Cardi B. o el asalto de las ‘strippers’ al trono de la música
El fenómeno musical del verano en EE UU y la artista Amber Rose representan a una generación de mujeres que no pide perdón por su pasado y se aferra a un discurso marcado por su sexualidad, el poder y el dinero.
«Cómo el Bodak Yellow de Cardi B. se hizo con el verano» (New York Times). «Cardi B. es la indiscutible artista del verano» (New York Magazine). «Cómo Bodak Yellow, el himno de Nueva York de Cardi B., se ha hecho con el resto de Estados Unidos» (The Fader). La canción sorpresa de las listas de éxitos sale del Bronx, la canta una ex stripper de 24 años y es un alegato de poder sobre el dinero, la sexualidad y la fama. El fenómeno Cardi B. no tiene freno: su canción lleva tercera en el podio de Billboard varias semanas (por detrás de Despacito y el Wild Thougts de DJ Khaled), es cuarta en las listas de Soundcloud y en iTunes, hasta el desembarco de lo último de Taylor Swift, llegó a ser el tema más decargado (ahora ocupa el puesto número 11). Si todavía desconoce qué son los cacareados money moves de la artista que robó el protagonismo en los MTV VMA’s de hace unos días, aparece en la banda sonora de Insecure (HBO) y tuvo gritando a pleno pulmón a toda la audiencia del MoMA PS1, más vale que se ponga al día, Cardi B. llega con ganas de quedarse.
¿Es Bodak Yellow un tema contra el racismo de la era Trump o un efectista hit feminista de los que tanto se estilan ahora? No, ni lo pretende. El tema bebe de esa exaltación del capitalismo marquista del género y revierte toda esa semántica masculina de sementales convertidos en cajeros dispensadores de billetes a otra de heroínas forradas salidas de lo más bajo de la calle. En Bodak Yellow, esta ex stripper canta su derecho a «ser una jefa» que ya no necesita bailar en los titty clubs porque ahora hace «que la pasta se mueva». Un himno para presumir de Louboutins y de pagarle las facturas a su madre, mientras advierte al resto de «zorras» (hoe y bitches se repiten sin cesar como un mantra durante toda la canción) de que el novio de cada una, posiblemente, se muere de ganas de comer su pussy.
¿De dónde sale la única mujer capaz de igualar el hito de Nicki Minaj en 2014 de ser la primera cantante con un solo de hip hip en el top 10 de Billboard? Como muchos de los iconos pop de nuestra era, de un reality de televisión. Nacida Belcalis Almanzar e hija de un padre dominicano y una madre de Trinidad, Cardi B. llegó a Love & Hip-Hop como ex bailarina de clubs de striptease y con un nutrido grupo de seguidores en Instagram.
La del Bronx se ganó a la audiencia con su afinado sentido del humor y frases convertidas en meme. Suyo es el viral de Instagram que decía aquello de «una zorra nunca se pone mala» («a hoe never gets cold») y suyas son un alud de perlas para la generación de los 140 caracteres, muy en la línea del discurso personalista de empoderamiento e interseccionalidad feminista a lo Ylenia de Gandía Shore: «Desde que empecé a usar a a los tíos me siento mucho mejor conmigo misma. Me siento muchísimo más poderosa» o «si una tía tiene un beef conmigo–pelea/enfrentamiento en el argot hip hopero–, esa tía tendrá beef para siempre». La noche anterior a las elecciones presidenciales de EEUU, Cardi B. pidió el voto para Hillary Clinton porque «vuestros novios os mienten a todas cada día y os los seguís follando» (boyfriends lie to ya’ll everyday and y’all still fw them).
Fichada ahora por un gran sello (Atlantic Records, una de las portadas de sus mixtapes es un chico practicándole sexo oral mientras ella se bebe una cerveza) y alardeando de su nuevo Bentley en el New York Times, Cardi B. sigue la estela Amber Rose, otra ex stripper que ha hecho de su pasado una bandera. Las dos, rectificando la narrativa de la mayoría de ex strippers que después se hicieron famosas, defienden su historial vital y no buscan redimirse públicamente excusándose por un supuesto pasado sórdido –caso de la guionista y directora Diablo Cody, que dijo que «no era buena haciéndolo», dando a entender que ella estaba moralmente por encima del oficio–. Si Cardi B. defiende que su trabajo le permitió independizarse de un novio y tener su propia casa, Amber Rose aportó luz a su curriculum cuando contó a Cosmopolitan en 2015 que mientras trabajó bailando y desnudándose «todas las chicas eran realmente enrolladas… yo era joven, guapa, me subía al escenario y no me avergonzaba por mi cuerpo. Hice amigas para toda la vida».
La ensayista cultural (y también ex stripper) Alana Massey disecciona este fenómeno en su libro All the lives I want, donde tilda a Rose de ser «la santa patrona de las strippers«. Si Massey explica que el Bad Girls de M.I.A. o el Run The World de Beyoncé son dos los hits favoritos de la currantes del gremio para autoafirmarse sobre el escenario, la irrupción de Rose ha supuesto una revolución de la narrativa que acompaña a las mujeres que se desnudan bailando. La prensa se empeñó en retratarla como ‘la mujer que salvó Kanye West de los bajos fondos’ (Rose se hizo famosa cuando mantuvo una relación con el rapero), pero Rose ya había aparecido en varios videoclips y trabajado como modelo antes de que empezase a verse con el artista. Ella aclararía ante la prensa su bisexualidad y haberse visto con otras mujeres antes de West, «rompiendo», en palabras de Massey «esa fantasía unidimensional» sobre las strippers. «Su bisexualidad acabó con el mito de que todas son unas unas almas en pena o obsesas por los penes que ven al dinero como un simple bonus».
Si Kanye West declaró que tuvo que darse «30 duchas» después de salir con Rose para poder ‘purificarse’ antes de empezar con Kim Kardashian, ella respondió a esta actitud de menospreciar a las mujeres por su sexualidad con una slutwalk (o marcha de las putas) en Los Ángeles, donde además denunció la cultura de la violación que culpabiliza a las mujeres de recibir agresiones sexuales por su vestimenta. Cardi B, por su parte, ofrece su particular granito de arena al debate: «No creo que enseñar mi cuerpo sea un problema o la preocupación de nadie. ¿Crees que pagué por mi culo y mis tetas para esconderlos?».
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