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Creadas por hombres para servir: por qué Siri y Alexa son mujeres

Diversos estudios demuestran que atribuir rasgos femeninos a los robots aumenta su capacidad de ser percibidos como humanos

Asistentes virtuales
Los asistentes virtuales generalmente tienen voz mujer.Westend61 (Getty Images/Westend61)
Lucía Franco

La tecnología carece de emociones, pero busca la manera de reproducirlas. Para ello, asistentes virtuales como Siri (Apple), Alexa (Amazon) y Cortana (Microsoft) han sido bautizadas con nombre y voz de mujer. Aunque, desde hace un año, tras muchas polémicas, estos asistentes virtuales ya están disponibles en voz neutra y masculina, los estudios demuestran que atribuir rasgos del género femenino a los robots aumenta la percepción de humanidad de los aparatos porque estos son contemplados por los humanos como más cálidos y serviciales. Muchas compañías se han basado en estos estudios para argumentar que el género femenino atribuido a sus robots aumenta su uso y, con ello, las ventas.

“Soy Siri, pero no me gusta hablar de mí. ¿En qué te puedo servir?”, asegura el asistente virtual al ser preguntado por su nombre. Sylvie Boreau es profesora de Marketing ético en la escuela de negocios de Toulouse y lleva años investigando por qué los robots femeninos son vistos como más humanos. Bureau ha encontrado en su investigación titulada: El bot más humano: el género femenino aumenta la percepción de humanidad de los bots y la aceptación de la IA que las cualidades humanas positivas como la capacidad de percibir emociones y ser más amable y servicial se asocia más a las mujeres que a los hombres.

“Los usuarios se sienten más cómodos interactuando con voces femeninas debido a las connotaciones tradicionales asociadas con los roles de cuidado y asistencia en nuestra sociedad. Es por eso que la IA usa esas características femeninas para volver sus productos más humanos”, asegura Bureau por teléfono. Sin embargo, la experta advierte de que esto puede crear un dilema ético: “Al darle a un asistente virtual características femeninas se puede caer en objetivizar a la mujer”.

Según la investigadora, muchos de los usuarios a lo largo del tiempo empezaron a utilizar términos despectivos para llamar a su asistente virtual como bitch (perra, en inglés). En el caso de Siri, los programadores decidieron que el aparato respondiera: “Me sonrojaría si pudiera”. Esto dio lugar a una investigación que hizo la División para la Igualdad de Género de la Unesco en 2019 sobre tecnología y género que se tituló exactamente igual: I’d Blush If I Could. Aquello forzó a la compañía a cambiar la respuesta de Siri en su siguiente actualización. Ahora responde: “No estoy segura de qué es lo que esperas con esas palabras”.

Sin embargo, el estereotipo continúa con los nombres con los que se sigue bautizando estos asistentes virtuales y el tipo de voz que se escoge para ellos. Al preguntar a Siri si es mujer, asegura que no tiene sexo, como los cactus. Para Cristina Aranda, confundadora de la asociación Mujeres Tech, que busca impulsar a la mujer en el campo de la tecnología, es muy claro que el problema está en las personas que fabrican y toman las decisiones sobre este tipo de tecnología: “La gran mayoría de personas que han dado forma a estos productos son hombres con grandes sesgos de género y culturales”, asegura. Y aunque considera que es muy complicado cambiar estos estereotipos a futuro, abre una puerta al cambio: “La única forma de hackear el sistema es que haya más mujeres en el sector. Al final, las decisiones que los programadores toman a la hora de crear estos aparatos lo hacen basados en su sistema de creencias, y si siempre han visto a la mujer como asistente, así lo van a reflejar en sus IA”.

En esto coincide Martín Piqueras, profesor de OBS Business School y experto de estrategia digital en la compañía Gartner. Este se remonta a las primeras telefonistas que existieron para explicar por qué los asistentes virtuales tienen voz y nombre de mujer: “En las compañías telefónicas pudieron comprobar muy rápidamente que cuando una mujer era la que conectaba la llamada, los clientes se sentían más satisfechos. A las mujeres les generaba confianza y los hombres se sentían asistidos. Rápidamente, el resto de las compañías buscaron imitar esa voz femenina en sus servicios al cliente”.

Piqueras afirma que desde esas primeras chicas del cable siempre se ha estudiado más la voz de la mujer: “Da confianza y satisface. Y así lo han comprobado las multinacionales, que saben que sus productos tienen más probabilidades de triunfar usando rasgos femeninos”.

El científico Karl Fredric MacDorman, experto en la interacción entre personas y ordenadores, publicó en 2010 un informe en el que concluía que tanto los hombres como las mujeres preferían voces femeninas en sus asistentes virtuales. Desde entonces, como explica Piqueras, las empresas tecnológicas se han basado en estos estudios para asegurar que lo femenino en sus robots aumenta la venta de sus aparatos.

Nancy Salazar, experta en Tecnologías de la información, ha estudiado este fenómeno durante años: “El género femenino siempre ha estado ligado con la servidumbre. Así lo ha comprobado el investigador Clifford Nass, profesor de la Universidad Stanford, en su estudio: ¿Tienen los ordenadores un género neutro?, en donde concluye que las personas tienden a percibir las voces femeninas como auxiliares y las masculinas como figuras dictatoriales”.

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Sobre la firma

Lucía Franco
Es periodista de la edición de El PAÍS en Colombia. Anteriormente colaboró en EL PAÍS Madrid y El Confidencial en España. Es licenciada en Comunicación Social por la Universidad Javeriana de Bogotá y máster de periodismo UAM-EL PAÍS. Ha recibido el Premio APM al Periodista Joven del Año 2021.

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