Tony Ward: «Soy el Kate Moss de la moda masculina»
51 años y sigue siendo mucho más que el ‘toy boy’ de Madonna en los noventa. De icono gay a padrazo entregado, el modelo exige más transgresión en la industria.
Tony Ward cree que la moda «está aprendiendo a envejecer». Él es la prueba viviente de que es posible mantenerse en la brecha de la industria con 51 años a sus espaldas. El hombre que se convirtió en icono gay por obra y gracia del Hustler White de Bruce LaBruce; el toy boy de Madonna en la era de Sex; el niño mimado de Herb Ritts que marcó paquete para Calvin Klein nos recibe en Barcelona tras ser la estrella del desfile masculino de Desigual en la Pasarela 080. Dice que ya no se deja ver mucho en esa tesitura porque todavía recuerda cómo los diseñadores gritaban: «¿Qué hará este enano (mide 1,78 cm) desfilando rodeado de gigantes?». Ahora su estatura no le atormenta, le parece «divertido» desfilar. Rompiendo con los tópicos de modelo trasnochador, Ward presume de serenidad, responsabilidad y de ser un padrazo. «Soy conductor de autobús a tiempo completo», bromea por el hecho de emplear dos horas diarias en llevar a sus hijos (tiene cuatro) al colegio.
¿Cuál es el secreto para, siendo un hombre en esta industria, trabajar durante 30 años y tener éxito?
No lo sé. Tengo 51 años, empecé en 1991 y siento que todo ha sucedido porque nunca me lo tomé como un trabajo.
Cazadora de eco-piel de U Adolfo Domínguez (199 €), camisa con estampado tropical de Sandro (135 €), y camiseta básica blanca de Desigual (39 €).
Sergio Pons
De haber sido mujer, ¿cree que su carrera hubiera sido más corta?
No para mí. Puede sonar a chiste pero yo siempre me he considerado como el Kate Moss de la moda masculina. Ella ha resistido como Linda Evangelista o Christy Turlington. Son esa clase de personas que nunca desaparecen.
¿Considera que hay una doble moral que diferencia a hombres y mujeres respecto al envejecimiento
Sí, por supuesto. Pero no debería ser así. Yo no creo que una mujer pierda su belleza por hacerse mayor. Para nada. Me encanta el pelo gris. Vivimos en una industria que te analiza todo el rato, vives bajo un escrutinio constante y tienes que ser fuerte y procurar no tomarte las cosas o las críticas demasiado en serio.
En salarios, los modelos masculinos salen perdiendo. Quizá es el único gremio en el que se da esta desigualdad…
Y eso no es nada bueno [ríe]. Creo que los modelos, tanto hombres como mujeres, deberíamos unirnos en una especie de sindicato. Pero lo que realmente nos ha fastidiado ha sido la invasión de las celebrities. Eso sí que ha cortado nuestra habilidad de ganar dinero y ha trastocado aún más el negocio.
¿Se refiere a ver a Justin Bieber protagonizando ahora los anuncios de Calvin Klein?
[Ríe a carcajadas]. Sí, es verdad, es divertido con todos esos tatuajes. No hay nada malo en que aparezca Bieber en los anuncios de Calvin Klein, o algún otro famoso. Sólo que todo es como una fábrica, menos especial.
Cazadora de ante con el cuello de piel de Levi’s Vintage Clothing Men (c. p. v.), camisa vaquera de Diesel (230 €), camiseta de American Vintage (40 €), pantalón de Denim & Supply Ralph Lauren (145 €) y cinturón de Hackett (95 €).
Sergi Pons
¿Echa de menos la transgresión de la moda de los noventa?
Se echa de menos, sí. Ahora es un negocio. La seguridad es la clave. Están todos estos chicos jóvenes que tienen mucho más carácter que su simple aspecto, y no les dejan ser salvajes, enseñar lo que pueden aportar. Parece que trabajamos en una fábrica. Con McQueen era todo distinto y mucho más loco. Ahora todo el mundo anda estresado y gritando. Deberían calmarse un poco y recuperar la libertad del pasado.
¿Como cuando usted formó parte del famoso Sex de Madonna y apareció en los vídeos de Justify my Love o Erotica?
Aquello fue una era. Pusimos el sexo en la cara de todo el mundo. Madonna fue una transgresora. Abrió la puerta que nadie quería abrir. A ella no le importaba un carajo lo que la gente opinase de Sex. Siempre decía: «Oh, qué mal que no te guste, es una pena pero, ¿sabes?, no vas a poder dejar de mirarlo».
Nunca le ha preocupado fotografiarse desnudo…
Hoy en día puede que sí me preocupe [ríe].
También ha trabajado con el polémico Terry Richardson. ¿Cómo valora el boicot que afronta y todas las acusaciones por supuestos abusos sexuales?
Creo que es ridículo y estúpido. Conozco a Terry muy bien, es un gran tipo. Cualquier persona que haya trabajado con él, y los agentes son conscientes de ello, sabe que en el set te pedirá que te quites la ropa, que hagas alguna locura, y no puedes volver después y decir «Oh, él me obligó». Tampoco sé muy bien qué le ha pasado a esta gente que está hablando ahora. Entiendo que tiene problemas, pero no creo que sea culpable de cosas horribles. Hay muchas responsabilidades a evaluar.
Chaqueta vaquera con el cuello de borrego de Lee (150 €), camisa (64 €) y pantalón (79 €), ambos de Desigual; camiseta de Denim & Supply Ralph Lauren (c. p. v.) y botas de Sendra (c. p. v.).
Sergi Pons
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