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Por qué First Dates es la gran sorpresa televisiva del verano

Las citas a ciegas presentadas por Carlos Sobera baten en cada emisión un nuevo récord de audiencia. Buscamos los secretos de su atractivo y viralidad.

first dates cuatro
Mediaset

Juan Carlos y Rocío cenan en un restaurante. Ella tiene 18 años y es estudiante. Él, de 21, se define como escritor, director, comercial, de derechas (aunque prefiere definirse como conservador liberal) y devoto de la Virgen del Rocío. ¿Será una señal divina que su cita se llame Rocío? Aunque la química parece que brilla por su ausencia, han comenzado a practicar twerking para desconcierto del resto de los comensales. Una camarera y el maestro de ceremonias del tinglado, el conocido Carlos Sobera, se les unen para redondear un momento seguido por más de un millón de personas. Esta escena es solo una de las situaciones esperpénticas que sintetizan el espíritu de First Dates, la nueva joya de la corona de Cuatro, que ha enganchado a millones de espectadores convirtiéndose en la gran revelación televisiva del verano. Hasta mil llamadas semanales han llegado a recibir en solo una semana por parte de espectadores deseosos de vivir la experiencia, según datos aportados por la cadena.

Identificación, sorpresa, incredulidad, dosis de romanticismo y también de rechazo, mucho rechazo. Porque solo hay algo que le gusta más al espectador que una inolvidable historia de amor: un rotundo plantón. Ahora, cuando el formato cumple el centenar de emisiones, nos preguntamos cuáles son las claves que han llevado a First Dates a ser el tema de conversación de moda en nuestro país. Rocío y Juan Carlos, por cierto, no se dieron una segunda oportunidad. Quizá fue la falta de química, de deseo sexual o de dominio del twerking, pero como la propia joven declaró: “Cuando lo vi dije: ‘Ruina’. Porque no me hizo yo qué sé… No se me encogió el alma, ni se me encogieron los pechos del amor que sentí”. A buen entendedor…

Voyeurs en los tiempos del Tinder

El programa presenta una estructura idéntica en cada emisión. Cinco parejas cenan cada noche, presentadas en distintos momentos para eludir la saturación. Dos de ellas suelen tener bastante cosas común y parecen proclives a enamorarse, mientras que las otras tres son dispuestas con el único objetivo de tirarse los trastos y divertir al personal. ¿Por qué un formato de dating, que no es novedoso en nuestra tele (Uno para todas en los noventa), triunfa ahora? La aparición de apps de citas como Tinder, Grindr y Lovoo han democratizado un hecho que pasó de ser percibido como una rareza a toda una modalidad distintiva de las nuevas generaciones. Son pocos los jóvenes en nuestro país que no hayan interactuado con alguna de estas plataformas y por eso son los más fieles seguidores de First Dates. Además, las citas hacen gala de una diversidad de edad, tendencia sexual y étnica que, además de dinamizar los cerca de 60 minutos de emisión, favorecen la identificación de los espectadores de cualquier edad.

Viralidad

Una cualidad denostada durante años y que parece que empieza a calar. Después de haber puesto todas las trabas posibles para que las redes sociales no pudieran compartir los vídeos de sus programas, las televisiones han entendido que internet no solo no es un enemigo, sino que quizá sea su único aliado en su trasvase al futuro. Son varios los momentos que se han hecho virales, ya que el programa no falta a su cita diaria como Trending Topic en Twitter, con cientos de usuarios comentando los mejores quiebros y regates de las parejas en directo. La cuenta oficial también es prólifica en gifs y montajes con emoticonos, para fidelizar al público que prefiere disfrutarlo en la pantalla de su portátil que en la de su televisión. Desde su primera semana de estreno, First Dates se convirtió en lo más visto de la web de Cuatro, que recopila no solo los programas a la carta sino las mejores perlas de cada emisión.

