta por visibilizar un logo que tradicionalmente quedaba oculto a la altura de la nuca parece el principio de un nuevo camino por explorar. Uno en la que esta marca «pionera, divertida, auténtica y democrática», como la define Aranda, no solo sea soporte de publicidad y merchandising ajeno, sino que ella misma se convierta en protagonista de su destino. No es lo mismo hacer ropa que moda, y parece que con más de un siglo de experiencia en lo primero, Fruit of the Loom está preparada para ir a por lo segundo.
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