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Renzo Rosso: así se controla un imperio desde el campo

Es dueño de Diesel, Maison Margiela, Marni y Viktor & Rolf, pero, además, Renzo Rosso posee un paraíso: su casa de campo en Bassano del Grappa, su pueblo natal.

Renzo Rosso

«Cierro los contratos más importantes aquí. Pero también es donde desconecto y siento que regreso a mis orígenes», cuenta Renzo Rosso, dueño de la undécima fortuna de Italia, según Forbes. «Nací en una granja y tuve una educación sencilla en la que me enseñaron valores fundamentales. Con esta propiedad [que adquirió en 1994] recupero esa parte familiar de cómo me moldearon mis padres y me ayudaron a convertirme en lo que soy hoy».

Desde el enorme porche donde nos recibe se ve todo su pueblo natal, Bassano del Grappa, Vicenza (Italia). Algo lógico, ya que para llegar a la vivienda hay que ascender en coche hasta la cima de su parcela, que en realidad es una montaña de 100 hectáreas y 300 metros de altura. En esta terraza ha dispuesto una mesa para invitarnos a comer y hacer una pequeña celebración por su 60 cumpleaños (nació el 15 de septiembre de 1955). El menú, que ha preparado el equipo de su finca con la ayuda de sus hijas pequeñas, está compuesto por pescado fresco y productos de la huerta: tomates, berenjenas, calabacines y patatas. «Soy un hombre afortunado. Tengo una vida única», guarda silencio un segundo, «pero para conseguirla he sacrificado mucho tiempo mío y de mis hijos [tiene seis]. Soy virgo, y siempre busco la perfección, es algo que no solo trato de alcanzar en el trabajo, también en las relaciones personales. Así que siempre estoy trabajando en ambos aspectos para obtener buenos resultados». Su triunfo se llama OTB Group (Only the Brave), formado por Diesel, Marni, Viktor & Rolf, Maison Margiela, Brave Kids y Staff International, que produce y distribuye Marc Jacobs, Roberto Cavalli, Vivienne Westwood y Dsquared2, además de sus propias marcas.

La fachada de la vivienda.

Germán Sáiz

UN BUEN ANFITRIÓN

«¿Habéis probado el vino? Todo se hace aquí», comenta Rosso. La bodega es su gran capricho. Todos los caldos llevan su apellido. En la mesa hay dos botellas: un blanco, llamado Bianco di Rosso, y un tinto, Nero di Rosso; pero también produce Rosso di Rosso, Grappa di Rosso y Olio di Rosso (un aceite). Está muy relajado y no duda en narrar secretos sobre este lugar. «En el salón, convencí a John Galliano para que aceptara regresar a las pasarelas como nuevo director creativo de Maison Margiela». La estancia está decorada con muebles rústicos, sillones de cuero y trofeos de caza. «Estaban aquí y decidí dejarlos. Nunca he cazado, bueno, en realidad una vez me invitó Roberto Baggio (estrella del fútbol de los 90), pero no disparé, me sentí incómodo». Aclarado el tema, le pedimos más detalles de cómo contrató a Galliano. «Hace dos años lo invité a que visitara los archivos de Maison Margiela. En ese momento a él lo estaban tanteando muchos grupos. Pero sabía que lo convencería si lograba llevarlo al archivo. Al comienzo de la tarde le abrí la parte donde guardamos todas las colecciones de la firma. Parecía un niño pequeño. Sacaba de las fundas cada una de las prendas, estudiaba los acabados, pero no solo de los grandes modelos, sino de detalles como los ojales o el remate de una falda. A las 10 de la noche conseguí sacarlo de allí», sonríe. «Lo traje a la granja, para que disfrutara de la tranquilidad, y en el salón nos sentamos para firmar el contrato. El propio Martin Margiela vino a conocer a Galliano y agradecerle que llevara su firma al siguiente nivel, el de una casa de costura».

El dormitorio de Rosso, el único que hay en la vivienda.