Su buen hacer difundiendo contenido se vio reflejado en lo ocurrido el pasado 3 de agosto. Pablo Echenique, secretario de organización de Podemos, se hizo eco de una de sus citas más memorables, en la que una joven dio por terminada la velada al enterarse de que su acompañante era simpatizante de las Mareas. Echenique se unió al hashtag #UnanoviaparaFacundo, a pesar de que el propio aludido restó importancia al asunto y lo achacó al “interés del programa en subir de audiencia”. “Sabían que yo había votado a la Marea, por el cuestionario que cubrimos, y primero me dijeron a mí que hablase del tema. Yo me negué y entonces forzaron a Diana para que lo sacase”, explicó en La voz de Galicia, reforzando a los críticos que denuncian supuestas manipulaciones en el desarrollo de algunas citas.

El verano

El show conducido por Carlos Sobera es un soplo de aire fresco que con su carácter divertido, ligero y económico de producir encaja perfectamente en el periodo estival. Y aunque está por comprobar que las altas temperaturas nos hagan más propensos a ver formatos desenfadados, sí es un factor a tener en cuenta la menor competencia, decisiva para consolidar una posición fuerte en la parrilla de cara a septiembre. Tras cancelar Gym Tony, la inquilina de la franja los últimos meses, la cadena de Mediaset estrenó el formato político Toma Partido, que apenas superó el 3% de share. Solo dos semanas después era fulminado de la parrilla y First Dates recogía el testigo con buenos datos. El programa ha ido creciendo hasta triplicar a su antecesor con un 12% de cuota de pantalla y liderando entre los espectadores menores de 55 años. Es verdad que durante sus primeras emisiones se batió el cobre con El hormiguero y El intermedio, pero no ha sido hasta que Motos y Wyoming se han tomado unas vacaciones, cuando el programa ha dado un verdadero salto adelante. Este formato internacional ya ha triunfado en Australia, Irlanda e Inglaterra, donde ha cumplido siete temporadas en antena. ¿Las conseguirá también en nuestro país?

Casting tróspido

Los responsables de First Dates, Warner Bros Television, son las mentes detrás de dos programas de éxito del canal: ¿Quién quiere casarse con mi hijo? y Un príncipe para Corina. Otros dos formatos de dating, centrados más en el humor y en reunir un reparto extravagante que en recrear de forma fehaciente un verdadero enamoramiento. El uso de diferentes recursos musicales y la importancia del montaje para provocar la carcajada son otras claves en esta suerte de esperpento definido como «tróspido» allá por 2012. Todo, eso sí, pasado y bien batido por el filtro salvamizador marca de Telecinco (reciclando a varios personajes de su particular universo televisivo). El restaurante regentado por Sobera cuenta con todo eso, marcando la diferencia al presentar una alineación de comensales que nos recuerdan a personajes salidos de una loca comedia representada en algún corral español durante el Siglo de Oro, junto a otros más corrientes que podrían formar parte de nuestro vecindario. Cómo cambiar de canal cuando entre los candidatos a buscar el amor hay una charcutera con un cerdo como mascota, una joven manchega que se define a sí misma como “más salada que el chichi de la Sirenita” o un tímido peluquero que resultó ser un ardiente stripper y cuyo baile fue interrumpido por una inoportuna llamada de su madre (consejo para primeras citas: silencia el móvil).

¿Dónde está el techo?

Una vez más, tenemos que aplicar la máxima de la industria de la televisión: “Lo difícil no es llegar, sino mantenerse”. First Dates ha llegado al éxito, pero debido a la simpleza de su estructura y a su emisión diaria, pueden acusar antes el agotamiento del espectador. Sus responsables, conscientes, ya han empezado a incorporar variantes al formato, como la aparición de personajes públicos y segundas, e incluso terceras oportunidades, a sus comensales más carismáticos. Veremos también si Mediaset aguanta la tentación de trasvasar el formato de éxito a una Telecinco necesitada de programas con audiencia en esa franja. En septiembre, cuando vuelvan las vacas sagradas de Motos, Wyoming y lo nuevo de Javier Cárdenas para TVE, First Dates nos demostrará si su aventura con el público español pasa del flechazo a la relación consolidada. Mientras tanto, sigamos con la cena. Que aproveche.

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