Vestidos y travestidos
Son los clientes de las firmas más descaradas de la pasarela, su feminidad sin medida sirve de inspiración para los diseñadores.
Soy un inconformista de género. Esa es mi mejor definición». Marti Gould Cumming, criado en una granja de Maryland, emigró a Nueva York para perseguir su sueño: cantar en los musicales. Su historia es muy parecida a la del resto de travestis que han conquistado su estatus en la noche neoyorquina y en las primeras filas de los desfiles de moda femenina. «La ropa es un objeto creado por el hombre y no debería estar limitada a un sexo», defiende Cumming. «Si me gusta, me lo pongo», asegura.
Vestidos con brillos, escotes corazón, pelucas rubias, labios rojos, pestañas largas y, sobre todo, un buen tacón. Los travestis son la tabla de salvación para los diseñadores más atrevidos. Jordan Fox, una de las reinas de la noche de la Gran Manzana, es amante incondicional de los trajes que Thierry Mugler presentó en los años 80 y 90, y un habitual de la primera fila en los desfiles de The Blonds, la firma que fabrica los vestuarios de Christina Aguilera o Britney Spears para sus espectáculos. Sus colecciones están llenas de brillos, pompones y siluetas ajustadas que acentúan las formas.
Kenny Kenny comenzó su carrera como portero de Palladium hace 25 años. Cuenta el relaciones públicas Steve Lewis en Black Book que era una inspiración de moda para las marcas que buscaban referencias en los clubes nocturnos. Otros decidieron dedicarse directamente al mundo de la moda.
Richie Rich, cofundador de la extinta firma Heatherette, que elaboraba vestidos de fiesta con fruncidos corpiños, firmó en 2010 un acuerdo con The King Collective para lanzar una nueva línea, Pop Luxe, que presentó en la semana de la moda de Nueva York. Bobby Trendy, más enfocado al diseño de interiores, se hizo famoso gracias a su cartera de clientes: Janet Jackson, Catherine Zeta-Jones y Anna Nicole Smith, entre otras celebridades.
También diseña su vestuario, aunque con patrones más sencillos, Pandora Boxx. Bloguera de The Huffington Post, donde habla de sus crisis de identidad, vende en su web oficial sus diseños de camisetas y joyas. Diseñadores o inspiradores, las pasarelas se contagian de la creatividad del tercer sexo.
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