Germán Sáiz

Llega el segundo plato, pescado al horno. Nos ofrece vino tinto. Está muy orgulloso de él. Su bodega es un atractivo para estrellas como Kanye West o los hermanos Caten, diseñadores de Dsquared2, que la han visitado. ¿Quién más ha estado aquí? «Solo vienen mis amigos, hay muchos nombres conocidos, pero son encuentros privados». ¿Celebrará en este lugar su 60 cumpleaños? «Este año no habrá ninguna fiesta, todo lo que me solía gastar en un gran evento irá íntegro a mi fundación, Only The Brave, que gestiona 170 proyectos para el desarrollo en África Subsahariana». Su fortuna tiene otros destinatarios, como la restauración del puente Rialto de Venecia. «Tuve una conversación con Simon Peres [expresidente de Israel y Nobel de la Paz] sobre cómo debemos comportarnos las multinacionales de hoy, y es así. Tenemos la responsabilidad de cuidar el territorio y a la gente que nos ha permitido desarrollarnos. No son acciones rentables, sino responsables».

Una gran mesa central para 14 comensales preside el salón.

Germán Sáiz

SE PREPARA PARA POSAR. Para su retrato decide cambiarse de ropa. Prefiere una chaqueta de neopreono de Diesel a otra del mismo tejido que llevaba de Marni. «Le va mejor a los sillones de cuero». Deja la ropa en la planta de arriba, compuesta por un pequeño salón de televisión con una chaise longue de cuero que da acceso a su dormitorio, el único de la casa, con escasos adornos. Destacan los trofeos que ha ganado su equipo de fútbol juvenil, Bassano Virtus 55 (el número coincide con el año del nacimiento del empresario). También hay un sencillo vestidor y un baño con un jardín central. Comienza la sesión y presume de reloj. «Es una edición especial que hemos hecho por mi 60 cumpleaños, los beneficios también irán a la fundación». Sabe cómo mirar a la cámara, conoce sus posturas. Entre disparos, comprueba sus próximas citas en el móvil.

En esta vivienda hay Wi-fi libre, para placer de sus 10 trabajadores y de quienes la visitan. Rosso también ha instalado una red gratuita para todo el pueblo. «Es algo en lo que he sido pionero. En estos momentos es la más grande del mundo, incluso mayor que la de Nueva York. Las redes sociales son fundamentales para enriquecerse, ayudan a la gente a relacionarse, a que su mundo crezca. También es una forma de agradecer a la zona lo que me ha dado».

Sus terrenos, divididos entre viñedos y olivos.

Germán Sáiz

Reconoce que nunca pensó abandonar Bassano o instalar su sede en otro lugar. «Aquí me siento seguro. No tengo guardaespaldas ni he sentido la necesidad de tenerlo. Me gusta saber el nombre de quien me vende el pan o saludar a los camareros al pedir un café. También para mis trabajadores, que viajan por todo el mundo, éste es un sitio agradable al que regresar». Tampoco sintió inseguridad cuando Forbes publicó que su fortuna supera los 3.000 millones de euros. «Mi preocupación es pagar los sueldos de mis empleados, solo eso». En Bassano da empleo a 1.000 trabajadores. Hay otra lista en la que lo han incluido, la de la consultora Reputation, que lo sitúa en el número tres de los diseñadores italianos con mayor repercusión en las redes sociales, tras Giuseppe Zanotti y Roberto Cavalli. «Pero ésas son cuentas de empresas, no personales. En mi caso, son las mías, no las de las firmas de mi grupo», puntualiza con una sonrisa.

El vestidor, de una de cuyas puertas cuelga un jersey y un perfecto de cuero de Diesel; y, reflejados en el espejo, cuadros de Zarpellón.

Germán Sáiz

Detrás de su altruista interés por facilitar Internet al pueblo hay una segunda intención que confiesa con humor. «Me resulta difícil traer a trabajadores homosexuales, sobre todo a los diseñadores, porque creen que no encontrarán novio. Pero aquí hay una gran vida nocturna, y, además, leí que el 47% de los gais utiliza aplicaciones móviles para tener encuentros sexuales. Ahora es sencillísimo, no como en mi juventud, cuando había que esperar nueve meses para acostarte con tu novia», concluye mientras nos ofrece café.

Detalle del salón de televisión con sofá modular de cuero y cojines de Diesel Home Collection.

Germán Sáiz

La bodega Diesel Farm

Germán Sáiz

Detrás de la gran chimenea rústica flotante se sitúa un banco de obra con cojines

Germán Sáiz

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